Doce historias encadenadas pueden
transformarse imperceptiblemente en una novela con vínculos de integración
aparente admitiendo una sensación de continuidad tácita, casi artificial. El
Ángel hace referencia a un proceso migratorio en donde cada personaje va
construyendo sus propios y exclusivos agobios, mimetizando fantasmales
ausencias con ilusorias bienvenidas. Amores truncos y aledaños acompañan una
suerte de solidaridad extrema, no siempre bien entendida. Hechos reales recrean
mecanismos literarios ficticios y viceversa, los límites quedan difusos y lo
relativo juega un papel trascendental. La epopeya de una madre con sus hijos y
el fanatismo de un absurdo idealista contraponen de manera indeseable un
recorrido plagado de despedidas. El pasado protagoniza, imponiéndose al
presente, determinado incertidumbres y culpas compartidas. Víctimas y
victimarios coquetean con el destino prometiéndose permanentes soledades,
quedando presos de sus errores, aguardando aires favorables que nunca podrán
disfrutar por un sapiente determinismo preestablecido. Esa extraña sensación de
transcurrir a favor de seguridades inexistentes nacidas bajo el imperio del
dolor y la resignación. El Ángel promete un recorrido probable y apacible. Es
una historia común y como tal disfruta de egoísmos legítimos e ilegítimos,
contraindicaciones y leves desacuerdos...
Primera parte
Segunda
Parte
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