El escritor y su gato compartiendo soledades

El escritor y su gato compartiendo soledades
Los infiernos del escritor

lunes, 1 de febrero de 2016

Bonamassa y un texto disparado desde algún lugar inexistente...







Es tan legítimo que un hombre edifique su felicidad como su abandono siempre y cuando no perturbe la felicidad y el abandono de sus semejantes, queridos y no queridos. Ambos estados son respetables y de ellos han partido los más bellos poemas de los que dispone y disfruta la humanidad. Ni uno ni otro pueden enrostrarse sus fidelidades y asertos, menos intentar transferir sus recetas. La vida no es otra cosa que muerte que viene afirmó Borges, enigma atemporal e indeterminado que está más allá de nosotros y de cualquier tipo de racionalidad. Aunque cabe darse la satisfacción y embaucarse, pero convengamos que la trama dura apenas hasta el arribo de la primera señal que nos ponga en el horizonte las sombras de la finitud. Se me dirá, Borges también afirmó que muerte es vida vivida, pues peor aún digo, ya que en ésta definición se nos presenta más crudamente nuestra terminalidad. No me atrevo a discernir cual de las dos definiciones encierra pesimismo u optimismo, sospecho que conociendo al autor, ninguna. Lo cierto es que tanto la felicidad como el abandono se hacen tantas y marcadas concesiones durante la vida que logran mimetizarse y confundirnos para el bien de nuestras esqueléticas conciencias…