El escritor y su gato compartiendo soledades

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Los infiernos del escritor

viernes, 4 de julio de 2014

PENSANDO EL INTERIOR PRUFUNDO: Empezando a proyectar una nueva estrategia Nacional por Antonio Diez..fuente: Página Popular




El Plan Agroalimentario Argentina 2020 se viene poniendo en marcha, o al menos explicitando sus lineamientos generales, y particulares.

El INTA y otros organismos Gubernamentales de Investigación y Planificación han venido trabajando durante más de dos años en reuniones y consultas con los sectores productivos para en conjunto establecer metas, objetivos y los medios pertinentes para alcanzarlos. No son metas y objetivos sacados de una galera sino que se han establecido en interactuación con los sectores interesados y que serán (o deberán ser) los encargados de llevar a la práctica una política de estado. La llamada Mesa de de Enlace (o sus entidades componentes) prefirieron no participar abiertamente algunas, (FAA, ConINAgro) que mandaron asesores a ver que pasaba, y otras que directamente no aparecieron (CRA, SRA) prefiriendo la descalificación lisa y llana de todo intento de crecimiento planificado dentro de una política nacional para el sector (tal vez esperando el vuelco electoral que barriera con el modelo nacional y popular que se iba a producir en octubre). Recomiendo ver acá en Publicaciones del INTA “Evolución del Sistema Productivo Argentino”; Agregado de Valor. Y acá en INTA informa del 8/12/11 un resumen de la Jornada realizada en Marcos Juárez. No son documentos livianos ni muy sintéticos, por lo que recomiendo tomarlos con calma y paciencia. Pero son imprescindibles para la acción política en los ambientes rurales y semirurales en cuanto a planificar agregado de valor en origen. Que lleva implícita una política demográfica Nacional tendiente a revertir una corriente migratoria hacia los grandes centros urbanos primero, y a lo largo del tiempo invertir esa corriente y “repoblar” si vale el término muchas comunidades rurales y pequeños y medianos centros urbanos del interior.
Apunta también a revalorizar la presencia del pequeño y mediano productor en su tierra, “zafando” por así decirlo de la trampa rentística que la agricultura con mirada financiera le ha tendido, sobre la cual en algún momento haremos las explicaciones correspondientes. Revalorizando su presencia en producciones agroalimentarias complementarias a la gran agricultura, y generando puestos de trabajo en pequeñas comunidades. Esto se lleva a las patadas con las visiones economicistas sobre la producción a gran escala y a la concentración en manos de pocos los procesos agroindustriales. Pero esas visiones se han venido poniendo en práctica por muchos años y los resultados están a la vista. Desocupación y desaliento en el Interior y conurbanización creciente. Las visiones economicistas no ofrecen ninguna alternativa a este dilema. Por supuesto y a nadie en su sano juicio se le ocurriría rebatir que una gran empresa que procesa enormes cantidades de Soja, Maíz o Trigo al tener mayor eficiencia por su escala, va a tener mejores resultados económicos. Lo que sí cabe es la sencilla pregunta de a quien van a beneficiar esos mejores resultados económicos. Y no me vengás con el cuento del derrame…La otra pregunta es si al País le beneficia una empresa muy grande y muy eficiente o veinte o cincuenta pequeñas empresas desparramadas por el interior, tal vez no tan “eficientes” en términos macro pero que generen muchísimos más puestos de trabajo. Creo que esto debe ser estudiado a fondo por los cumpas del interior, fundamentalmente porque son sus comunidades las que pueden volver a crecer, a tener razón de existir a partir de este Plan Estratégico Agroalimentario Argentina 2020. Desde el 2003, se ha hecho un esfuerzo muy grande en revalorizar la Política por sobre la Economía, colocando a ésta como ciencia al servicio de todos y no de los propios economistas. Consecuentemente en este PEA 2020, el caballo vuelve a tirar del carro, y es la Política la que llama a la Economía a ponerse al servicio del bienestar general. Y a nosotros militantes de la Política Nacional y Popular a estudiar el asunto y miltarlo en cada rincón. Explicando, convenciendo, debatiendo en todo momento y lugar. Hace un tiempo, en 2011, se lanzó el Plan Estratégico Agroalimentario Argentina 2020. (Para nosotros el PEA). Y medio cayó como bochazo en la arena… Posiblemente a eso confluyan varias causas. La primera causa es que los Argentinos hemos perdido por falta de uso, la capacidad de pensar a largo plazo (el PEA sería a mediano plazo, ya que establece objetivos a solo 9 años de distancia, pero igual para nosotros es larguísimo plazo). Un hecho olvidado: el Estado reivindica su papel de orientador de procesos productivos y económicos, abandonando la teoría de que el Mercado debe ser el rector y el que marque el camino a seguir. Creo que desde el 2º Plan Quinquenal o desde el Desarrollismo de la UCRI en el ’58 no se hacía una cosa así como Plan Orgánico y Orientador. Otra de las causas de la desorientación es el hecho de que las Entidades más promocionadas como “representativas” se encuentran desorientadas ellas mismas, sin capacidad de reponerse del papel que el establishment les impuso como punta de lanza de los sectores destituyentes el 2008. Fueron invitadas a participar de la elaboración del PEA, pero lo calificaron de “estrategia electoral del oficialismo” o algo así, pero en silencio algunas mandaron sus técnicos a ver que pasaba. Tironeadas por su inoportuno embanderamiento, les cuesta decir que no está tan mal eso de pensar a mediano plazo por cuenta propia, y no por lo que “el Mercado” disponga. (El llamado “Mercado” planifica ¡y cómo! a corto, mediano y largo plazo), pero ellos han aceptado eso como una cosa natural, resignando así Soberanía Nacional. Claro, que esa recuperación de la Soberanía no podría siquiera soñarse sin algún hecho previo, como fue la renegociación de la Deuda Externa y la desvinculación de los dictados del FMI. Este PEA también significa invertir el sentido de la política demográfica, alentando y promoviendo la industrialización de las materias primas alimentarias en origen, o sea en los pequeños centros urbanos del Interior, frenando así la “conurbanización” de los Grandes Centros (AMBA, Rosario, Córdoba) y estabilizando la población en sus lugares de origen por el único motivo aceptable; la creación de trabajo estable. La actividad productiva agrícola, ganadera, hortícola, frutícola y demás, deben ser “reseteadas”. Mucho se ha perdido, y tal vez no se pueda recuperar, pero lo que queda de pequeños y medianos productores debe ser protegido y preservado cuidadosamente de las asechanzas del Mercado que, como dijimos, planifica a largo plazo pero sin contemplar los intereses de TODOS. Solo contempla los suyos. La pelota está en la cancha, y el partido hay que jugarlo.
Cuando se empieza a profundizar en el análisis del PEA2020, uno se va dando cuenta de los por qué de algunas cosas que han venido pasando desde hace un tiempo. Sinceramente desde el 2º Plan quinquenal del ’52 no encuentro antecedentes de planificación Nacional a largo plazo, tan abarcativos. Hay una cosa que debe entenderse desde el principio para poder hacer un abordaje correcto. El PEA 2020 viene a terminar con el diseño de país exportador de materias primas agropecuarias armado a necesidad del Imperio Británico por la Generación del ’80, para transformarlo en exportador de productos alimenticios elaborados, y por otra parte prevenir que los cambios que se vienen insinuando en la economía mundial signifique para nosotros un simple cambio de collar, y sigamos siendo perro. Esto debemos internalizarlo debidamente en la militancia de base, porque involucra un concepto transformador que abarca desde las grandes ciudades hasta los más pequeños centros urbanos. Todos tienen cabida. Todos tienen lugar. La gente del INTA comenzó a hablar del asunto allá por el lejano 2007, y no seria descabellado pensar que uno de los motivos no explicitados de la tentativa de golpe de estado de 2008 haya sido la reacción de los sectores tradicionalmente beneficiados por aquel diseño de país al que aludimos. Ya no estaba el Imperio Británico, pero las clases dominantes si bien han cambiado de collar, siguen siendo perro… Y ya se acostumbraron a que los huesos que les dejan son suficientemente sustanciosos. Como dije en un artículo anterior, este PEA2020 no salió de una galera, ni es fruto de un cenáculo de iluminados. Pacientemente el INTA y el Ministerio de Agricultura fueron promoviendo la participación de las economías regionales, de los pequeños y medianos agricultores, de los pueblos originarios y de todos los actores necesarios para ir moldeando entre todos un nuevo paradigma de país. Como con Papel Prensa y la Ley de Medios, es el fruto de muchas deliberaciones de todas las partes interesadas, aunque algunos figurones tradicionales le hayan hecho el vacío. Total, si no salía en los diarios y la TV no hablaba del tema el tema no existía… Los suplementos agropecuarios de los diarios no tocaban el tema, y entre la runfla que hacemos periodismo agropecuario se sabía que si hablabas de eso te volaban del laburo, o te quedabas sin publicidad… La censura al palo. Pero como es censura de los privados nadie sale a protestar; hasta lo consideran natural. Pero ahora ya está; hace un tiempo Cristina lo anunció y vamos entrando en los detalles y entonces hay otra cosa que entender (y hacer entender) Este no es un plan del Gobierno; es un plan del Estado elaborado con la participación de todos. Todos estuvieron convocados a participar. Si no fueron ya es otra historia. Y otra cosa; no es que el Estado va a hacer todo; solo hará la parte que le corresponda. La iniciativa y la realización de los proyectos la tenemos que hacer todos. Para eso también tenemos que entender que se puede. Los economicistas y los beneficiarios de la agricultura con lógica financiera, nos van a asegurar que las grandes empresas son más eficientes económicamente hablando. Para nosotros no lo son. Porque su eficiencia económica no se ha traducido ni se traducirá jamás en beneficios para todos, aquellos beneficios del famoso derrame. Ese cuento ya lo conocemos, y lo que necesitamos es fuentes de trabajo para todos; pero trabajo genuino y sustentable, que sea gratificante en lo económico y en lo social. Y ese trabajo debe estar en todas partes; no en grandes centros solamente. Esas fuentes de trabajo deben estar en todas partes, hasta el último rincón de la Patria. El concepto básico que ninguna producción recorra más de ochenta kilómetros sin serle agregado valor por algún proceso industrial es el rector del programa y es la única receta posible para detener la despoblación de los pequeños y medianos centros urbanos, y quien sabe, después de un tiempo revertir el proceso de “conurbanización”. Por lo que venimos viendo, el Plan Estratégico Agroindustrial, (para los de la barra el PEA) ofrece una amplitud bastante importante, y estoy empezando a pensar que el silencio y la duda que embarga a muchos de los que lo abordan, es precisamente debido precisamente a su amplitud y profundidad. Desacostumbrada disciplina para los que han sido “amaestrados” por años de neoliberalismo, que les ha inculcado la pereza de pensar por sí mismos en destinos mejores que los dictados por los Poderes Fácticos. El “no se puede”, el preguntar “cuáles van a ser los incentivos”, el preguntar “qué es lo que han planificado” esconde su incapacidad (quiero creer que momentánea, ya que a muchos de ellos no los compro por tontos) de entender que lo que se está planteando es un cambio de paradigmas productivos y comerciales impuestos por años y que no han demostrado en la práctica ser beneficiosos más que para unos pocos. Plantear “a priori” que el plan carece de instrumentos, y advertir que si esos “instrumentos” contradicen las verdades reveladas de el estado actual la cosa no va a andar, revela una incapacidad imaginativa penosa, o una evidente complicidad con sistemas que han hecho el infortunio de la mayoría de los argentinos. Claro, es evidente que a algunos cipayos les puede ir mejor siendo sirvientes de intereses ajenos que atendiendo a los intereses de todos, pero deberán comprender que son una minoría cada vez más desubicada; “como payaso en un velorio”… Abandonar, por ejemplo, la JNG y malvender sus instalaciones físicas, no ha traído beneficios más que para los que se adueñaron de ese patrimonio e instrumento que fue levantado por TODOS los argentinos durante muchos años. Abrir la economía a las importaciones indiscriminadas de productos que los Argentinos producíamos, y cuyas industrias estaban montadas y en marcha, (industrias que al ir a la quiebra nos encontramos que sus mayores acreedores eran los Bancos Oficiales, por lo que nos enteramos que sus “empresarios” eran de telgopor, y habían levantado todo con créditos que costeamos TODOS los argentinos), tampoco produjo ningún beneficio, sino todo lo contrario, solo dejó desocupación sin alternativas. Dejar librado a las “fuerzas del Mercado” el resultado del esfuerzo de los productores, tampoco ha resultado una buena idea. Ni ha beneficiado a los Productores, ni a los consumidores. Los pequeños y medianos centros urbanos se van despoblando, por la desaparición de las fuentes locales de trabajo. La Mega Agricultura altamente tecnificada deja lugar para pocos trabajadores locales, que se ven condenados a la mera subsistencia, o a la emigración a los Grandes Centros Urbanos. Hay que pensar en el trasparentamiento de los circuitos comerciales, gigantesco “agujero negro” donde el productor y el consumidor son los principales perjudicados, en beneficio de intermediarios, fleteros, y “pasamanos” de toda categoría que poco y nada aportan a la producción. Esto se patentiza más que nada en la producción de perecederos como los hortícolas o frutícolas. Con las consecuencias de un acto de Gobierno, en plena campaña electoral, donde no hay interlocutores válidos en lo político como para sostener una discusión seria, con entidades que dicen ser representativas, de gran exposición mediática y nada más, que solo funcionan como plataforma para que algunos dirigentes se proyecten a alguna diputación desde la cual solo pueden demostrar su incapacidad, no es extraño que no entiendan de que se está hablando. Sus discursos atacando las Políticas Sociales (Planes, Argentina Trabaja, AUH), que solo son paliativos a una necesidad palpable, solo tienen una salida a mediano plazo. Pensar en que los que todavía no han emigrado tengan fuentes de trabajo genuinas y estables en sus lugares de origen, es la primera etapa. La segunda vendrá por consecuencia, que es el retorno de los emigrados, que solitos volverán cuando en sus pueblos haya trabajo. ¿Será tan difícil tener una clase dirigente que piense a mediano y largo plazo? Y cuando digo clase dirigente, no estoy hablando precisamente de los Políticos… A veces visto desde la complejidad de los grandes centros urbanos (grandes consumidores, por lo tanto “target” preferido de los medios de comunicación comerciales) el interior es una masa difusa, en la que solo Rosario, Córdoba, Santa Fe aparecen. El interior tiene miles de centros poblados, de mayor o menor magnitud, con un potencial dormido, o mejor dicho adormilado. En la mayoría de ellos (al menos de la Pampa Húmeda) no ha sido asimilado aún el impacto que significaron los cambios en el “Sujeto Agrario”, (sobre el cual prometo hacer mas precisiones, en cuanto a su génesis y transformación en otra serie, si los amigos de Prensa Popular me siguen haciendo lugar…). Estos cambios en el Sujeto Agrario tampoco han sido registrados en las grandes metrópolis. Sin embargo, la existencia de Internet, y la “bloguería” nos va permitiendo descubrir hilos sueltos de una actividad intelectual, que no se centra en lo abstracto, sino muy por el contrario, aborda temas concretos, que nos dan la pauta de que el PEA 2020 es una semilla que tiene tierra fértil donde fructificar.  Aquí les dejo
http://lasbalasdelcampanario.blogspot.com.ar/search?q=Mi+pago+mi+interior
donde desde un pueblo de casi 1000 habitantes Gustavo Sala, su autor, hace consideraciones que vale la pena leer con atención. Y de paso, aparece el problema de la conectividad, que no solo del ferrocarril se trata, sino por ejemplo de la fibra óptica, y otros asuntos de infraestructura como la energía eléctrica y el gas, insumos fundamentales para cumplir con el postulado “que ninguna producción recorra mas de ochenta kilómetros sin pasar por algún proceso industrial de transformación”. Este camino se viene recorriendo; el Gasoducto del NEA, las interconexiones de la Red de Energía Eléctrica Nacional, la Red Nacional de Fibra Óptica son la parte del “hardware” que el Estado Nacional va aportando. Ahora falta la otra parte; la que nos compete a nosotros. El romper las cadenas del desánimo que día a día infectan las mentes de gentes de a pié es tarea ineludible del militante, y para ello debemos estar informados y en cabal conocimiento. La puerta que se abre con el PEA 2020 nos da entrada a un desarrollo armónico de nuestra nación. Aquello de que “la Argentina no termina en la Gral Paz” (y podríamos añadir el 1º, 2º y 3º cordón del Conurbano) ha sido siempre una muletilla sin anclaje en real Planificación. Está en nosotros sacarla de la frase para llevarla a la realidad. Realidad que llevará tiempo y esfuerzo. El Estado (y porqué no, el Gobierno actual) está haciendo lo suyo. Argentinos ¡a las cosas! (Esta vez lo dijo Gasset, ya que Ortega estaba afónico.) Fin de la serie. (Y volveremos si es necesario)