El escritor y su gato compartiendo soledades

El escritor y su gato compartiendo soledades
Los infiernos del escritor

jueves, 10 de agosto de 2017

Maestros del Blues. Hughes Taylor y el comienzo de la historia del Prometeo Fabrice (su destino, por ahora es incierto)



Hughes Taylor es un enérgico y ambicioso artista de blues de Macon, Georgia. Es conocido por su impresionante y realizado juego de guitarra y estilo eléctrico único que infunde las raíces de blues tradicional con blues optimista, de ritmo rápido y rock clásico. Hughes es autodidacta, inspirándose en artistas de blues y rock como Eric Clapton, Stevie Ray Vaughan y Jimi Hendrix.     




El Prometeo Fabrice




Sin prevenciones Fabrice encadenó su decoro al escritorio en donde reposaba desde hacía meses el vetusto ordenador personal, incluyó los épicos cronopios que durante los últimos cinco años apuntara al margen del texto cardinal y comenzó a bocetar su íntimo culto a Prometeo, acaso una peculiar metamorfosis, procurar reconocerse como invención y novedad. Dejó de lado las vulgaridades ligadas al sentido común como ser ordenar prendas en las maletas, viajar sin carta cierta, modificar su estética, cambiar de sexo, hasta desaprender el idioma para reemplazarlo por uno extranjero, no formaban parte de la fórmula. La transmutación debía incluir incisos nunca antes sometidos al escarnio que proponen tanto la controversia como la incompetencia. Por caso la memoria y la cultura, y ésta desde lo antropológico, es decir hábitos y costumbres, desde luego las bellas artes y la ciencia. La necesidad de deconstruirse para destruirse con eficacia sin llegar al absurdo límite de un no retorno, para más tarde y como final de juego volver a construirse metódicamente sin dejar inciso de lado.
Durante las primeras semanas Fabrice inició el proceso escrutando su moral y su ética. El asunto no pasaba por exhibirse banalmente despiadado, era necesario internalizar la perversión hasta ubicarse dentro de los mundos de la psicopatía más extrema, ausente de toda conciencia y vergüenza. Cada acción era minuciosamente pensada, desde el sabotaje a las instalaciones de las viviendas linderas, pasando por la desaparición de las mascotas de sus vecinos hasta la propia muerte de algún parroquiano de la cuadra. Y siempre, como eficaz coartada, exponiendo su agradable imagen como auxilio y testimonio del acertijo a descifrar. Una vez concluida la primera etapa el devenir fue más sencillo debido a que la moral, usualmente, acostumbra a podar nuestros más bajos instintos. Sin su onerosa carga la espontaneidad afloraría naturalmente...