El escritor y su gato compartiendo soledades

El escritor y su gato compartiendo soledades
Los infiernos del escritor

jueves, 7 de enero de 2016

El Perdido o Guisasola, lo mismo da









El Perdido o Guisasola, lo mismo da


Calle de tosca imprecisa
con antojo de avenida
una silueta de esquina
pinta vencida a una chata.
Rocosa, inasible quietud
y un durmiente empobrecido
que sombrea a la vetusta
estación de los recuerdos
suplicando por momentos
hoy viejos, locos y muertos.

Firmes tonada sureras
merodean por sus calles
que a fuerza de polvareda
han dejado de ser valles.
A pesar de un regador
que generoso bendice
la codicia del verano
implacable se presenta
barrer y pasar la bruja
tarea que se incrementa.

En una mesa de truco
con tanteador de porotos
los vientos y la sequía
juegan a muerte el futuro.
Enfrente está la llovizna
junto a su amiga la briza
defendiendo con nobleza
entre una grapa y un tinto
el trabajo del paisano
que ayuna un tiempo distinto.

Con la fuerza del camino
y el silencio del andén
lo que nació como vía
y parada obligatoria
hoy es solo la osadía
de mil almas que conviven
a la vera de una ruta
que vive pidiendo paso
y que de a ratos convoca
a disfrutar del ocaso.

Guisasola o El Perdido
según relacione usted
los mapas se contradicen
y marean la visión.
Los carteles de la ruta
acompañan el enigma
y nadie explica el porqué
a un acuerdo no se llega
será por el albedrío
que a cada uno le pega.

Enamorarse del pueblo
es solo cuestión de tiempo
como de aquellas personas
que es necesario pensar.
No le llueven candidatos
que buscan lo llamativo
ni cuenta con retratistas
ni tapas en las revistas
tiene algo que enaltece
sus aromas y sus vistas.


Con mucha prudencia estimo
importante resaltar
las bondades que mi pueblo
tiene para ofertar.
Tal vez el noble habitante
por normal y por costumbre
no valora sus riquezas
que goza por respirar
pararse y tener conciencia
entrever y disfrutar.



.. y unas líneas para un viejo amor






Esquina que paciente espera la silueta del lector,
ochava que prevenida nos indica un recorrido,
curioso y desmedido, misterioso y poseído.
Imaginarios senderos borroneados por poetas
descansan sobre anaqueles sabiendo que entre sus hojas
se ocultan sutiles rimas bocetadas por los duendes.
Biblioteca de mi pueblo, de sudores y de brumas,
 intuyes vagos recuerdos que mantienen con nobleza
la magnífica noticia de aquel texto y su riqueza…