El escritor y su gato compartiendo soledades

El escritor y su gato compartiendo soledades
Los infiernos del escritor

martes, 10 de abril de 2012

SUBRAYA LA HISTORIA - Novela



El Borracho - Oleo sobre lienzo - - Marc Chagall

SUBRAYA
LA
HISTORIA

                                              
Capítulo 1    
15 de Febrero de 2002

Por entre las cruces del antiguo cementerio las sombras, estimuladas por el sol estival,  desfilaban imputando condiciones; la ausencia que allí moraba guardaba sincronismo y armonía, los álamos no alcanzaban como telón reparador y el viento norte castigaba con suma terquedad a la fétida y amarilla geografía. En una de las tumbas, tal vez la menos defectuosa, un viejo detenía sus mañanas con gesto acuarelizado a la espera de una casualidad, o bien su equivalente, a la espera de un final. Durante los últimos veinticinco años Mariano Arce trataba de remendar los daños que sufría el monumento, el tiempo y el clima son agentes rigurosos para todo aquello que tiene que ver con los materiales y la memoria; renovar y acomodar las flores, sean naturales  o   de  las  otras,  mantener  el  brillo  de los  metales  prolijamente  notorios, procurando eliminar regularmente el polvillo y los pequeños residuos que la arboleda suele depositar en su superficie a modo de caricia y necia compañía. La necrópolis se hallaba apenas a dos kilómetros de distancia del ejido urbano y su acceso, por medio de un  camino  mezquinamente entoscado estaba escoltado por un  pinar  que  protegía, simétricamente,  ambas manos del sendero.  Tras  la  fronda,  enormes  extensiones de campos indicaban que en breve la cosecha gruesa estaba por comenzar. Por lo que se podía observar, este año los simples mortales, no iban a poder contar con el permanente desconsuelo rural que sostiene por inercia y beneficio alguna razón que justifique sus acostumbrados  y  recurrentes  egoísmos;  maíces  y  girasoles  regalaban  un  semblante envidiable presagiando excelentes rentas nunca bien declaradas.  Además de su diario recorrido, Mariano solía valerse del camino como proveedor de combustible para el encendido de su viejo brasero a  leña. Las piñas son un excelente medio de ignición y promueven un calor inicial ciertamente reconfortante; su duración es exigua siendo ineludible el impulso de un importante acopio, amén de la necesaria inclusión de leña de mayor envergadura, por caso piquillín, olivo y eucalipto de modo asegurar, por un buen lapso de tiempo, el ciclo calórico hogareño.  
Desde  el  15  de  febrero  de  1977  Mariano  Arce  dividía  su  jornada  en  tres  rígidos segmentos,  siendo  contadas  las  ocasiones  en las  que alteraba u omitía el  orden de alguno de ellos. En primer término, a poco del amanecer y luego de unos mates, visitaba el cementerio acompañado por Quincey, un border collie oscuro de imponente corbata blanca que debía su nombre a la incondicional admiración que el hombre sentía  por el escritor Inglés; de ahí partía rumbo al taller de carpintería y herrajes, galpón que había diseñado y armado junto a Inés, en tiempos en donde la militancia social y el futuro le otorgaban  sentido  a  un  paisaje  disperso  e  inocente.  Bien  entrado  el  atardecer  lo aguardaba su morada, lindante al taller, marcando su tercera y última estación. En ella una vanidosa y variada provisión de libros solicitados a la Biblioteca del pueblo, tabaco holandés  a  discreción  para  su  ancestral  y  heredada  pipa,  vino  de  fuerte  cepaje  en permanente stock debido a su sistemática y ordenada reposición, hormas de quesos y embutidos prolijamente estacionados completaban el escenario interno de la finca.    Todavía mantenía, en excelente estado, el tocadiscos y los viejos vinilos  de tango  y folklore  que  solían  disfrutar  hasta los  límites  de la  púa.  De vez  en  cuando alguna melodía de aquellos tiempos lo  acompañaba, pero lo usual era que Radio Nacional chillara en su vetusta Ranser a transistores. Tres gatos cerraban su círculo de afectos. Gabino, Zitarrosa y Jara. Machos castrados por él mismo mantenían fuera de la morada toda clase de alimañas y defectos.  Sólo Gabino dormía dentro del solar. Tanto Zita como  Jara  preferían  ignorar  los  tapetes  de  cordero  a  favor  de  la  oscuridad  y  las 
sorpresas  que  proporcionaban  las  estrellas  del  sur  bonaerense.  Unamuno,  Sartre, Adorno,  Chesterton,  Borges  y  Cortazar  secundaban  a  Thomas  De  Quincey  en  sus noches de lectura y tabaco. Amaba las tablas de embutidos, por lo tanto, el diseño de un escenario acabado no era una empresa embarazosa. Rodeado por sus animales sentía al mentado sufrimiento de la soledad como un eufemismo utilizado sólo por aquellos que prefieren dar prioridad a la ineficaz  y siempre sospechosa victimización.  Si bien la propiedad poseía todos los adelantos de la época en cuanto a servicios, Mariano prefería que  su  cantón  de  lectura  y  cena  poseyeran  sus  propias  elecciones  y  no  lo  que  la modernidad  y  los  costos  fijos  determinasen.  Dos  importantes  lámparas  a  kerosene custodiaban uno y otro lado del viejo sillón cuyo tapizado coincidía a la perfección con la impronta deseada por el viejo; una pequeña mesa de exclusivo diseño, en una sola pieza,  incluía  en  su  superficie  compartimentos  para  cada  producto  a  consumir, adjuntando el presuntuoso  detalle de un nicho específico para la botella de vino con su correspondiente jarro bebedor;  adjunto y sobre un pequeño pilar el cenicero de bronce todavía mantenía vigentes aquellas marcas irreversibles adquiridas cuando sus tiempos de fumador de cigarrillos negros sin filtro. Estaba finalizando el veinticinco y cinco aniversario del asesinato de su compañera por parte de las fuerzas paramilitares que dominaban por aquellos tiempos la  vida  y la muerte de las personas. Por entonces ambos participaban con  diligencia y eficacia de las actividades culturales del pueblo a través de sus instituciones intermedias, principalmente en la Biblioteca Popular. Inés era profesora de inglés y francés. Mariano enseñaba su oficio a los adolescentes del lugar. El 15 de febrero de 1977 un grupo de tareas incendió de manera intencional el predio sin  atender  que  la  muchacha  estaba  en  su  interior.  La  Comisión  Directiva  de  los Bomberos  Voluntarios  junto  con  las  autoridades  del  Rotary  y  las  asociaciones  de fomento decidieron no prestar asistencia dejando que el fuego concluyera su macabra obra.  La  delación,  como  instrumento,  certificaba  que  en  esa  entidad  se  formaban cuadros subversivos adolescentes a favor de lecturas ateas, marxistas y revolucionarias. Las presidencias del Rotary y de la Comisión Directiva de los Bomberos Voluntarios coincidan, por entonces, en una misma persona: el Doctor José Ángel Ibarreta, actual Intendente Radical del Partido de Coronel Dorrego.  
Promediar  los  sesenta  no  es  una  mala  edad  para  comenzar  a  escribir  los  últimos renglones de la última hoja de la propia existencia. Ingresar a ella por la tranquera de la necedad que marca el hallazgo de justicia terrenal y como consecuencia de ello hacerse cargo, tal cual exigen las normas de sana y democrática civilidad. Mariano Arce contaba con precisas instrucciones. Su tiempo había llegado, la ansiedad esculpía cada uno de sus momentos, seguro de no ser dueño de ventajas estaba convencido que su antagonista era lo suficientemente poderoso como para no sentirse pecador. A fines del 2001 el Doctor Ibarreta no sólo ostentaba el cargo de Intendente Municipal, además era uno de los máximos dirigentes de la Sociedad Rural Dorreguense. Prosapia y admiración rodeaban a su figura. Si bien supo ascender al gobierno de la mano de la Alianza, tuvo la habilidad para desprenderse de ella con la suficiente antelación, de forma tal, quedar inmune de los desatinos perpetrados en el ámbito Nacional. Había manifestado dicha habilidad por 1982 cuando entendió que el partido militar perdía presencia y consenso popular. Su afiliación a la Unión Cívica Radical le proporcionó un buen cargo político en la administración del municipio producto del tifón alfonsinista que barriera sin protesto en 1983. Años más tarde una concejalía le brindó la  posibilidad de brillo mediático local para instalarse definitivamente como jefe del Radicalismo a mediados de los noventa. Veterinario,  de inmejorable sonrisa  y trato cordial, estaba siempre atento a las necesidades de sus clientes y pacientes. Su excelente presencia era acompañada por el ideal de una familia tipo que no dejaba de participar benéficamente en  las  organizaciones  intermedias  de  la  aldea.  Pocos  sabían  de  su  pasado  delator.
Algunos de sus compañeros de las viejas épocas habían fallecido y otros compartían sus
mismos bajorrelieves sociales y políticos. Puntuales apellidos daban fe de sus éxitos. Los  Sílvester,  por  ejemplo,  víctimas  de  los  más  salvajes  crímenes  habían  sido eliminados en tiempo y forma a fines de los setenta por fuerzas represivas que contaban con precisa y cierta información. Luego, el reparto del botín, era cuestión formal. Otro caso lo protagonizó el matrimonio Giannatasio; para esta familia la receta significó un presuroso y definitivo exilio en Portugal, por lo que solamente quedaba Mariano Arce. Aquí, la impunidad, la soberbia y la memoria descartaban su existencia. Hacía más de veinte años que Arce no participaba de ninguna actividad social, su disfraz de eremita era imprescindible para evitar todo tipo de asociación, sobre todo cuando dicha pantalla necesite  presencia  y  debida  garantía.  Una  amplia  dosis  de  simulada  demencia  lo mostraba como una entelequia a la espera  de la muerte. Su  historia había quedado sumergida en la posmodernidad. Durante los actos realizados para cada aniversario de la Biblioteca Popular se omitía, de manera intencional, esa primera etapa de desarrollo de la entidad que transcurrió desde 1973 hasta 1977; se tomaba en cuenta el 24 de Marzo de 1982 como fecha de su fundación. 

19.30 horas 

-   Soltame, hijo de una gran Puta 
-   Mi estimado José, esa no es manera de reanudar un diálogo luego de tantos años de
paciente espera.
-   Te estás metiendo en un quilombo boludo...   Soy el Intendente... 
-   Eso lo hace más interesante. Aquí y ahora el poder no tiene valor absoluto.  Nunca, como en este momento, tu jerarquía se ha exhibido tan relativa. Sos testigo que la historia no ha muerto, a pesar de Fukuyama. 
-   Te volviste loco Mariano. ¿De qué estás hablando?....
-   No menos loco  de lo que estás vos. Si estás convencido que tu historia se puede encuadrar  dentro  de  lo  racional,  no  veo  porqué  mis  actitudes  puedan  llegar  a asombrarte. Además, ahora que estamos solos y nadie nos escucha; lo de hijo de puta también es bastante relativo. Sartre fue clarito “No se puede vencer al mal, sino con otro mal”. 
-   No creo que me hayas secuestrado para hablar de filosofía.
-   Eso es cierto. Pero te corrijo. Esto no es un secuestro.
-   Y qué mierda es...
-   Es un juicio. Es mi juicio y el de Inés.
-   ¿Tribunales populares?
-   Detesto a las víctimas cuando respetan a sus verdugos.
-   Otra vez Sartre. Veo que te quedaste en el mayo Francés. Noto que Baudrillard y Lyotard te son ajenos…
-   Algo conozco. La muerte de la modernidad. La muerte del compromiso político, de la revolución, del testimonio, de la historia, de la densidad de las cosas, del peso de la ética, del deber, de la suerte de los mártires. Lo virtual por sobre lo real. Lo ligth como  término  omnipresente.  La  verdad  como  sucesión  de  simulacros.  La desmaterialización del mundo; todo es periferia mientras la realidad es licuada por los medios. Si José, estoy al tanto de qué se trata la cosa. 
-   Nunca dejaste de leer. 
-   Hector Tizón afirmaba ser lector de aquello que el tiempo ha pautado que vale la pena ser leído. El mundo puede prescindir de la literatura, decía Sartre, pero aún mejor, puede prescindir del hombre. Por ahora no te queda otra opción que aguantar. Te aseguro que escuchar citas del viejo no es lo peor, que aquí y ahora, te puede llegar a suceder. 
-   Estás solo; no veo un jurado que te acompañe. Además estamos en un mugriento galpón  de  carpintero.  Poca  relación  tiene  este  ámbito  con  aquellas  cárceles populares de las que solían ufanarse cuando ansiaban la toma del poder. 
-   No sé, no las conocí, jamás anduve en eso. Lo mío y lo de Inés era el conocimiento y la enseñanza, no creo que te cueste mucho recordarlo. 
-   Seguís  sin  entender,  Mariano.  El  ingenio  es  insolencia  educada  y  eso  es  muy peligroso ya que tiende a dificultar el dominio sobre las masas. Ustedes trabajaban a favor  del ingenio  y  la  educación; esas  son  variables  que únicamente  deben  ser usufructuadas por las capas superiores de la sociedad.
-   Mezclás a Heidegger con Nietzche citando a Aristóteles. Pero lo hacés desde la más absoluta subjetividad. Cosa que no está del todo mal si mantuvieras algún sesgo de honestidad  intelectual.  Tu  problema  es  que  tomás  de  cada  uno  aquello  más provechoso interpretando a partir de la conveniencia y no desde la inteligencia.  
-   Las certezas me tienen sin cuidado Mariano, esto es dialéctica pura. No me interesa en absoluto la verdad, lo que busco son argumentaciones sólidas que sirvan a mis objetivos  imponiendo luego  por  voluntad  de poder, quedando eliminado  de ese modo todo posible conflicto.
-   Te la vas a tener que bancar, entonces. En este instante y por un buen rato quién impone la dialéctica soy yo, y lo siniestro radica que es sobre la base de cada uno de los argumentos que acabás de mencionar. Eso te pasa por calentón. 
-   Me la hiciste muy bien. Esa pendeja rajaba la tierra... ¿De dónde la sacaste?
-   Hija de un cumpa recuperada por Abuelas; sus padres combatieron en el monte tucumano a las órdenes de los Santucho, nunca aparecieron. 
-   Tenía razón Camps con eso que nos quedamos cortos. Reconozcamos que utilizar a una jovencita no está dentro de tu tan valorada honestidad intelectual. 
-   Reitero, no se puede vencer al mal sino con otro mal, además no es tan jovencita, por lo que te conté podés hacer tus cálculos en cuanto a su edad.  
-   Dejate de pelotudeses y soltame, no estoy de humor para cálculos. Todavía tenés tiempo de sacarla barata. 
-   Siempre  utilizando como variable el costo-beneficio. 
-   Así  se  vive.  Hacer  una  lectura  incorrecta  de  los  tiempos  es  un error que a  mi entender no merece compasión.   
-   Nunca pensé que tendría dificultades en esta operación. Sos un tipo muy previsible, fronterizo.  Pensar  con  la  poronga  te  ha  llevado  a  cometer  demasiadas equivocaciones.  Hoy  estás  rodeado  de  putas  de  comité.  Aquellas  hermosas  e inteligentes mujeres que solían valorarte se han apartado paulatinamente apenas se esmeraron por friccionar un poco de tu superficie. Es una lástima; no lo vas a poder comprobar, intuyo percibir  muy poca gente mostrando inquietudes serias por tu ausencia.  
-   ¿Qué me hicieron? Lo último que recuerdo es haber entrado al Ellegance de Tres Arroyos en compañía de la pendeja, tomar un trago  y aquí estoy.
-   Raro en vos querer saberlo… Eso ya forma parte de la historia. ¿No sos partidario de la virtualidad,  acaso? La realidad te marca un estado el cual debés aplicarte por resolver desde el pragmatismo, añadiendo cierta inteligencia que suponés ostentar. 
-   Dame algo para tomar. Me estoy deshidratando.
-   En efecto, suele suceder, la falopa ataca por ese lado. Un cóctel muy bien elaborado. Son  aquellos  finos  cepajes  castrenses  cultivados  cuando  las  explicaciones  no abundaban.  
-   Por eso no tengo fuerzas, cierto.
-   Ni las tendrás. 
-   ¿Hasta dónde vas a llegar? 
-   Hasta el final
-   ¿El final de quién? El mío, el tuyo, el de ambos…
-   En la vida los finales no tienen protagonistas. Son sólo un punto seguido. Todo continúa, con nosotros o sin nosotros, lo mismo da, es parte de tu ideología.
-   Barato existencialismo.
-   ¿Te acordás de la película Estado de Sitio?
-   Ives  Montagne  como  servicio  de  inteligencia  americano  bajo  la  fachada  de  un inocente profesor. Los Tupas orientales lo secuestran y luego de un proceso popular lo ejecutan . Muy buena. 
-   No te hablo de la trama general, te hablo puntualmente del libro, de los diálogos. Ese  texto  es  un  auténtico  vademécum  ideológico,  espero  repases  como  fue  la votación  final.  En  aquel  colectivo  de  línea:  Obreros,  estudiantes,  policías, sacerdotes, docentes, intelectuales y hasta algún militar, todos emitieron su opinión sobre  la  suerte que  debía  correr  el  agente  americano;  lo  hacían  por  escrito  y depositando  la  opción  dentro  de  una  suerte  de  urna  debidamente  sellada.  La unanimidad de un pueblo en lucha franca contra la voracidad del imperio. Su fallo fue rector e inapelable.  
-   Aquí, en este  galpón de mierda no  veo a tus intelectuales, a tus obreros,  a tus sacerdotes... 
-   Están todos muertos José. Por eso no los ves o mejor dicho, por eso no los querés ver. Te aseguro que entre las sombras de esta nave están decidiendo tu suerte. Uno a uno depositan el papel en un arca imaginaria o virtual y se retiran en silencio. Será un largo desfile para que no supongas la existencia de fraude. Cuando en la noche cerrada finalicen los comicios no existirán bocas de urnas contratadas. Entre los dos contaremos los sufragios y daremos fe del resultado y la sentencia. Mientras tanto nuestra responsabilidad será diseñar una velada irrepetible.  
-   ¿Dispondré de un defensor cuando menos? ¿Cuáles son los cargos? 
-   Te  defenderá  tu  propia  historia.  Causas  y  efectos.  La  resultante  de  tus comportamientos serán los testigos que jurarán bajo sus propias creencias. Tendrás la oportunidad de sostenerte con vida, de justificarte o de ufanarte, podrás negarte a declarar, podrás rechazar todo cargo que consideres injusto y serás escuchado. Se te acusa de delación, de participe necesario en hechos aberrantes, de haber avalado crímenes de lesa humanidad, de haber sometido a familias enteras con el solo objeto de capturar sus propiedades, de haber colaborado en el incendio de la Biblioteca Popular sabiendo que en su interior estaba Inés. Se te acusa de gatopardismo y tu capacidad para  exhumarte  por  entre  los  despojos  de  la  dictadura  comprando voluntades bajo amenaza y dinero ensangrentado y por sobre todas las cosas se te acusa de ser el símbolo, en Coronel Dorrego, de una democracia que no le toleró a las víctimas llorar por sus muertos,  con honra y satisfacción. Como verás tenemos para  un  buen   rato.  Estamos  provistos  de  bebidas  espirituosas  y  embutidos  a discreción; frutas si así lo deseás. En el exterior del tinglado coloqué una pequeña campanilla de bronce. Cada sonido emitido equivaldrá a un sufragio. El último de ellos  lo  identificaremos  porque  sostendrá  dos  percusiones.  Una  vez  cerrado  el trámite ingresaré la urna y entre ambos cotejaremos el veredicto final. Actuaré sólo como  medio.  Trataré  que  mi  subjetividad  no  intervenga.  Las  víctimas  me encomendaron esta tarea y deseo cumplirla con dignidad. Estás en manos de los muertos, te deseo la peor de las suertes. 
-   Me  habían  informado de  tu demencia.  Siempre  lo pensé  como  un  traje  que  te quedaba cómodo, de cagón nomás, para que nadie te recuerde. Ahora constato su veracidad. Dejate de joder, en tu  condición nada te va a ocurrir; haceme el favor, soltame.
-   No te molestes en pedir auxilio. La falopa que te dimos te va a privar de un registro elevado de voz y si aún así deseás intentarlo los dolores de tu garganta te indicarán lo inútil del esfuerzo. 
-   ¿Y ese sonido?
-   Alguien  ya  votó.  Se  ve  que  este  integrante  del  jurado  no  necesita  ni  quiere  escucharte, quizás tenga una concepción muy parecida a la tuya y a la de tus amigos, esos que suelen sentenciar sin juicio previo. 
-   ¿Tu padrón es muy extenso? 
-   No lo sé . Nos enteraremos juntos, cuando el sonido duplicado de la campanilla indique que  todo esto ha concluido.


19. 55 horas 

-   Esto  es  un  sueño,  no  puede  ser  real:  Un  mediocre  y  trasnochado  subversivo derrotado y en plena retirada me tiene dopado y atado a un sillón de mimbre; me convida  con  un  estupendo  jamón  pata  negra  español,  queso  de  cabra  y  un inmejorable tempranillo logroñes cosecha  noventa  y cinco. El tipo me habla de filosofía y me cuenta que el mundo es así por mi culpa debiendo abonar por todos los dolores de su pasado. Encima de todo esto ni una teta le pude tocar a esa bella carnada. Planteados los términos ser Intendente es solo un eufemismo.
-  Vamos bien, nadie más hizo sonar la campanilla; vislumbro un claro deseo de seguir escuchando, no pensé que ibas a durar tanto. Bueno es reconocer que a los zurdos nos interesa lo que piensa la derecha. De hecho nacimos gracias a ella. Somos la reafirmación de una idea a través de la negación. Acordate de Marx. Habrá mayor proletariado  y  estará  más  organizado  cuando  el poder  burgués  haya  logrado su máximo apogeo. Es necesario entonces una burguesía en su esplendor para que la revolución obtenga un triunfo definitivo. El cabezón amaba a la burguesía, era su medio, su herramienta. 
-   ¿Marx? ¿No te parece que te  fuiste a la mierda? 
-   Negar a Marx no implica que el conflicto expuesto no siga vigente. Del mismo modo durante los ochenta y los  noventa cuando negaron a Sartre.  ¿Sabés cómo quedó demostrado que el conflicto es siempre el mismo conflicto? 
-   Ni idea. Trato de  no perder el tiempo. 
-  Con el atentado del 11 de setiembre. Si mal no recuerdo, hace un rato, hablaste de Baudrillard.  Este  tipo  exponía  las  bondades  de  la  virtualidad,  afirmaba  que  la historia era virtual y que la guerra del golfo fue un fenómeno supuesto.  Pedía un muerto a gritos. Bueno, ahí los tuvo, en directo y en tiempo real. Vimos como la historia se devoraba en veinte minutos los dos símbolos más elocuentes de poder y dominación.  Adiós  al  posmodernismo.  Se  quedó  sin  argumentos  gracias  a  los servicios  del siempre dispuesto fundamentalismo religioso.  
-   ¿Cómo lo podés demostrar?  
-   No hay nada que  demostrar. Es pensar lo pensado para volver a pensar.  
-   ¿Y eso de quién es? 
-   Se lo escuché a José Pablo Feinmann ¿te suena?
-   Si. Un curioso eslabón perdido: siendo zurdo ama a Heidegger.
-  Te corrijo. Ama a su inteligencia y valora su capacidad de análisis.  Se trata de reemplazar el sentido común por el sentido inteligente. Fijate. Acabas de maldecir tu cargo, acabas además de darte cuenta que tu idea de la vida te está  jugando en contra. Debiste aceptar rápidamente que el poder es tan relativo que un menesteroso enajenado te lo puede poner en jaque con un poco de ingenio  y cierta dosis de maldad. Bin Laden juega con las cartas y el reglamento que le dieron los yanquis. Mis muertos juegan con las cartas y el reglamento que vos ayudaste a socializar. Vos  fuiste  servicio  sin  serlo,  del  mismo  modo,  fuiste  alfonsinista,  menemista, aliancista y ahora duhaldista. 
-  Veo que cuento con muy poco respeto intelectual de tu parte. Si así fuera, y tomo tu razonamiento, es evidente que soy la negación de todo eso junto, al servicio de cada entidad específica. Te quiero aclarar que tales conductas son el basamento en donde se apoyó mi desarrollo personal. No creo pertenecer a las minorías . Soy el reflejo de una sociedad que siente a la victimización como su mayor excusa para proceder de manera inmoral y sin remordimientos. ¿Acaso no perdieron la batalla ideológica?. No  sólo  perdieron  la  guerra,  sus  ideas  fueron  sepultadas.  Poné  atención.  Tus desaparecidos  son  fervientemente  homenajeados,  pero  a  fuerza  de  ser  sinceros convengamos que las mayorías se cagan en sus ideas. Por lo tanto se menosprecia el ser de su no ser. Digamos, con cierto pudor, que son los símbolos de la recuperación democrática, pero nadie presta atención al sentido de sus luchas y derrotas. Aquellos porcentajes indignantes para Rodolfo Walsh,  en la famosa carta abierta a la Junta Militar, editorial que le costara la vida, se han duplicado y en algún caso triplicado; nadie asume el valor de comprometerse políticamente contra esos supuestos signos de  injusticia.  La  culpa  de  eso  la  tienen  ustedes.  Se  victimizaron,  se  sintieron derrotados en el campo de la dialéctica, dejaron de elevar sus demandas porque se sometieron  al  poder  de   lo s  medios  con  ese  verso del  fin  de  las  ideologías.  Se quedaron con el Cristo de la cruz y no con aquella significación del calvario. A partir  de  la  Cruz  se  desarrolló  el  cristianismo.  El  Estado  de  Israel  nació  y  se fortaleció luego del holocausto, su poder nace de la persecución sufrida  y de la muerte, no se cruzaron de brazos esperando una falsa redención, impusieron sus llagas como política de estado, tanto interna como externa. En la actualidad es una de las naciones con mayor desarrollo armamentista.  A partir de la derrota de los setenta ustedes optaron por la nada, decidieron solamente contabilizar contusos y heridas, no continuaron  “ a pesar de”. Ese era nuestro miedo. Pero ustedes con sus lloriqueos y moretones de picana, sumado al contexto internacional, nos otorgaron una mano muy importante. En definitiva viejo, el vaciamiento intelectual que están sufriendo lo estamos pagando todos. Los  conservadores nunca  fuimos motor de cambio ni de pensamiento crítico. Cuando estás incluido no te detenés por la  suerte de los excluidos. Eso es Marx, Mariano, corregime si me equivoco. Marx pedía más plusvalía  para  lograr  la  indefectible  totalización  de  una  conciencia  de  clase,  la conciencia de la ignominia. Más burguesía pedía el cabezón, más desarrollo, más capitalismo, más  SER cartesiano.  Una clase  acomodada  triunfante  creando  a su propio asesino: el proletariado. Sabés de lo que hablo. 
-   Veo  y escucho que tu cinismo hizo sonar esta segunda campanilla.
-  Más que cinismo, considero que no todo tu auditorio está preparado para escuchar verdades. 
-   Ahora resulta que la verdad no es relativa. 
-  Nunca lo fue, simplemente se la oculta por un rato; en su lugar y hasta que no se rompa la soga seguirán circulando los sofismas; argumentos utilizados para evitar dar  explicaciones  que  tienen  que  ver  más  con  los  intereses  que  con  los convencimientos. El Galileo de Bertold Brecht por ejemplo. Quiero creer que no te privaste  de  ver  a  Walter  Santana  en  el  Teatro  San  Martín  de  Buenos  Aires  a mediados de los ochenta. Todavía recuerdo el impacto que me causó la obra y la actuación del elenco. Alfonso de Gracia estaba impecable en su papel del Cardenal Roberto Belamino. Por entonces como buen cuadro de la Junta Coordinadora debía asistir para enterarme un poco de lo que se venía. Fuegos  y culturas  artificiales, hacer relaciones, cosas así. Ese mismo día salgo de ver Galileo y me meto en otra de las salas del complejo para encontrarme con un espectáculo formidable: Memorias del  Pueblo. Una  excelente  presentación  del  Cuarteto  Zupay  tomando  temas  de géneros  y  autores  variados.  Cuatro  tipos  con  registros  vocales  maravillosos acompañados  por  una  estética  escenográfica  de  excepción.  ¿Qué  habrá  sido de ellos? Hace rato que no hacen presentaciones públicas . 
-   Te aseguro que ese tipo de ironías son un riesgo.
-  No lo creo,  no  ha sonado ninguna campanilla,  de  todas  formas pido perdón  si subestimé al jurado. A propósito te dije que durante esa semanita también pude ver a La Banda Elástica y a Les Luthiers..... increíble Mariano, te puedo garantizar que gracias a aquella incipiente democracia no me privé de nada.   


20.15 horas 

-  Tomemos el razonamiento de los pensadores de la escuela de Frankfurt –  continuó Ibarreta  -, Marxistas críticos en medio del régimen Nacional Socialista Alemán. Theodor Adorno afirmaba: la voracidad de la burguesía y del capitalismo desataron Auschwitz. La razón iluminista, esa misma que hablaba del dominio de la naturaleza lo  creó. Utilizó para su argumento la siguiente metáfora: “No se puede escribir poesía luego de Auschwitz”. Walter Benjamin, otro de sus representantes, vio al exterminio como una ruptura de la civilización, sería según tu razonamiento nuestras actuales torres gemelas: un hito histórico, un detenerse, un despertar de los muertos. Ahora  bien.  Adorno  se  exilia  de  las  SS  en   California  haciendo  vida  de  bacán mientras Benjamin se suicida con morfina cuando ve imposible  cruzar la frontera entre Francia y España. Y ahí me detengo. El pueblo judío hace todo lo contrario. No sólo sigue escribiendo poesía, además a partir de sus muertos logra la victoria más importante: Su reconocimiento como Estado Libre. Y esto no lo apuntalaron asumiendo  un  vulgar  papel  de  víctima.  Lo  alcanzaron  peleando,  exigiendo,  lo construyeron  Simón  Wiesenthal  y  la  Mossad,  transformaron  la  muerte  de  seis millones de hermanos en poder y se hicieron cargo de esa voluntad de poder en nombre de ellos. Le mostraron al mundo de su compromiso irreductible en contra de la infamia. No cejaron en la persecución de cada criminal que logró evadirse, y para ello utilizaron medios legales y de los otros. En cambio ustedes hicieron la gran Adorno esperando la redención de una sociedad que jamás apoyó sus luchas. En Alemania los Nazis eran mayoría  y subieron al poder democráticamente. Acá el golpe fue pedido a gritos. Vox Populi,... La única excepción fueron las Madres y las Abuelas. Esas locas  deberían haber  sido sus dirigentes  y estoy  seguro que otra hubiera  sido  la  historia  y  no  la  diseñada  por  aquellos  que  entregaron  las convicciones revolucionarias negociando con Massera  en Francia. Para ustedes la muerte y la derrota fue el final, para el pueblo Judío su comienzo, su renacer. 
-  Convengamos,  los  planes  económicos  y  los  afanes  de  dominación  fueron permanentes motores de las conductas imperialistas. 
-   Eso existió siempre.  La crítica con la cual se le cae a Heidegger es que, como intelectual nacional socialista, no podía omitir que Auschwitz se estaba gestando mucho antes de su construcción. Todos los caminos desembocaban en el holocausto, sin embargo  Hitler,  poco  antes  de  su  invasión  a  Polonia,  firmó  tratados  de cooperación  económica  con  los  Estados  Unidos  de  Roosevelt,  con  la  Unión Soviética de Stalin, con el Reino Unido de Chamberlain y con la Francia de Laval. No olvidemos de sus persecuciones antisemitas iniciadas por las SA allá en el 32, añadiendo el detalle no menor sobre la colaboración prestada por los Nazis para el triunfo de fascismo español. Esto es. Al momento de la firma de estos acuerdos, las persecuciones  y  el  posterior  exterminio  de:  comunistas,  homosexuales,  judíos, anarquistas,  gitanos  y  demás  opositores  al  régimen  no  eran  reconocidos  como crímenes en contra de la humanidad. Avala mi idea el  hecho de que el mismo General Pattón exigiera que se reclutaran jerarcas alemanes para luchar contra los comunistas una vez finalizada la segunda contienda mundial. ¿Cuál es la verdad entonces? Todas y ninguna. Y si volvemos al tema del 11 de septiembre ¿Quién creo  al monstruo? A mi modesto entender  considero que nadie tiene derecho  a solicitar  rendición  de  cuenta  alguna.  Existirán  odios  individuales  por  actitudes puntuales, pero estas poco o nada hacen dentro del campo de las ideas.  Todas ellas fueron mancilladas por crímenes cometidos en  su  nombre, nada ni  nadie queda indemne. El Cristianismo tiene sus patos que pelar con la s Cruzadas, la Inquisición y la Conquista de América, la Burguesía Capitalista tiene los suyos en el marco de la guillotina, el Socialismo real con la Unión Soviética y las masacres cometidas tanto por Lenin como por Stalin, la China de Mao, los Judíos en Palestina, los Turcos contra los Armenios, y te puedo seguir enumerando a cada imperio, desde Filipo de Macedonia  hasta  el  impresentable  de  Bush.  Si  te  sirve  te  firmo un  documento declarándome culpable por todos los pecados instalados desde la misma creación. Yo soy todos los asesinos. Los tuyos, los míos. Pero no soy ni mejor ni peor que tus simpáticos  barbudos  habaneros.  Hago  lo  mismo,  sólo defiendo otra  concepción ideológica. 
-  Sos patético ... Te pasaste veinte minutos mezclando temores, (la campanilla suena nuevamente) argumentando como si estuvieras en una de las mesas del Cantero. Inés era una simple y solidaria profesora de idiomas en la Biblioteca. ¿Qué mierda tiene que ver eso con la Revolución Industrial, Robespierre y Saint Just? Delataste gente que conocías, con los cuales compartiste momentos en algún club o en la plaza , cuando pibes.  Los  Giannatasio,  los  Sílvester.  No  podés  ideologizar  la  persecución,  los intereses personales  y  la  muerte  sólo para  justificarte.  Es  cierto,  todos  nosotros éramos portadores de claras convicciones pero muy alejados de la lucha armada; ni siquiera la veíamos como herramienta necesaria de liberación. Vos, al igual que el resto de tu núcleo consideró enemigo al pensamiento inteligente  y solidario.  La portación  de armas  era  sólo un  de talle más  o  menos  agravante,  acordate de  tu discurso  minutos  atrás  con  respecto  al  ingenio  y  la  educación,  ni  siquiera  sos poseedor de estatura maquiavélica. 
-   Estás equivocado Mariano. ¿Vos crees que la gente que me votó no me conoce?, ¿vos crees qué toda  esa gente es mala?. Esas personas avalaron mi historia y mis contradicciones,  mis  lealtades  y  mis  traiciones.  En  veinticinco  años  ¿cuántos compañeros te visitaron o se interesaron por tu infortunio?, ¿cuántos de tus alumnos o los de Inés se preocuparon por ustedes? Muchos menos de los que vendrán a mi entierro, y no te hablo de cantidad ni de popularidad, te hablo de representatividad social. Soy más parecido a ellos de lo que considerás y no veo muy democrático que te arrogués el derecho de decidir mesiánicamente sobre la ética y la moral popular, (otra  nueva  campanilla  interrumpió  el  relato  del  Intendente)  y  menos  aún,  que pretendas determinar quién es bueno y quién no lo es.
-  No estés tan tensionado, cada campanilla significa un voto no una condena, tal vez dentro de  las cuatro que sonaron  exista  alguna  favorable, quizás  las cuatro.  La incógnita continúa enriqueciendo el momento. 


20.50 horas 

-   Podemos comer y beber algo de lo que ofreciste...... 
-   Desde luego, yo también lo necesito. Te cuento que acaba de finalizar el alegato previo, después de la cena vamos a comenzar a desandar cada uno de los cargos. El primero es...
-   Delación  -  interrumpió Ibarreta  – 
-   En efecto 


21.15 horas 

-   Recoge un perro muerto de hambre de la calle, dale de comer y no te morderá. Esa 
es la diferencia más notable entre un perro y un hombre. Mark Twain es quien te ofrece la posibilidad de iniciar tu apología con respecto al cargo que se te hace: Delatar a tu gente. 
-   Ya que mencionás a Twain te diré que el hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir.  Si no queda claro estoy  poniendo  a  consideración  del  jurado  al  egoísmo  y  la  codicia.  ¿Puedo comenzar?
-   Si claro. 
-  Como estoy sometido a interrogatorio y entiendo que mi vida va con ello no puedo menos que advertirte. Lo que vas a escuchar a continuación espero puedas asumirlo  como un caballero sin que medien agresiones de tu parte. 
-   Continúa por favor. 
-  La vida de cada persona está signada por eventos no necesariamente buscados. Por lo común alguna fatalidad o algún suceso no previsto suelen cambiar las reglas de juego de manera azarosa sin mediar sentido lógico que lo explique. Algo de eso ocurrió aquel 15 de febrero de 1977. Ese día cambió tu vida y la mía llevándose la de Inés, incidente no deseado y ciertamente sufrido por ambos.
-   Esperamos precisiones.
-  Inmediatamente......  Inés  y  yo  manteníamos  una  relación  paralela  a  nuestras realidades desde hacía algún tiempo. 
-   No seas hijo de Puta, sólo te faltaba ensuciar  la memoria de Inés... 
-  Me pediste la verdad; si te parece que puedo estar en condiciones de jugar, allá vos. Prácticamente me estoy sentenciando... 
-   Seguí...
-  Por esos días ella había decidido finalizar con nuestra relación. Evidentemente te respetaba y sentía un peso demasiado gravo so en su corazón; no estaba enamorada de vos pero lo cierto era que te admiraba como persona y militante social. Vivía nuestra relación como un castigo inmerecido. Puedo dar fe que a pesar de nuestra clandestinidad disfrutábamos de momentos dignos de las más bellas poesías. La Biblioteca, a media mañana, era nuestro ámbito de encuentro mientras trabajabas en el taller de carpintería. Esto duró aproximadamente un año y medio; varias veces le rogué que hablara contigo y te abandone.  Dos días antes del incendio me confirmó su embarazo por lo que debíamos dar término con nuestra “aventura”. Reconozco haberme enfurecido por la entidad ocasional que le otorgó a nuestra relación. Le solicité explicaciones, le pregunté si estaba segura de la identidad del padre, no  me respondió. Sólo me dijo que más allá de ese detalle su marido eras vos y eso era inmodificable. Me trató con sumo afecto, hicimos el amor por última vez, nunca más la volví a ver. Las siguientes horas las transité entre la bebida y la humillación, no encontraba consuelo en ninguna de las dos alternativas. Inesperadamente, el odio hacia todo lo que te rodeaba me ayudó a salir del infierno inicial; ese estúpido compromiso militante me estaba robando lo único digno de amarse  en aquel puto mundo.  Observar  es e  pequeño  edificio  de  la  Biblioteca,  desde  mi  cuarto,  era demasiado para mi mal. Se equivocan vos y tus muertos mi querido Mariano; no la delaté, si de algo soy culpable es de haber instigado a incendiar el inmueble, pero por motivos ajenos a todo tipo de  lucha ideológica. Espero recuerdes que el siniestro fue a la hora del ocaso y en ese momento el edificio debía estar deshabitado. La orden  para  los  Bomberos  fue  taxativa:  Dejar  el  predio bajo  cenizas.  Por  aquel entonces  no  estaba  interesado  en  las  luchas  intestinas  que  nuestra  sociedad modelaba caprichosamente, prefería mantenerme al margen tratando de no quedar implicado en ninguna de las trampas que por aquellos tiempos eran sembrabas cual campo  minado;  patética  violencia  fratricida  por  valores  y  conflictos  totalmente ajenos  a  mi  inteligencia  y  comprensión.  Ignoraba que  Inés  estaba  dentro  de  la Biblioteca.  Ciertamente  la  amaba.  Cuando  me  informaron  del  daño  irreversible intenté una digna inmolación cortándome las venas, si deseas corroborarlo todavía conservo las marcas; están a tu disposición. Mi esposa lo impidió llamando a la guardia  del  Hospital.  De  ahí  en más,  luego de  la recuperación,  la  vida me fue llevando hacia lo conveniente; no sos el único que lleva flores a su tumba. 
-  Eras vos entonces. En más de una ocasión hallé sobre el monumento ornatos que no me pertenecían, suponía visitas de amigas o alumnas rindiendo su homenaje.
-   ¿Te sorprende lo escuchado? (la quinta campanilla acompañó  el final de la pregunta) 
-  ¿Debería? Después de veinticinco años las cosas se toman de otra manera, más allá de eso no veo en tu reseña signos plausibles de redención y que a la vez justifiquen las mezquindades perpetradas desde aquellos días hasta ahora; de hecho temo que tampoco te absuelve de haber colaborado directamente  con la tragedia.  
-   Me parece ver en tu búsqueda fundamentos que te permitan llevar a cabo, con cierta comodidad, lo planificado. Digamos sentir mi condena segura. Me parece intuir tu conflicto y un permanente estado de confusión. 
-   ¿Porqué tanta saña con los  Sílvester?
-  Los  milicos  a  cargo  de  la  zona  necesitaban  un  predio  para  armar  un  centro clandestino de detención por fuera de las estructuras del ejército. El lugar iba a tener dos  funciones.  La  fundamental  de  ellas  era  logística:  Oficiar  como  depósito reservado de los bienes materiales incautados a los sediciosos, siendo su actividad anexa un  centro  clandestino de detención preliminar  antes  del  destino final.  Te puedo afirmar que el sitio  era  una suerte de caja chica paralela para  zumbos  y cuadros intermedios del ejército.  El campo de los  Sílvester era especial para tales fines, además se sabía que esta gente tenía parentela en los cuadros combatientes peronistas  en  la  ciudad  de  La  Plata.  Casi  todos  ellos  estudiantes  y  docentes universitarios. La finca estaba lo suficientemente apartada de caminos vecinales y posibles  curiosos,  siendo  ideal  para  mantener  reserva  absoluta  de  los  futuros movimientos. Además la fortuna de esta familia era de por sí un suculento botín para la milicada. Luego de lo de Inés quedé demasiado involucrado en toda esa porquería,  tuve  intención  de  salirme,  pero  el   terror  y  el  odio  colaboraron  a sostenerme con vida. (La sexta campanilla ni siquiera fue tomada en cuenta por  el disertante). Deseo aclararte que  yo mismo advertí a los  Sílvester  del peligro que corrían,  les  informé  sobre  la  conveniencia  de  abandonar  el  país  no  sin  antes traspasar sus bienes a nombre de terceros mediante un poder, inclusive me ofrecí para  la encomienda.  Después del  incendio de  la Biblioteca  mi  palabra  no  tenía ninguna validez para los pocos grupos opositores que el gobierno militar tenía en la región. Era uno de “aquellos” y me lo tenía merecido. El comando le otorgó al matrimonio setenta y dos horas para abandonar la ciudadela con la correspondiente cesión de derechos firmada ante escribano a favor de una empresa fantasma llamada “La Provincial  Negocios Inmobiliarios S.A.”. Ante la negativa sucedió lo común en aquella época.  Mediante apremios y torturas se consiguieron los objetivos y luego se  eliminaron  los  cabos  sueltos.  En  lo  personal  se  me  ofreció  llevar  la administración contable de todo lo recaudado y dividir esos bienes de acuerdo a un rango  preestablecido.  Mis  ingresos  aumentaron  notablemente  de  modo  evitar 
cualquier tipo de  exposición social. Podía trabajar en un reparador segundo plano. La tarea era sumamente reservada y me otorgaba la posibilidad de tener contacto con las más altas autoridades de todas las instituciones provinciales y nacionales. A partir de allí  inicié  las relaciones que luego ayudarían a mi carrera  política. Se suponía que mis manos no estaban manchadas de sangre, por lo tanto y sin saberlo estaba construyendo  una imagen  no tan  despreciable.  Hace  poco  me enteré que familiares  del  matrimonio,  exiliados oportunamente  en  Cuba,  iniciaron  acciones legales  para  la recuperación  de su  patrimonio,  sospecho  que deberá  dar alguna explicación al respecto. Por supuesto, si vuestro veredicto resultase a mi favor. El caso de los Giannastasio fue distinto, ellos aceptaron las pautas ofrecidas y pudieron salir  del  país  sin  inconvenientes.  Creo  que  actualmente  continúan  en  Portugal habiendo adquirido ciudadanía definitiva. Ya en el 78 la cosa estaba más tranquila, de ahí en más disfrutar de las regalías y ver el momento oportuno para salir lo más indemne mente posible de semejante asociación. Esto recién lo pude llevar a cabo a fines del 81 cuando los militares  se empezaron a caer a pedazos y el contexto internacional les había quitado el apoyo que en un principio ostentaban. La guerra de Malvinas me encontró como un moderado opositor. Luego de la convocatoria a elecciones me afilié a la UCR y comencé a trabajar para Renovación y Cambio. 
-   ¿Y tu esposa, y tus hijos?
-  Ajenos a todo. Bueno, de Dolores te deberás acordar. Su nube de pedos la tiene demasiado ocupada; esa cosa de salir en todas las fotos sociales es su debilidad: Donaciones,  eventos  para  los  niños  pobres,  inauguraciones,  colectas  para  las víctimas de cuanto siniestro atmosférico existe en el mundo, honrar la memoria de tipos que hemos olvidado colocando su nombre en una calle y demás gestiones que la tienen absolutamente convencida de su utilidad. En cuanto a los muchachos, eran muy chicos,  y  nunca me preguntaron nada.  (La séptima campanilla avisó de su presencia cuando mediaba el relato, la octava sonó luego del final)


21.45 horas 

-   Sobre chicos secuestrados ¿sabés algo? 
-  Acá  esas  cosas  no  se  hicieron,  desconozco  si  alguna  familia,  por  fuera de  las estructuras  locales  no  adoptó  irregularmente  o  directamente  se  constituyó  en apropiadora, pero no vayas a creer que ese tipo de negocios no interesaban o que nuestros visitantes portaban un índice de mayor moralidad. Me afilio a pensar que no alcanzó desarrollo por falta de mercado; ausencia de oferta y de demanda diría Adam Smith.
-   Piquemos y tomemos algo. Todavía nos espera un lago recorrido. 
-   Será un placer. 


22.15 horas 

-   ¿Por qué los milicos te dejaron con vida, acaso no eras un cabo suelto también? 
-  Luego de Malvinas el edificio se cayó de golpe. Creo que ni siquiera pensaron en mí, se pechaban por mimetizarse y escapar del país. Cambios de look, cremación de documentación, pasaportes solicitados de urgencia. Los boludos fueron aquellos que se creyeron redentores, los gladiadores iluminados, los que le exigían al país honras y homenajes por haber luchado contra  los marxistas. Esos tipos se volvieron locos, se les quemó la cabeza. Mitómanos. Esos son los que se quedaron y pagaron. La mayoría de los colaboracionistas con el proceso, con armas o sin ellas, se rajaron con los bolsillos repletos o se disfrazaron de demócratas. Construcción política le llaman ahora. Casi veinte años después te puedo ofrecer un listado que te llevaría varias horas de lectura con nombres de encumbrados republicanos. Vos no tenés la menor idea de lo velado del entramado estatal. No te inquietes, hay tipos muchos peores que yo; supervivientes a pesar de haber estado hasta las manos. Gente que se la agarró infraganti violando, robando, matando y hoy son asesores con varios miles de dólares de presupuesto anual con manejo discrecional. Por eso me cago de risa cuando escucho lo del peligro marxista. La mejor protección que tiene la Argentina contra ese supuesto peligro es su propia estructura estatal. Para gobernar necesitás cuadros en las primeras, segundas  y terceras líneas dentro de cada ámbito de la administración pública , esto es a escala Nacional, a nivel Provincial y en cada uno de los Municipios, por eso el Peronismo es indestructible. Pero ojo. No el Peronismo como idea, sino como movimiento y estructura de poder. La gente que se acerca  al Peronismo lo hace porque considera la única fórmula posible de acceder al poder, la idea es lo de menos. Después se conversa y si no se puede, se cagan a palos, lo curioso es que no se traicionan. Todos conocen las reglas del juego. Cada integrante que manifieste su intención de dominar la escena deberá mostrar sus pergaminos; esto es, su caudal de votantes y sus apoyos económicos. Luego volará munición de toda clase y tamaño. Acordado el candidato todo el movimiento irá tras él, para recomenzar el ciclo de pulseadas y enfrentamientos al otro día de la asunción. Ahí lo tenés al eterno funcionario y aquella afirmación casi condenatoria: “Para perdurar en la política hay que hacerse el boludo”. Por eso los zurdos nunca fueron un peligro. Fueron  una  excelente  excusa  para  instalar  un  ordenamiento  eminentemente exportador de dólares a través del endeudamiento y de  materias primas sin valor agregado . Siempre pensé que inconsciente o inocentemente jugaron a favor de la derecha y encima de la peor derecha. Recordá aquello que te mencioné hace un rato sobre la carta de Rodolfo Walsh. 
-   ¿Y desde el 83?
-  Me jugué  y acerté. A fines del 82 Alfonsín no trabajó a favor de la multipartidaria. Ese organismo estaba plagado de vejestorios cuya retórica hablaba del pasado en vez de influir sobre los cinco millones de tipos que iban a votar por primera vez.  Los Cafiero, los Alende, los Bittel, articulaban con grupos que ya tenían definido su voto, no entendieron ni le prestaron atención a esos principiantes del sufragio que , a la postre, iban a definir los comicios, don Raúl apuntó y dio en el blanco. Y su imagen, y el preámbulo y la tintura. Todo era compatible con ese objetivo. Además ,  ya en marzo del 83 ,  te dabas cuenta para quién jugaba el periodismo. Si a mediados de  ese  año  no  percibías  que  Alfonsín  sería  Presidente  no  estabas  viviendo  en Argentina. Atrás del viejo  no había nada.  Era un conglomerado de  expresiones huecas y deseos inconclusos, pura dialéctica de comité. Te puedo garantizar que no teníamos la menor idea de nada. Lo del juicio sirvió como colchón para la obediencia debida y el punto final. De no haberlas sacado, media UCR caía en la volteada, hablo de la pata civil nunca tocada, tipos como  yo .  La  cosa,  a  mi  entender,  no  iba  a  terminar  con  los  milicos.  Después entraban a jugar los colaboracionistas. Medio centenar de Intendencias Radicales de la Provincia de Buenos Aires iban a quedar acéfalas, de eso que no te quepa la menor  duda.  En  lo  personal,  durante  esa  primera  etapa,  t uve  que  cumplir  con algunas obligaciones del pasado. Digamos, lavar la ropa sucia. Como tenía acceso libre a despachos y archivos no me fue difícil hacer desaparecer documentación comprometedora, mayormente aquellas pruebas relacionadas con las propiedades . Campos  específicamente.  Los  pocos  abogados  existentes  estaban  tan  prendidos como  yo.  Fuimos  invadidos por  un  espíritu  cooperativista  y  todos  colaboramos solidariamente  para  evitar  tener  que  dar  explicaciones  engorrosas.  Un
correligionario, que a la postre sería Senador Nacional, me dijo “La democracia es el mejor de los sistemas. Cagar a la gente con la ley en la mano es más sencillo que con las armas. Lo único que necesitamos es legislar a favor nuestro, ponernos de acuerdo con los peronchos, subvencionar a los medios de comunicación y hacernos los distraídos. A partir de allí, sólo nos espera la  eternidad”.   
-   Hasta aquí la fórmula del Senador es casi científica.  
-   Yo diría científica.  
-   No José. Nunca vas a poder comprobar que siempre va a suceder de ese modo. Por lo tanto no lo podés racionalizar a través de una fórmula o  teorema o cuando menos un postulado. Quizás puedas expresarlo utilizando una suerte de supuesto en donde aclares que “hasta ahora”  la  cosa se ha dado así, pero eso no garantiza que se repita en el futuro. Te hago una pregunta un poco fuera de tema.  ¿Sos Doctor en qué?.. en mi vida te vi con un libro en la mano. 
-   Mariano,  Mariano,  no  me  hagas  reír.  Tenés  otro  cargo  más  para  añadir  en  el proceso. Si podía destruir documentación, también podía crear documentación. Era muy sencillo; en aquel entonces no existía la  informatización, todo se hacía a mano; actas de examen, control de la regularidad, etcétera. Siempre había un renglón en blanco  y  dispuesto  para  ser  ocupado.  Soy  Médico  Veterinario  recibido  en  la Universidad de Buenos Aires,  nada más  y  nada menos. Mi promedio. Seis con ochenta.
-   Que hijo de puta. (la novena campanilla dictó su sentencia)


22.40 horas 

-   ¿Y durante los noventa? 
-   La gran etapa (la décima campanilla no se hizo esperar). La sociedad se sacó la careta mostrándose tal cual es: arrogante, soberbia, despiadada, humillante, egoísta, jactanciosa.  Los  que vivieron  a full los  noventa  ni  se  acuerdan  de los ochenta. Fueron años maravillosos. No lo digo por el turco, él era el peor de  todos. Lo digo por  lo  que se respiraba. Millones de  egocéntricos enfrentados  para  saber quién llegaba primero a ningún lado. Una auténtica competencia “Light”. Comprar algo y no disfrutarlo, porque la cosa es lo de menos, lo importante es ocupar la totalidad de tu  tiempo  vigilando  al  vecino  y  a  la  publicidad para  saber  cuál es  tu  próximo objetivo, a cuotas por supuesto. El auge de las lecturas de autoayuda. El yo y el súper  yo  como  principio,  fin  y  paradigma.  Los  noventa  siguen  y  seguirán profundizando las diferencias. Todo esto mientras el indulto no le daba ni tranco de bola a una manifestación de doscientas cincuenta mil personas, Miami era nuestra capital,  era  nuestro  interior,  nuestro  ser  más  profundo.  Pura  eyaculación  de fantasías,  toda  inmediatez, Puerto Madero, cual Muralla China, nos protegía de las fracasadas utopías  setentistas. Lo joven era cada vez más viejo porque rápidamente entraba en desuso mostrando su ser obsoleto mientras lo feo y lo pobre no tenían identidad. Una carrera loca hacia el olvido. Maravilloso. Nunca antes la sociedad pudo  desarrollar  tan  a  pleno  sus  vanidades.  Culos  y  tetas  nuevas;  no  jóvenes, nuevas.  Colágeno.  Colágeno  en  la  boca,  en  los  glúteos  del  Diputado,  en  los pómulos. Cientos de pendejas con ojos de colores posaban en la tele a la espera de hombres maduros portadores de gruesas billeteras. “Avispas y Ferraris”. Río III vuela por los aires para tapar un involuntario error aduanero. Nada puede arruinar la fiesta. La mayoría de las familias de las víctimas aceptan ser indemnizadas y listo, que todo continúe. La Amia y la Embajada vuelan con más de cien muertos, mientras el Banco Mayo  sigue  haciendo  negocios.  Que no se corte.  Balean un  helicóptero, mueren piloto y acompañante.  Fue un accidente; que nada ni nadie se atreva  a lastimar el momento. El mañana no existe. Vivamos el hoy. Bucay, Lipovetsky y Osho, el gran Osho, para caer en él, si me permitía el juego dialéctico . No soy de la generación  que  lee.  No  veo,  no  escucho,  no  pienso,  solamente  miro,  elijo  y consumo; y si no con sumo hago como si consumiera. Si no podés ser, simulá que sos... Disfrazate de intelectual, de galán, de liberado, de entendido, de ganador. Lo real no importa, todo es virtual. Todo es videoclip. . Uf.... me cansé... ¿tenés algo para tomar? 
-   ¿Agua?
-   Dejate  de joder y dame un vino. En mi vida me sentí más liberado. 
-   Te felicito. Se podría hablar de una auténtica editorial radiofónica. Pero ¿Y vos?
-  Como las sardinas. Siempre a favor de la corriente respetando al cardumen, a pesar que nuestro amigo Mark Twain nos aconsejara hace mucho tiempo atrás, que “Cada vez  que  nos veamos  al  lado de las mayorías,  es tiempo de  hacer una pausa  y reflexionar”.
-   Convengamos que tanto él como Ibsen solían ironizar sobre la democracia.
-   Y estoy de acuerdo ¿Qué es la democracia? Un fin o un medio. 
-   No lo sé. Supongo que es la mejor de las herramientas. 
-  Bárbaro. Pero es una herramienta que no arregla. No cura, no educa, ni da de comer por sí sola, como decía Alfonsín. Es la mejor de las herramientas pero hasta ahora, en manos equivocadas. Para los argentinos es una entelequia.  
-   Más allá de toda esa perorata con listones de arrepentimiento tardío, a vos te fue
muy bien en esa época.
-   Digamos que hice pie dentro del partido. 
-   A costa de... 
-  A costa de lo de siempre. Fraudes, estafas, trampas, agachadas. La UCR no es otra cosa que eso. Una asociación de traidores que caerán traicionados por otros que a su vez serán, más temprano que tarde, también traicionados. Por eso nadie se hace cargo del fracaso de la Alianza. Mantuvieron el uno a uno, no  tuvieron empacho en coimear para sacar leyes abusivas contra los trabajadores, nombraron a Cavallo, insistieron con una Corte Suprema impresentable, balearon sin escozor y a sangre fría, guardaron bien arropadito a De La Rúa mostrándolo como un inepto en lugar de lo que realmente es: un sujeto tremendamente perverso y encima tienen el tupé de tildar a Chacho de cobarde. Mis amigos radicales se han menemizado por completo.  


23.00 horas 

El doble sonido de la campanilla daba por finalizado  el alegato del Intendente.  Su esposa  Dolores,  en compañía de sus hijos , ingresó al galpón por uno de los laterales. El estupor dominó el espíritu de Ibarreta.

-  Gracias Mariano; empieza nuestro momento. Lo que has hecho por nosotros ha sido invalorable, lamentamos te vieras  afectado por afirmaciones puntuales que hiciera mi marido con respecto a Inés;  en lo personal ignoraba detalles del asunto –  mintió la dama  -. 
-   No te sientas mal; algo intuía por entonces; mi amor por Inés podía soportar más que eso. Por eso mi indignación, esta basura sabía perfectamente que no estábamos en la joda.
-  Bueno  –  interrumpió el Intendente –  es hora de terminar con esto, como broma resulta de mal gusto.  
-  Papá, es conveniente  guardar  silencio,  ya hablaste lo suficiente –  instó Raúl,  el menor  de  los  hermanos  – ,  para  Arturo  y  para  mí  esto  ha  sido  un  fabuloso aprendizaje, te ruego dejes de lado tus habituales torpezas.
-   ¿Qué es esta fantochada? Suéltenme inmediatamente. 
-   Todavía no querido, para que termine el 15 de Febrero falta un buen rato –  ironizó su mujer  –   

Un silencio espeso y oscuro se apropió del recinto; Mariano Arce ya se había retirado junto a Quincey mientras el jurado se adueñaba de la escena.  Dolores, Arturo y Raúl tenían mucha información que analizar; el Intendente continuaba maniatado. 


23.05 horas 

-   ¿Este jurado, cuando menos, no debería declararse incompetente?  –  bromeó José  – . 
-  Debería –  aseguró  Dolores  - , pero no creo que se prive de tamaña aventura jurídica. Tanto a los chicos como a mí nos entusiasma la idea de continuar la indagatoria con el objeto de llegar a tu piel. Seguir desnudando a un desconocido, observar cada uno de tus disfraces para tratar de entender nuestra propia ceguera. 
-   Tal vez nos mueve la esperanza –  agregó Arturo  –  y ojalá puedas reconocer que la humildad no siempre es síntoma de debilidad de forma tal dejes descansando por un rato a la peor de tus aliadas: la soberbia.
-   Arturito... Te propongo visitar, con tu madre y con tu hermano, la casa de cada tipo afectado y devuelvas el equivalente en valores de aquello  gozado durante todo este tiempo gracias al tremendo turro que tienen dopado y atado. Lamentablemente van a tener  que  devolver  hasta  los  calzones.  Ahí  tenés  a  tu  madre.  Promediando  los sesenta se quitó la venda y desea reparar lo irreparable. Durante su estúpida e inútil vida optó por el aislamiento intelectual, jamás me preguntó de dónde sacaba la guita y menos cuando  me  la solicitaba para  sus  eventos de  caridad,  sus zapatos, sus carteras y sus guantes. Esta pantomima me hace recordar al Nuremberg aliado o al Juicio a las Juntas. Lo más respetable fueron las víctimas. Ni los hipócritas y tardíos solicitantes  abrumados  por  rendiciones  de  cuentas,  ni  los  desatentos  porque  la coyuntura los favorecía; los que de golpe y porrazo se encontraron que Hitler era un criminal o que Videla no era un simple y moderado liberal con charreteras. Siempre me hicieron reír los progresistas, tanto de izquierda como de derecha. Que me pida las  cuentas  Mariano,  lo  comprendo  y  lo  acepto,  hasta  entendería  que  me  baje íntegramente un  cargador, por eso me explayé conforme su honestidad intelectual. Igual comportamiento tendría con los Sílvester y con los Giannatasio. Lo absurdo es soportar la reprimenda de aquellos que disfrutaron de las mieles de la corrupción y la codicia pidiendo  explicaciones porque la vida les  hizo un clic. ¡..Un clic las pelotas..!. Vos Raúl, siendo por entonces un pelotudo importante, no te preguntabas por los desaparecidos mientras surfeabas alcoholizado en las playas de Sydney. Es como  ver  a  ciertos  integrantes  de  la  Conadep.  Un  espectáculo  lindante  con  lo bizarro. Arturo y tu colección de motos para poder levantarte alguna mina porque otro mérito no tenías. Una colección de putas me hubiera costado más barato. Me acuerdo de Groucho Marx cuando ironizaba “Jamás olvido una cara, pero en su caso haré una excepción”. Vivías en estado de excepción.  Por eso no puedo aceptar de parte de ustedes planteamiento alguno. Ante Bonafini o Carlotto no tendría más remedio que agachar la cabeza y aceptar la guillotina sin protesto, pero el cinismo de los arrepentidos, de los cobardes que disfrutaron del deme dos, de aquellos que cuando descarrilaban  los trenes se  fijaban  solamente en  los muertos de primera clase, es inaceptable, improcedente y risible. La mediocridad no se imita . Por favor Dolores convidame con una generosa medida del vino que trajo Mariano, el alcohol me puede ayudar a pensarlos un poco más interesantes y no tan patéticos. (Luego de beber tres amplios sorbos del néctar continuó con su alegato). ¿Qué les hace pensar que no merecerían estar atados y medicados como yo? ¿Qué les hace pensar que son inocentes o que son mejores que su padre? Ser conscientes de lo que percibimos y pensamos es ser conscientes de nuestra propia existencia. Aristóteles chicos. Espero sepan descubrir vuestras propias inexistencias por haber adolecido de la conciencia de la que se están ufanando tardíamente. Un amor, una carrera, una revolución, cuántas  empresas  se  inician  ignorando  su  resultado.  Demasiado  Sartre  para  mi gusto. Pero la cita bien vale la pena. Lo de ustedes es como comentar un partido con el resultado puesto. Cierto, pero totalmente absurdo e inútil. No hay nada más rancio que el diario de ayer. Si el artículo tiene veinticinco años de antigüedad y el análisis es parcial, ni les cuento. Desde que se fue Mariano me estoy preguntando por qué estoy sometido a semejante interrogatorio, lamento no saber latín para ser más claro. 
 
23.30 horas 

-  El  jurado  ha  dictado  sentencia  y  te  considera  culpable  de  todos  los  cargos enunciados. Se te exige que conforme a lo establecido asumas el último acto como un caballero. Has vivido sesenta y cuatro años de acuerdo a tus propias normas, hablaría bien de vos que respetando esas mismas normas dieras por terminada tan ruin existencia. Que tus propia s manos rediman tanta sangre inocente, que tu propia inteligencia escoja cómo ingresar por el sendero de la eternidad. No nos obligues  –  continúo  Dolores –  a sobrellevar una carga adicional. 
-  ¡Pero se han  vuelto  locos! ¿Dónde está Mariano? ¿Él  está de acuerdo con esta patraña?
-  No interrumpas, te lo ruego.  Mariano nada sabe sobre esto. Es algo que decidimos fuera del taller cuando dabas cátedra de cinismo y soberbia. Te dejaremos elegir el modo teniendo en cuenta el tiempo y el lugar. Debe ser antes de las doce en honor a Inés; sobre la forma, que tus habilidades sobre el tema dispongan. Te damos la posibilidad de elegir aquella que menor dolor y sufrimiento te ocasione. 
-   ¿De lo contrario? 
-  Igual será antes de las doce. Pero no nos hacemos responsables por tus  dolencias. Reitero, te conviene tener en cuenta nuestro desconocimiento sobre aquello extremo del dolor físico.

Luego de un pronunciado silencio...

-   ¿Me permiten gozar de un instante de privacidad? 
-   Regresaremos  a  las 23.55  horas.  No intentes  imposibles, esperaremos  fuera  del
galpón, te otorgamos veinte minutos para reflexionar y decidir. 
-   No lo necesito. Tampoco voy a regalarles discursos que nunca entenderían, pero deseo  expresarles  que  este  paso  seductor,  desconocido  y  aterrador,  es  el  más importante en  la crónica de una persona, en consecuencia y por la vida que me tocó vivir deseo recuerden de mí aquello merecedor de ser evocado.  Dolores, antes de salir, que uno de los muchachos me coloque una bolsa de polietileno en la cabeza, para luego asegurarla alrededor de mi cuello con una buena cantidad de cinta de embalar. En mi estado no es necesario apretar demasiado, además quedarían señales incriminatorias.  En  lo  personal  mantendré  los  ojos  cerrados,  de  este  modo, evitaremos  esas  sensaciones  extremas  y  negativas  que  siempre  provocan  los molestos cruces de miradas. Pasa algo con las miradas, suelen perdurar más que uno en el tiempo. No me parece justo;  nada significan. Cinco minutos antes de la medianoche encontrarán un cadáver presto, sin grandes deformaciones y fácil de transportar por dos hombres fuertes y persuadidos.  


Capitulo 2
15 de Febrero de 2007

“En  este  sencillo  acto deseamos homenajear  a  un  hombre de  la democracia. A  un hombre que ha demostrado pasión por sus ideas y honestidad intelectual cuando le tocó conducir  los  destinos  de  nuestro  distrito.  Un  aguerrido  legislador,  fiel  a  sus convicciones y excelente padre de familia. Hace cinco años partía definitivamente de nuestro lado el Doctor José Ángel Ibarreta en pleno ejercicio de su mandato como Intendente del partido de Coronel Dorrego. La Unión Cívica Radical lo añora, el Partido Justicialista  lo  respeta.  Un  adversario  de fuste  y de  talento,  amigo  de sus  amigos. Querido y admirado por todo aquel que lo haya tratado. Agradecemos al Honorable Concejo Deliberante haber aprobado por unanimidad que esta plaza lleve su nombre, esperando que el monumento a descubrir nos convoque cada 15 de Febrero para dar testimonio de nuestra mejor historia”... 

La lectura del discurso por parte del Intendente dorreguense Licenciado Arturo Ángel Ibarreta fue seguido con mucha atención y respeto por el público presente. En primera fila,  la viuda  Dolores Beatriz Campos era escoltada por el menor de sus hijos, Raúl Cesar  Ibarreta.  En  un  segundo  plano  se  disponían,  de  impecable  presencia,  los integrantes del  Concejo  Deliberante,  representantes  de  las  instituciones  intermedias,
abanderados de los distintos establecimientos educativos, funcionarios municipales  y público en general.  Un aplauso cerrado y emotivo se escuchó al final del discurso. La viuda y sus hijos fueron los encargados de descubrir el monumento. Un nuevo aplauso dio por finalizado el evento de manera oficial.  En el hall central de la Municipalidad, distante seis cuadras del recientemente inaugurado espacio verde, aguardaba un vino de honor. Una caminata a modo de caravana le otorgó al evento un signo peculiar.  Mezclados entre el gentío, que por cierto, no era exagerado, Quincey y Mariano Arce observaban el acontecimiento con el mismo semblante de siempre. Un tanto más viejos y  cansados  se miraban sin buscar  explicaciones, tratando de favorecer  el ahorro de absurdas preguntas e inútiles respuestas. Admitían que  Coronel Dorrego era así y nada iba  a  modificar  su  impronta.  A  media marcha  decidieron  abandonar  la caminata  y quedarse  a  la vera  de  la  Avenida Fuertes, sentados  en el  cordón de  la vereda.  Un generoso álamo les brindaba reparadora y necesaria umbría. 

-  ¿Tenés ganas de escucharme?  –  preguntó Mariano  –   Quincey lo miraba pensativo, acaso  cuestionando si tenía otra opción a esa altura de los acontecimientos…
-  Estos tipos son increíbles. ¿Quién de los dos Ibarreta  lo habrá matado? A Dolores la conozco y no tiene tan alto grado de malevolencia para este tipo de encomiendas. Me falta esa carilla en la historia. ¿ Uno  le  habrá  impuesto su voluntad al otro, lo habrán echado  a  la suerte  de una  taba ,   habrá elegido  ella directamente?   Nos teníamos que haber quedado  esa noche, Quincey. El tipo era una basura, pero eso no se le hace a nadie. Es preferible abandonarlo o denunciarlo, pero matar a tu propio padre. ¡Qué daría yo por tenerlo! Se me fue a los diez y todavía lo extraño. Él fue quien me inculcó esa idea de la solidaridad y el compromiso social. Era un viejo anarquista mal  llevado que había llegado de Galicia con una mano atrás  y otra adelante.  Por el cuarenta y  siete lideró una protesta de jornaleros para que los patrones comiencen a respetar el nuevo convenio del peón de campo. Por entonces ya se había convencido que la organización sindical era una poderosa arma política  para que los trabajadores logren sus objetivos. Seducido por Perón y sus masas abandonó las ideas anarquistas más por convencimiento racional que por interés sectorial. Una bala perdida se le incrustó en la zona temporal del cráneo muriendo en el acto. Esto fue en las cercanías del arroyo Los Gauchos a pocos kilómetros de aquí. A partir de entonces Mamá hizo lo que pudo y yo lo que quise. (Quincey ya se había dormido). Me entregué con alma y vida por la causa peronista pero a través de la ayuda comunitaria  y el trabajo social. Del cincuenta y cinco al cincuenta y ocho me comí todas las humillaciones posibles. Al año siguiente, con Frondizi, la cosa había  cambiado  un  poco.  Conocí  a  Inés  y  me  casé  en  el  sesenta  y  dos,  con veinticinco años recién cumplidos. El  resto más o menos lo conocés...... Y estos tipos se sacan de encima al viejo como si fuera una bolsa de bosta. Te diste cuenta que luego de esa noche no supimos nada de ellos. Estuvieron escondidos un par de años,  reapareciendo  en  la  escena  social  con  la  candidatura  de  Arturito.  ¡El Licenciado  Arturo  Ángel Ibarreta!  Este debe  ser tan Licenciado como  su padre Veterinario.  Hay  veces  que  me  permito  pensar  que  no  castigaron  a  su  padre, eliminaron  un  competidor.  Miralo  a  Raulito  en  Obras  y  Servicios,  pasando desapercibido maneja la partida presupuestaria más importante, ejerciendo penitente custodia de la puerta de acceso principal para negociar con los proveedores más importantes  de la  región. La  terminal de  ómnibus, la plaza  principal, la  red de desagüe, el polideportivo, vos me entendés. Compra de facturas, costos inflados, licitaciones direccionadas, empresas fantasmas que siempre acompañan  y demás cosas que conocemos. Estos tipos modificaron la forma de sus ingresos. Hoy lo hacen a través de la gestión. Palabra maldita si las hay. Cualquier tipo que consigue seis rollos de papel higiénico para los baños de un colegio es considerado como un notable gestor. Tiempo de “Gestionalistas”, no de visionarios que piensen de acá a quince años.  Así es la cosa mi amigo.  De todas formas nadie me saca de la cabeza que  Dolores es la que maneja todo el entramado. Una suerte de viuda negra. Si permanecés  tanto  tiempo  al  lado  de  alguien  la  mutación  de  personalidades  es inevitable. Con los perros pasa lo mismo. Al tiempo las similitudes asombran. Te juro que me gustaría indagar un poco. Esta gente se guardó durante mucho tiempo y eso me resulta bastante raro. Tengo varias curiosidades que me andan dando vueltas desde aquel día: cómo presentaron al muerto, el informe de la autopsia si es que la hubo, quién fue el médico y qué detalles fueron presentados en el certificado de defunción.  Temas  que  pueden  tranquilamente  transformarse  en  una  línea investigativa que desemboque en  una causa penal. Si ya sé, no me digas nada; si tal cosa pasara nuestro mortificado Ayudante de Fiscal se declararía incompetente y el legajo iría a dormir el sueño de los santos en cualquier cajón de cualquier escritorio, tal cual ocurriera con la denuncia de aquel puntero radical por la supuesta compra de documentos  de  identidad  en  las  elecciones  pasadas  cuando  el  famoso  empate.. (Quincey  seguía  durmiendo).  Dolores,  la  bella  Dolores ...  Intelectualmente  muy superior al difunto; a eso hay que añadirle su posición de víctima sin prontuario y dos hijos maduros con mucho poder. En definitiva mano a mano somos dos viejos, pero su ventaja radica en los elementos externos que la rodean. El problema de la juventud de hoy, es que ya no pertenezco a ella, decía Dalí.  

Un bocinazo despertó a Quincey de su letargo. Miró a Mariano un tanto extraviado sin entender  demasiado  lo  que  ocurría  alrededor.  A  todo  esto  su  compañero  perdía la mirada  en  dirección  al  paredón  de  la  cancha  de  Ferroviario  entendiendo  que  los aniversarios son una puerta de entrada hacia la  estupidez, como bien sentenció Julio Cortázar en Las Ménades. Hacía calor, mucho calor y tenía sed.  




Capítulo 3 
La Biblioteca


Desde hacía un año  Mariano era asiduo visitante de la Biblioteca Popular. Se había reconciliado con ella luego de recibir una gacetilla con recomendaciones literarias y el detalle completo de las obras edilicias a realizar. La cobradora se la había dejado junto con el cupón de la cuota societaria.  No solamente le llamó la atención la existencia de la misma,  sino  también  los títulos  y  los  autores que  se   sugerían:  Cortazar,  Onetti, Urondo, Goethe, Unamuno, Chesterton, Borges, Sartre identificaban intelectualmente al
creador del boceto.   Le sorprendió , por entonces, lo ambicioso del proyecto: Una sala de Informática, un salón  destinado  para  muestras  artísticas  y  un  ámbito  exclusivo para  cine  y audiovisuales. Toda una novedad para el barrio. Su curiosidad pudo más.   Con la fiel constancia de Quincey levó las anclas de su infortunio y sin mediar demora comenzó a desandar calzadas, que a su paso, no dejaba de sufrir. Cien metros antes de   llegar al predio creyó por entonces vislumbrar la silueta de Inés repasando los vidrios de los ventanales, tarea que acostumbraba a realizar dos días a la semana. El espejismo se fue diluyendo transformándose, aquella figura, en la siempre simpática Luisa, empleada por  el  nuevo  Presidente  para  mantener  aseado  el  lugar.  Cuando  ingresó  al  recinto percibió un ambiente  diferente.  Como  entendiendo que ese  lugar  estaba situado en tiempo y lugar equivocado. El coqueto salón de informática contenía cuatro equipos completos  con  sus  correspondientes  escritorios  y  sillas.  Sus  paredes,  prolijamente pintadas en suaves tonos de ocre estaban decoradas con las  caricaturas de los más célebres escritores nacionales y con poemas de las plumas más  notorias de la localidad. Los escritos de Simeón y de Teófilo Arranz alternaban con los gestos adustos de Borges y  Cortazar, un hermoso soneto de d on Pedro Iribarne era escoltado por las fisonomías exageradas de Gelman y de Bayer. Coco Basualdo y Darío Lemos eran observados por las figuras Onetti y Oesterheld. Roberto Juarroz, Juan Sasturain, Luis Acosta García, José Alaís y Carlos Aiub completaban el distinguido recinto. Justamente este último engalanaba el salón con su nombre. Geólogo y Poeta dorreguense  desaparecido en la ciudad de La Plata en 1977. El salón de audiovisuales estaba a medio terminar. Sus cortinados, de piso a techo, lucían un impecable bordó estampado. Los rayos del sol penetraban en la sala principal convenciendo que la luz natural tiene  la capacidad de ostentar  una  inmejorable  condición.  En  uno  de  sus  laterales  lucía  una  muestra  de artesanías y pinturas acrílicas de artistas locales; más hacia el interior la sala de niños completaba la totalidad de la superficie del predio. Un oasis que l e posibilitó, de alguna manera estar más cerca de Inés.  Fiel a su hábito concurría a la entidad dos veces por semana, ávido de novedades se pasaba horas enteras charlando con el Presidente, un viejo militante de la cultura que no había encontrado, todavía, su lugar en el mundo. Tipo fiel a sus convicciones, socialista y hastiado de la corrupción había llegado poco tiempo atrás exiliado de una Buenos Aires tan deslumbrante como agresiva, tan irrespirable como bizarra. Estaba casado con el verdadero motor de la institución. Una cuarentona de firme figura, descendiente de leoneses, que llevaba todo el orden administrativo de manera precisa y contundente.  Solía decir que ella era  la única persona irremplazable.  El resto de la Comisión Directiva era un dibujo inanimado. Gente inhábil para elegirse a sí misma por temor a enterarse de su propia incapacidad. En conjunto armaron, en poco tiempo, un centro cultural que promovía en la comunidad mayor orgullo que deseos de usufructo.   Durante el transcurso del año Mariano Arce y  el Presidente de la Biblioteca,  Patricio Vázquez,  habían logrado entablar una hermosa complicidad entre libros e historias de vida. Juntos habían escrito un discurso a pedido de la Directora del Colegio  sobre el atentado de la AMIA. El alegato nunca fue difundido, sin mediar explicaciones por parte de las autoridades; luego supieron que el texto fue descalificado por su extrema e innecesaria crudeza:

A.M.I.A

En su libro Versos Aparecidos Carlos Aiub afirmaba en el poema número veintisiete “Pensaba  en  la  facilidad  con  la  que  solemos  caer  en  el  olvido,  es  entonces  que reclamo la memoria”.   La historia de nuestra sociedad no es otra cosa que nuestro propio esqueleto ciudadano testimoniado en forma deliberada a través de retazos desordenados, mecanismos que suelen ocultar las explícitas responsabilidades que imperiosamente exponen nuestras tragedias cotidianas.  
De este modo A.M.I.A sigue siendo una anécdota inconclusa. Cual si fuera un simple acontecimiento vandálico que tuvo a la Argentina como escenario y no como víctima. Porque a decir  de una mayoría  limitada  y fronteriza,  tal evento apuntó “sólo” a la comunidad judía.  Duele  recordar  aquel  sofisma,  lamentablemente  vigente,  que  afirmaba  “y  también murieron inocentes”.  Esto pone en evidencia el grado de compromiso social ante el drama vivido y de modo tangible, el alto rango de discriminación reinante. “ Cuando tu dolor es más fuerte que mi dolor, me siento un poco egoísta ” decía Antonio Porchia.  Nada más inocente. 
Nuestros muertos de aquella terrible mañana invernal no comprenden las razones por las
cuales hemos elegido vivir en medio del oprobio y del olvido.  
No pueden aceptar, nuestros muertos, que determinados personeros de la impunidad se instalen socialmente cual inocentes fantasmas de un evento que indigna y que revela, y que lamentablemente para los poderes de turno, solo nos convoca para discursos de ocasión.  
Nuestros muertos se ríen de nosotros y de nuestra incapacidad. 
Nuestros muertos nos duelen y nos deben seguir lastimando hasta el día del veredicto final, hasta el día en que se haga justicia.  
Nuestros muertos nos ven efímeros y desamparados, torpes y acostumbrados. 
Los muertos de la A.M.I.A, nuestros muertos, seguirán viviendo en nuestras conciencias hasta el momento que decidan licenciarnos; y eso sucederá porque habremos hecho lo correcto,  entonces  los  habremos  liberado.  Hasta  que  eso  no  ocurra,  nos  seguirán mirando, nos seguirán demandando e indagando y sobre todo, nuestros muertos, nos seguirán teniendo un altruista sentimiento  de compasión. 

La diferencia de edad  era  el mejor  de los condimentos. Visiones opuestas para los mismos anhelos. Un Peronista de Perón cuando  el  general escuchaba a Cook y un Socialista  de  Guevara  que  no  consideraba  al  populismo  como  una  suerte  de pensamiento inferior. 

-   Como le va mi amigo –  manifestó Patricio apenas observó la presencia de Mariano – ayer  lo estuvimos esperando. ¿Dónde anduvo? Nos tuvo preocupados…
-   ¿No se enteró del evento de la víspera? 
-   No. Usted sabe que me abstengo de escuchar la radio local. Una cuestión de salud mental. 
-   Al cumplirse cinco años de la muerte de José Ibarreta inauguraron una plazoleta en su honor y lo homenajearon descubriendo en ella un monolito recordatorio. Un rato antes pasé por el cementerio como todos los días. Delante de su tumba me acordé de los treinta años del incendio. Al final andaba un poco bajo de ánimo, por eso no salí de casa.
-   Usted es viejo y tiene experiencia, si así lo decidió debe estar bien. De todas  formas sabe que con Mabel siempre estamos a sus órdenes. 
-   Eso lo sé, Patricio... 
-   Cuénteme un poco de la parodia que presenció ayer, es una muy buena manera para no enredarnos en nuestras cotidianas discusiones políticas.
-   No  son  discusiones,  creo  que  ambos  vemos  el  mundo  de  la  misma  manera. Convengamos que nuestro prisma ético es muy similar.
-   Si.  Pero  usted  se  enoja  mucho  cuando  le  digo  que  Perón  hizo  un  quilombo ideológico impresionante. Se pone mal cuando le sostengo que siempre resolvió por derecha cuestiones que planteó, desde la dialéctica, por izquierda.
-   Tiene que conseguir para la Biblioteca los catorce números editados de la revista
Controversia. Esta publicación fue editada en México entre 1979 y 1981. Trabajaron en ella intelectuales peronistas  y  socialistas exiliados de la dictadura.  La dirigía Jorge Tula y escribían tipos como Casullo, Abalo, Arico, Nudelman, Portantiero, Terán y varios más. Allí se planteaba una polémica de carácter político  -  reflexiva sobre la supuesta dicotomía entre peronistas  versus socialistas en el marco de la derrota revolucionaria, el retroceso de las sociedades democráticas y el avance del poder dictatorial en el espíritu colectivo. 
-   Los Adorno de los setenta, continúo afiliado a Walter Benjamin. 
-   No sea cruel... Me chicanea, me hace enojar. No se olvide que Benjamin estaba transitando  un  exilio  que  no  logró.  Para  la  historia  del  pensamiento  universal hubiera sido estupendo su éxito en la empresa. O usted, de haber podido elegir, no aspiraría a menos  remeras  del  Che  símbolo  y  más  vida  del doctor Guevara. 
-   Don Mariano ¿No se anima a dictar un seminario sobre pensamiento filosófico y su correlato político durante el siglo veinte? Lo hacemos acá mismo.
-   Qué se yo. Si consigue el material que le digo lo podemos preparar entre los dos. Cuando uno no encuentra las palabras adecuadas debe consultar con aquellos que más saben. No creo que sea un tema que interese a las nuevas generaciones.
-   Hace un par de meses, un viejo cuadro revolucionario que conocí en la facultad y que vino a visitarnos de paso a Las Grutas  me dijo algo muy piola. “Vos proponé. Que de entrada respondan uno, dos o veinte, lo mismo da. En una sociedad donde nadie propone a favor de la reflexión, para la que todo es inmediatez, animarse a plantear  pensamiento  crítico  y  dialéctica  constituye  un  verdadero  compromiso social”  y agregó...  “es  lo  único  que  nos  queda  por  hacer  a  favor  de  nuestros muertos”. 
-   Bueno, acepto el desafío, pero le encargo los ejemplares de Controversia. 
-   Prometido. Ahora cuénteme un poco lo  de ayer. 
-   Si  lo  tuviese  que  definir  en  pocas  palabras  diría:  Patético,  bizarro  y  efectivo. Patético por  lo conmovedor  y dramático, una puesta en escena digna de Migré. Bizarro por lo arrojado e impetuoso del evento. Efectivo porque logró a las claras un eficaz  y  creíble  mensaje.  Ambos  sabemos  que ser  creíble  y  ser  veraz  son  dos características que se suelen colocar en un mismo rango pero poco tienen que ver una con otra. Uno puede ser creíble a partir de cuanta mentira diga. Tomemos por caso Menem que logró  el apoyo de una enorme mayoría. Lo mismo se puede ser veraz, tal como lo fue Pérez Esquivel en su lucha a favor de los derechos humanos, y lograr escasa credibilidad. Le puedo asegurar que, por unos segundos, acepté el estado de consternación de la viuda.  Sólo por unos segundos. No asistí al vino de honor porque supuse que a Quincey  no  lo  iban a dejar entrar. Esa parte nos la perdimos.  
-   Ya que menciona a Quincey le cuento que recibí su encargue.
-   Era hora hombre, se lo pedí hace tres meses. 
-   No es fácil. Estos libros no se editan más, lo conseguí en una feria de usados en Buenos Aires. Aquí lo tiene.
-   Bárbaro. “Del Asesinato Considerado como una de las Bellas Artes”.  Excelente, de 1829. Muchas Gracias. En tres o cuatro días se lo devuelvo. 
-   No es necesario. Es  un regalo que le hacemos con Mabel.
-   Se  lo  agradezco  de  corazón,  es  el  mejor  obsequio  que  puedo  recibir.           ¿Entonces le puedo encargar otro para la Biblioteca? 
-   Dígame.
-   “El Cancionero” de Francesco Petrarca. 
-   Qué fácil me la hace. Sonetos del siglo catorce. Si tardé tres meses para el otro pedido, con este ni le cuento.  
-   No se subestime. Usted conoce las librerías de la Avenida Corrientes como nadie. 
-   Prefiero las que están en Barrio Norte y Recoleta. Son locales atendidos por viejos libreros de profesión. Algunos de ellos son editores y otros directamente escritores. Es  un  placer  conversar  con  ellos.  Pero  siga  con  el  asunto  del  evento  mientras preparo unos mates. 
-   El relato no da para más. Lo que necesito es que me ayude a pensar algo.
-   Lo escucho. 
-   Tengo muchos deseos, como último acto de rebeldía, de desenmascarar a la caterva. Tanto a la viuda como a los hijos.
-   Le aseguro que conseguir el Cancionero es tarea más sencilla. 
-   Razonemos. Por un lado poseemos la información completa hasta de 15 de febrero  del año 2002, incluyendo lo ocurrido aquella noche mientras estuve presente. Tal lo acordado con  Dolores me retiré del galpón a las  once regresando, al otro día,  a las seis de la mañana.  
-   Usted sabe perfectamente que si comprueba el asesinato es cómplice.
-   No se trata de un asunto penal, Patricio. Mi intención no es denunciar. Es tratar de saber si les fui funcional a fines que estaban predeterminados o las circunstancias se dieron de modo casual. Esto es, admitir como válida la versión que asegura que el fallecimiento  de  José  Ángel  Ibarreta  se  produjo  por  un  paro  cardiorespiratorio cuando dormía.  
-   Lo  cierto  es  que  cuando  se  retiró  de  ahí,  el  Intendente  estaba  sano,  atado  y levemente dopado. Es una lástima que no se haya quedado fisgoneando por los alrededores. 
-   Les había dado mi palabra a Dolores y a los muchachos. 
-   ¿Qué encontró al otro día? 
-   Todo en impecable estado. Ordenado y limpio, sin indicios de violencia. 
-   Veamos  –  razonó Patricio  -  no existen demasiadas variantes. Por un lado pudieron haber aumentado la dosis provocándole el paro. Luego, entre los dos hermanos, lo trasladaron al vehículo. Por otro lado pudieron haberlo desatado y efectivamente, luego del susto y en su casa, cayó redondo víctima de su propio estado. La primera es  un  homicidio  simple  agra vado  por  el  vínculo,  la  segunda  tiene  elementos atenuantes que lo trasforman en un asesinato culposo. En ambos casos la droga tuvo que haber estado presente en los análisis de la autopsia.   
-   Si  es  que  hubo   autopsia .  De  todas  maneras,  en  lo  personal,  no  descartaría un suicidio.  
-   No lo había pensado.
-   Yo en su posición no hubiera dejado que ninguno de ellos se llevara una percepción triunfalista de la cuestión y de alguna manera les hubiese quitado el placer de la victoria.
-   Usted  es  usted: Mariano  Arce.  Preserva  para  sí  códigos éticos  que  los  Ibarreta adolecen por completo.
-   Estoy tratando de pensar como ellos. Él era un tipo que guardaba para sí la instancia de la última palabra por más que en si misma constituyera una soberana boludez. Se reservaba el punto ex tremo, era su obsesión y su capricho.  Pudo haber trasladado ese concepto para el final de su vida. 
-   Tranquilamente... pero estaba atado...
-   Tenía la suficiente lucidez para hallar la forma, no se olvide que era ducho en la materia, hasta pudo haber solicitado colaboración externa. No me interesa tanto la forma sino como esa forma jugó y sigue jugando en la cabeza de Dolores y sus hijos. Ayer me quedé con la extraña sensación que el homenaje era más necesario para ellos que a favor de la memoria del difunto. Como si el evento fuera el colofón de una Historia; el último renglón de la última hoja del último capítulo. Y a mí me interesa mucho esa última hoja. 
-   ¿Siguen viviendo en el viejo casco de los Sílvester? Eso sería todo un indicio de su
comportamiento. 
-   No. El campo fue vendido a un grupo inversor hace tres años. 
-   Le sugiero empezar por ahí. Contactarse con dicho grupo y corroborar la identidad del  vendedor.  Supongo  que  en  la  Municipalidad  no  le  negarán  la  información. Busque  una  excusa  simple.  Por  ejemplo;  intentar  contactarse  con  ellos  para ofrecerles sus habilidades como oficial carpintero y alambrador.  
-   ¿Y luego?
-   No sea ansioso. Es probable que un dato nos comunique con otro de forma tal armar una pirámide de certezas. Esas certezas nos proveerán de supuestos o indicios que nos llevarán  a  deducciones  viables  desechando  aquellas  hipótesis  erróneas.  Le propongo que cada dato hallado lo volquemos en un archivo informático. Esto nos permitirá relacionar sucesos y personajes, hacer cuadros y todo ese tipo de cosas. Además le cuento que tengo una pequeña camarita digital. Generalmente las fotos
constituyen toda una prueba.  
-   Voy a necesitar un pequeño curso. 
-   Mabel se encargará de enseñarle. Ella es la que maneja el tema informático. Yo toco
de oído –  sentenció Patricio - 
-   Empecemos por el comienzo entonces.

A media mañana del día siguiente Mariano Arce llegó a la Oficina de Catastro de la Municipalidad de Coronel Dorrego. En esta oportunidad Quincey quedó a cargo de la finca.  No tuvo mayores inconvenientes para conseguir la data. La información recibida fue completa. Apellido y nombre de los titulares de la sociedad, domicilio legal de la misma y domicilios particulares de los socios con el anexo de los números telefónicos fijos y móviles. No se atrevió a solicitar mayores precisiones. Consideró que más preguntas harían sospechar al gestor colocándose en evidencia. De inmediato fue al encuentro de Patricio para ordenar  los datos obtenidos . 

-   Cómo anduvo todo... ¿Tenemos algo interesante? 
-   El campo está bajo el dominio de una empresa que se llama El Maitén. Son capitales mendocinos y se dedican a la olivicultura. Tenemos el nombre de sus titulares, sus domicilios y números telefónicos. Por lo que veo guardan algún tipo de relación con la Olivarera de Las Marinas ya que el domicilio legal coincide. 
-   Estupendo. Tengo una excelente relación con el propietario. Un buen hombre que no quiere saber nada con la mass media dorreguense. Estuvo desaparecido dos meses y nadie movió un huevo por su libertad. En aquel entonces su esposa se presentó ante varios  abogados  de  la  zona  para  que  tomen  el  caso.  Ninguno  aceptó.  Las instituciones  intermedias brillaron por  su  ausencia  y  sus  colegas productores  ni siquiera atendieron a su mujer.  
-   ¿Qué raro, nunca me enteré? ¿Cómo se llama? 
-   El tipo es  muy reservado y como no vive en el casco urbano su drama no trascendió. No militaba ni trabajaba en política. Aparentemente fue un error de identidad. Lo que le puedo asegurar es que jamás perdonará las sesiones de picana que se comió. Ernesto Calder se llama.  
-     ¿Nos dará pelota?
-   Déjelo por mi cuenta. Yo le aviso. 

Siete días después un cordero al asador era la principal excusa para una reunión en el hogar del matrimonio Vázquez. Estaban invitados Ernesto Calder y su señora Leonor, Mariano Arce y por supuesto, Quincey. Ernesto aportó un excelente lote de un reserva neuquino artesanal mientras Mariano trajo su ya famoso jamón crudo para la picada. Las damas procuraron escoger de la quinta los mejores brotes de mantecosa, los tomates a punto y los cebollinos de mejor presencia. A todo esto Quincey esperaba por sus huesos . En medio del almuerzo y luego de dos horas de presentaciones, anécdotas y confidencias, Patricio introdujo el tema en forma directa. 

-   Ernesto. ¿Cómo anda el negocio?
-   En  lo personal bien.  Me asocié con  gente de Mendoza  y ellos me abrieron las puertas para  exportar a Chile.  Nuestra  calidad de  suelos  es  muy  buena para  la producción de aceite de oliva por lo que estas personas compraron campos en la zona y en breve comenzarán a producir. Yo los  voy a asesorar en temas tecnológicos introduciéndolos en el conocimiento sobre cuestiones locales de carácter  operativo  y de alguna manera llegaremos a un acuerdo económico. Parece gente derecha. La empresa se llama El Maiten y adquirieron los campos que hace años pertenecían a los  Sílvester, sospecho que todos conocemos la historia de esta familia. En una primera instancia y cuando se enteraron del tremendo destino del clan no querían saber  nada  con  comprar  debido  a  que  no deseaban  inmiscuirse  en  operaciones inmobiliarias  oscuras.  Aparentemente  les  presentaron  papeles  claros,  luego debidamente asesorados,  decidieron cerrar la compra. 
-   ¿A quién le compraron?  –  preguntó Mariano  - 
-   A  una  Sociedad  Anónima  que  se  llama  La  Provincial  Negocios  Inmobiliarios. Desconozco el nombre de los titulares. Sé que los papeles estaban en perfecto orden. 
-   No es la  primera  vez  que escucho ese nombre –   afirmó Mariano  – .  El  extinto Ibarreta me la había mencionado como una de las razones sociales utilizadas por los milicos para blanquear negocios oscuros.
-   Si me espera cinco minutos llamo a mis asociados y no tenga duda que en breve tendremos el dato preciso.  

Ernesto sacó su celular y se retiró unos metros en búsqueda de señal. En menos del
tiempo previsto ya portaba certera información. 

-   Qué macana. De haberlo sabido en tiempo y forma no sé si les hubiera aconsejado adquirir el predio.
-   ¿A quién pertenecía esa empresa?  –  inquirió ansiosa Mabel  -   
-   A la viuda Ibarreta. 
-  Todos sabemos que esa familia no poseía capital para adquirir tamaña finca  –  afirmó
Arce –  
-   Encima los rumores los acercan a los grupos de tareas que asolaron la zona durante la década del setenta. Grupos que secuestraron e hicieron desaparecer a la familia Sílvester sin dejar sobrevivientes –  detalló Ernesto -   
-   No son rumores,  Ernesto  –  interrumpió Mariano – , lo sé de muy buena fuente: la misma boca del caudillo radical. 
-   Primer  dato  certero  –   sentenció  Patricio  - .  Dolores  y  sus  hijos  continuaron usufructuando los bienes que José había obtenido mediante el homicidio,  el fraude y la estafa.  
-   Si  mal no recuerdo hace poco tiempo los hijos de Massera cayeron presos por lo mismo  –   aclaró  la  Señora  Calder  – ,  no  sería  descabellado  que  una  buena investigación obtenga idéntico resultado. 
-   Dejen la cosa por mi cuenta  –  interrumpió Ernesto  – . Yo voy a conseguir el legajo completo del inmueble a través de mis socios. De esa forma tendremos el historial de cada operación efectuada, dominios, valores reales y escribanos actuantes. Hasta pudo haber operaciones de lavado en el medio. No olvidemos que es un campo de tres mil hectáreas, no será complejo detectar la maniobra, si es que la hubo. De paso me voy a tomar el atrevimiento, si ustedes no se oponen, para realizar  algunos llamados a Portugal. Tengo ganas de charlar un rato con mi compadre, Alberto Giannastasio. Para el caso, su testimonio será de fundamental ayuda. De este modo el matrimonio Calder se incluía naturalmente en la futura investigación. Ernesto todavía conservaba en su memoria cuando ningún médico de la localidad lo quiso atender luego que lo arrojaran malherido a metros del mojón que señala el ingreso a la ciudad. Tampoco podía olvidar la solidaria actitud de Manuel Herrera, aquel joven enfermero tres arróyense que de camino a Bahía Blanca lo llevara en su auto hasta su finca y lo asistiera en las primeras curaciones. Patricio y Mariano debían equilibrar ese odio local de Ernesto, sin duda justificado, pero peligroso para los fines.  Durante la sobremesa el equipo de investigación quedó definitivamente constituido. Dos veteranos  castigados  por  la  negra  historia  de  los  setenta,  un  entusiasta  estratega  y compilador de datos y Quincey, quien gozaba con sumo placer de las costillas sobrantes del cordero al asador.   El  crepúsculo  los  encontró  debatiendo  temas  políticos,  históricos  y  filosóficos. Cambiaron opiniones sobre literatura, música y gustos personales. La velada concluyó prometiendo reiterarse.  




Capítulo 4   
Exilio

-   ¿Sabían que la Señora  Dolores, viuda de Ibarreta, anduvo durante su juventud en amores clandestinos con Albero Giannastasio?  –  sorprendió Ernesto - 
-   Está seguro de lo que dice,  -  inquirió sorprendido Patricio - 
-   Él mismo me lo confirmó vía e- mail. Su esposa falleció el año pasado y ya está demasiado grande para andar adjudicándose tonteras. Me contó que su relación duró bastante tiempo, incluso  más allá del  nacimiento de Arturo. En algún momento creyó que era su hijo . Da por cierto que allí radicaron  las causas  reales  de su exilio. Políticamente era un simple afiliado peronista cuya actividad se centralizó durante el período de la proscripción, nunca fue un militante combativo. Es más, se definió a sí mismo como un tipo cercano al ala progresista de la Federación Agraria, más allá que veía a los grupos revolucionarios con cierta simpatía, esto último en íntima relación  con  los  antagonismos  que  entonces  existían  –   sentenció  el  productor olivícola  - 
-   El juego se está poniendo interesante –  afirmó Patricio  – . Lo que usted trajo es un excelente dato, el cual debemos utilizar con madurez y mesura. Por añadidura no sería descabellado suponer la posibilidad que Arturo no sea hijo de Ibarreta lo que cambiaría el tablero radicalmente. Tamaña incertidumbre merece ser indagada. 
-   ¿Y cómo averiguar su identidad real?   –  lanzó Mariano a modo de cuestionamiento -   
-  Con un mechón de cabellos alcanza –  respondió Calder  – . Yo le pido a Giannastasio
que nos envié una muestra de su sangre guardando las debidas normas de asepsia exigidas para estos fines. Una vez aquí mandaríamos a analizar ambos patrones para determinar el porcentaje de factibilidad.  Si el estudio supera el noventa por ciento de compatibilidad la hipótesis se transforma inmediatamente en prueba.  
-   Pensando en voz alta y por fuera de un mero descubrimiento de sesgo personal,  esa información ,  qué incidencia tendría en la cuestión de fondo  –  preguntó Patricio  – 
-   Puesta en escena oportunamente sería muy valiosa, sobre todo para incomodar a la viuda cuando llegue el momento adecuado –  afirmó Calder – 
-   Conseguir un mechón del Intendente no es demasiado complicado. Arturo al igual que su hermano es tan putañero como su antecesor –  sentenció Arce  –, tienen la costumbre de seguir los primarios mandatos de sus instintos.
-   A trabajar entonces -  propuso Ernesto – . Una vez que tengamos los resultados del ADN sugiero analicemos toda la data, de forma tal,  iniciar  la tarea de pesquisa apuntando directamente a la familia Ibarreta. 

Al mes la muestra de sangre estaba llegando en su propio envase. Alberto decidió visitar a su compadre por unos días luego de treinta años de ausencia. Un simple mensaje de texto  le  indicó  a  Patricio  que  la  “operación  identidad”  estaba  en  condiciones  de comenzar ya que la sangre de Giannastasio había arribado a su domicilio.   El viernes por la noche un grueso mechón de pelo púbico perteneciente al Intendente Arturo  Ángel  Ibarreta,  prolijamente  aislado  y  ensobrado,  llegaba  al  predio  de  Las Marinas. Era alcanzado por Paula Torrente, una de sus ocasionales amantes. Los mil pesos de recompensa harían olvidar todo recuerdo del evento.   Al día siguiente partieron por la mañana, bien temprano, rumbo a Bahía Blanca con el objeto de visitar al Doctor en Bioquímica Gerardo Hernández, viejo amigo de Ernesto Calder. Pasado el mediodía ya se habían efectuado todas las diligencias. El resultado estaría disponible en diez días. El profesional se ofreció adelantarle el resultado vía correo electrónico y enviarle el documento original  por un comisionista.   
Dos semanas tardó el grupo en volver a reunirse. La consistencia de la documentación acumulada exigía tomar decisiones concretas.

-   ¿Qué certezas tenemos hasta ahora, Patricio?  –  preguntó Arce  – . Muestre un poco sus cuadros analíticos. 
-   Primero: Tenemos el protocolo oficial que acredita que La Provincial –  Negocios Inmobiliarios S.A. eran dominio y propiedad de la Señora  Dolores Beatriz Campos, Argentina, casada en primeras nupcias con José Ángel Ibarreta..... etcétera, etcétera. ...... y que la única operación que realizó, por aquella época, fue la compra de la Finca de la familia  Sílvester por el diez por ciento de su valor real de mercado. Este dato se desprende de las tablas de valores y equivalencias que se adjuntan en el anexo del informe. Segundo: Que la empresa mencionada retoma sus actividades comerciales  veintinueve  años  después  vendiendo  dicho  inmueble  a  la  Empresa mendocina El Maitén a precio real. Durante ese lapso de tiempo no se registran actividades productivas ni mercantiles en dicho predio. En ambos casos  interviene la Escribanía López Descalzo ubicada en la ciudad de Bahía Blanca, propiedad del Escribano  Felipe  López  Descalzo,  hijo  del  Teniente  de  Marina  Ramón  Andrés López Descalzo, imputado, procesado y detenido por crímenes de lesa humanidad y que fuera liberado tras el indulto dictado por el presidente Carlos Saúl Menem. Dicho militar se encuentra fallecido. Tercero: No existe cuenta bancaria ni depósito que acredite haber recibido el monto de la última operación. Sí sabemos, que las cuentas de la familia López Descalzo recibieron un depósito de seis millones de dólares por lo cual tributaron como lo marca la ley impositiva. De esto se desprende que  Dolores Campos de Ibarreta cumplía el papel de testaferro de esta poderosa familia castrense del sur de la Provincia de Buenos Aires. Cuarto: Poseemos  el testimonio  por  escrito de  Alberto  Giannastasio  detallando  la  operación  que  fue obligado a realizar bajo amenaza de tortura en octubre de 1977. Dicha compraventa estuvo supervisada por el mismo bufete bahiense. Quinto: Tenemos el resultado del análisis de ADN. El mismo confirma con un 97,65 % de certeza que  el padre del mencionado es  Alberto Giannastasio. Sexto: Podemos anexar un detalle de los sucesos del 15 de Febrero de 2002 teniendo  como base el testimonio de Mariano Arce.  Séptimo:  Sabemos  que  el  actual  Intendente  nunca obtuvo  su  graduación universitaria.
-   Estupendo, todo muy bonito –  afirmó Mariano –. Periodísticamente resulta muy tentador pero... ¿Qué podemos hacer con todo esto? 
-   Provocar incomodidades –  sugirió Patricio  –  Como primer paso es posible diseñar un prolijo informe, anillarlo y remitirlo a la familia de manera anónima. A partir de allí  y  pacientemente  podemos  comenzar  a  observar  sus  comportamientos.  Ellos sabrán entender que ese informe, de trascender, los condenaría de por vida.
-   Pensándolo bien   –  aclaró Calder  –   propongo que evitemos incluir en el informe la
noche del 15 de febrero del año 2002. Considero que Mariano quedaría demasiado expuesto. Si bien sospecho que no demorarán mucho en identificarnos, resultaría más que provechoso ocultar parte de nuestro juego. No sé... ¿Ustedes que piensan al respecto? 
-   Es coherente  –  señaló Patricio  - , creo que nadie puede estar en desacuerdo. (La afirmativa por parte del resto del grupo no se hizo esperar) En dos días pueden pasar a revisar el boceto y hacer las correcciones que crean oportunas. Estimo interesante hacer tres copias y enviarlas a cada uno de los domicilios particulares. De este modo Dolores  Campos  y  sus  hijos  no  podrán  evitar  el  conflicto  que  generarán  las novedades.  

Los  envíos  arribaron  a  cada  uno  de  los  destinos  en  tiempo  y  forma.  Alberto Giannastasio se ofreció a distribuirlos ya que su rostro no era conocido en la ciudad. De todas formas se aseguró y efectuó la encomienda horas antes de regresar a Buenos Aires para abordar  su vuelo con destino a Portugal. De este modo no había matasellos que rastrear ni chasquis a indagar.  Arturo  fue  quien  mostró  mayor  urgencia  ante  el informe.  Desencajado  arribó  a  la estancia de su madre presuroso por respuestas y aclaraciones... 

-   ¿Qué significa esto?  –  preguntó irritado – 
-    No sé hijo. Pero hay temas de los que debemos hablar urgentemente.  
-   Ya lo creo, esta información me afecta muchísimo, sobre todo a escala personal. En el  ámbito  político  el  asunto  es  secundario.  Hay  cosas  que  sabemos  que  son ciertas…. Pero….  ¿Existe algún error u omisión en este informe qué debamos tener en cuenta?
-   No Arturo  –  respondió  Dolores  - , lamentablemente este esbozo fue diseñado por nuestro pasado y tenemos que buscar al autor o a los autores en el marco de ese pasado.  
-   Por el momento lo único que me interesa es la verdad que encierran mis venas, el ejecutor o los ejecutores de esta provocación me tienen sin cuidado.
-   Espero sepas entender que el promotor de este informe busca nuestro conflicto, busca un frente interno que horadar. 
-   Lo que siento y me sorprende es observar que hubieras sido capaz de partir de este mundo sin decirme la verdad. Manejaste mi culpa durante cinco años. Tenés más de setenta, mamá... ¿y tu sabiduría?
-   No seas cruel Arturo  –  interrumpió el recién llegado Raúl  –, dejá que al menos nos entregue su versión.
-   Te escucho entonces…
-   Ibarreta fue un ser despreciable, nadie lo sabe mejor que nosotros, de lo contrario no hubiese tenido el final que tuvo. Me dedicaba el mismo trato que concedía a sus antagonistas.  Jamás  me  sentí  persona  a  su  lado  y  menos  aún  mujer.  Alberto Giannastasio era un hombre con todas las luces  y decoros, tuve oportunidad de conocerlo estando de novia con Ibarreta en una fiesta del Club Independiente. Por entonces Alberto era la estrella del equipo que saliera ese año campeón de Básquet en la Liga del Sur. No enamorarse de ese hombre era imposible; por fuera de su elegancia  y  galantería  era  sumamente  correcto:  lenguaje  atildado, firmes convicciones humanistas, solidario, culto, un  ser humano con mayúsculas. Yo estaba comprometida con tu padre... bueno, con Ibarreta,  por mandato familiar. En aquel momento  muy  poco  se  podía  hacer  al  respecto.  Con  Alberto  mantuvimos esporádicos encuentros hasta meses antes de tu nacimiento, luego cada uno hizo su vida tratando de evitarnos. Siempre estuve segura que José le  sugirió a los militares la persecución de los Giannatasio por esa razón. Creo que lo sabía. No era gente comprometida con el proceso armado de los setenta, representaban una suerte de librepensadores que manifestaban, en su ámbito, aquello que les parecía correcto. Como tenían muy buen pasar económico y varios cientos de hectáreas encontró la excusa apropiada para explayar su silenciosa venganza.  
-   ¿Tuviste, por lo menos, la hidalguía de advertirle? –  preguntó Arturo  - 
-   No.  Estaba  aterrorizada.  Además  yo  sabía  que  tu padre  era  Alberto.  Cualquier certeza haría que esas bestias lo destrozaran por mandato de Ibarreta. De alguna manera colaboré con mi silencio para menguar en parte su sufrimiento.
-   ¡Qué  buen  gesto!  Deberías  haberte  postulado  para  algún  premio  humanitario  – 
retrucó el Intendente  -   
-   ¿El hombre vive? –  Preguntó Raúl  - 
-   Seguramente, de lo contrario no hubiese podido llevarse a cabo el análisis. Él debe ser parte importante de este  informe, sea como impulsor o como colaborador. De todas formas jamás me atrevería a reprocharle algo y más ahora que debe saber tu identidad  –  respondió la mujer  -   
-   ¿Te diste cuenta mamá? Una situación de mierda para él y para mí; sos más parecida a José  Ibarreta de lo que crees. 
-   Sos un pelotudo importante Arturo –  sentenció Raúl  – . Tratá de pensar. ¿Qué daría yo por enterarme que mi padre vive y saber de la dignidad que siempre mantuvo?  
-   No seas  caradura  Raúl, esa  es una posibilidad virtual.  Yo seré  Giannastasio de sangre, pero de imagen, comportamiento y formación soy Ibarreta. Y lo peor es que nunca podré dejar de serlo. Cada realización de mi vida lleva su impronta y cada pensamiento su lógica, es decir su mierda; una lógica despiadada y ruin, egoísta y miserable. Por lo que mamá cuenta  Alberto Giannastasio no se merece el fraude que soy,  hasta  no  tuve  reparos  en  aceptar  un  título  universitario  sin  haber  cursado material alguna. Tengo cuarenta y ocho años, no se puede volver de la historia, flor de mentira esa que hablaba de su final. Cuando uno abre el libro adecuado y hace una  lectura  inteligente  todo  deviene  como  en  cascada.  Causas,  efectos, circunstancias y azares. No me exijan lo que no puedo dar, elaborar todo esto me va a llevar un buen tiempo. 
-   ¿Qué tenes que elaborar?  –  cuestionó Raúl  -  ¿Dónde quedó tu pragmatismo,  tu
convencimiento que todo es relativo? 
-   Pragmatismo y convencimiento. Curioso oxímoron. Borges te diría que planteaste un  original  razonamiento.  Algo  así  como  inteligencia  militar  o  revolución libertadora. Tal vez, como dice Hemingway “el hombre que ha comenzado ha vivir seriamente por dentro, empieza a vivir más sencillamente por fuera”. 
-   Disculpame Arturo – agregó Raúl –  El paraíso lo prefiero por el clima, el infierno
por la compañía decía Mark Twain. Otra señal, por un rato me crucé con la noche  del  suicidio.  Tanto  Papá  como  Arce  citaron  varias  veces  al  cuentista norteamericano.....  Estamos bajo un  ataque  de  moral.  Dejemos  las hipocresías de lado, somos lo que quisimos ser y siempre hicimos lo que nos pareció más beneficioso. Mueve a risa tu sospechoso relato ético. Dónde lo compraste o mejor dicho a quién se lo robaste.
-   Estamos  frente  a  personas  de  excelente  nivel  cultural,  formación  académica  y ciertamente metódicos. Digo personas debido a que determinadas averiguaciones que realizaron requieren de una logística diversificada. Contactos con gestores en entes  oficiales,  laboratorios,  abogados  y  un  competente  escriba  con  recursos literarios. Todos muy cercano s al pensamiento de Alberto.  – razonó  Dolores  -   
-   ¿Comunistas?  –  interrumpió Raúl  –   
-   Dicen que “las víctimas y las derrotas quedan siempre sin voz, sin relato propio, sin pasado”.  Pues  bien,  temo  que  esas  víctimas  vinieron  por  lo  suyo,  vinieron  a expresarnos su r elato y su dolor,  y también a reclamar.  El peligro que corremos es enorme, en este momento cuentan con las armas políticas adecuadas. El error de Ibarreta  y  sus  esbirros  fue  no  reconocerles  su  entidad  histórica,  fue  pretender negarles que aquí hubo un incipiente proceso revolucionario que quedó trunco. Ellos necesitaban su lugar y su tiempo para poder expresarse con respecto a esa derrota. El plan de desaparición de personas puesto en marcha por la junta no fue solamente delictiva, fue también psicológica.  Esto nunca sucedió.  No te equivoques Raúl.. Si son comunistas, peronistas, radicales o socialistas es lo menos relevante. Esto es algo  mucho  más  complejo  y  vital  porque  posee  una  impronta  histórica  muy marcada. Es como decía Jauretche “las disputas de la izquierda Argentina son como los perros de los mataderos: se pelean por las achuras mientras el abastecedor se queda con la vaca”. No nos podemos conformar con las etiquetas.  Estos grupos poseen una entidad superior y vienen por la vaca. No en vano las persecuciones más crueles  se  centralizaron  en  este  conjunto  ideológico  ya  que  combinaban  una formación intelectual elevada con una importante inserción en al ámbito cultural, en las bases sindicales y en los troncos estudiantiles. Tosco, Salamanca, Ortega Peña, Urondo y Walsh son claros ejemplos de estos cuadros políticos. Algunos afirman que la represión no fue indiscriminada. Y estoy de acuerdo. No sólo se planificó, además se apuntó directamente a los más notables y capaces. A la generación que supo formar se en una universidad brillante  –  sentenció la viuda  -   
-     No es para tanto. Han de ser simples mortales. – destacó Raúl  –
-   Me incomoda tu pensamiento lineal Raúl  –  fustigó Arturo  – . Estas personas existen más allá de su finitud. A tu padre le tuvimos que inventar un homenaje para que alguien recuerde su existencia; evento organizado más por nuestras propias culpas que por verdadero afecto o reconocimiento.  
-   Ya no discutan  –  recriminó  Dolores  – . Temo que este informe esconde todavía mayor información. Lo veo como un prólogo, el comienzo de una condena que nos perseguirá  durante  mucho  tiempo.  Veamos.  Dijimos  que  para  el  análisis  de paternidad fue necesario que Alberto estuviera en el país. 
-   No necesariamente  –  aclaró Arturo – , pudo haber enviado sus muestras vía correo internacional. Por ejemplo una extracción de sangre debidamente conservada.
-   No lo creo, perdería valor científico. – insistió  Dolores  –  Tenemos que ponernos en contacto con gente del servicio de inteligencia de la fuerza aérea para que ellos averigüen si Alberto Giannastasio ingresó al país en estos últimos dos meses. Ellos tienen acceso al movimiento de tráfico internacional. Encargate de eso Raúl. 
-   Porqué no dejás ese tema en mis manos. Creo que tengo derecho –  interrumpió Arturo  –, puedo hacerlo de  otra manera, un poco más directa y no tan oscura. 
-   Como quieras. ¿Le vas a contar algo de esto a Sofía y a los chicos? –  preguntó la madre -   
-   Todavía no. Ella es mi esposa y siempre traté de preservarla de toda la inmundicia. Por el lado de Juanjo y Marcos  me incomodaría su pretensión de conocer al abuelo. Supongo que más adelante hablaré del asunto.

Las primeras señales de enfrentamiento se dieron de manera inmediata. Arturo y Raúl comenzaron a desarrollar sus propios egoísmos. El usurpador versus el usurpado, el bastardo  frente  al  legítimo.  Dolores,  superada  por  el  pasado   y  por  el  pánico ,  se juramenta, con atención,  a moderar el impacto de la historia.  


Capítulo 5 
Papá

Sr. Alberto Giannastasio 
De mi mayor consideración:  
                                                 Me apellido Ibarreta. Es probable que esto le suene raro y hasta osado, pero no lo conservo con orgullo. Tal vez haya optado por mantenerlo como una suerte de mal merecido, como aquello que se sabe provocado por uno mismo, al igual que el cáncer pulmonar debido al tabaco o la cirrosis por responsabilidad del alcohol.  Un  informe  recibido  hace  pocos  días  me  instaló  dentro  de  una  atmósfera plagada de inquietudes y desencantos. Pero no es usted el culpable de tales fenómenos. Le pido que  no se inquiete, creo estar maduro para absurdos e incómodos encuentros. No es mi intención modificar su vida y sus dolores. Solamente deseo informarle de mi satisfacción por la inesperada revelación de la fui objeto. Es probable que nunca pueda disfrutar de su hidalguía; lo respeto y espero que de aquí en más, lleguen a sus oídos noticias de mi vida que animen su espíritu. 

                                                                          Siempre a su disposición 
                                                                                    Arturo Ángel 


Arturo  había  averiguado  el  domicilio  de  su  padre  siguiendo  las  instrucciones  de Dolores. Efectivamente, estaba asentado en los registros aeronáuticos internacionales que  Alberto  Giannastasio  había  pasado  unos  días  en  Argentina  por  cuestiones familiares. La escueta misiva partió rumbo a Lisboa por correspondencia simple. La misma oscura metodología Ibarreta pero utilizada para fines distintos. De este modo y por un lado cumplía con la misión encomendada por  su madre, y por el otro intentaba un acercamiento tan necesario como imposible. 

-   Lo  tenemos  confirmado  a  Alberto –   Comentó  Dolores  -.  Ahora  es  necesario averiguar si el día de su llegada viajó a Coronel Dorrego por cualquiera de las dos empresas de transportes de pasajeros que vienen desde Buenos Aires. No se olviden que ahora es imprescindible identificarse para acceder al pasaje.  Además otra cosa. ¿Qué se sabe de Mariano Arce? 
-   De lo primero me encargo yo –  confirmó Raúl  – . Con respecto al viejo Arce y  tal cómo habíamos quedado luego de aquella noche del 2002 lo tengo en permanente vigilancia. Sé que está haciendo una vida acorde a su edad.  Su casa, el cementerio y la Biblioteca son sus ámbitos naturales. Me informaron que estuvo en el homenaje a papá. Días después hubo un encuentro en la casa de Patricio Vázquez, el Presidente de la Biblioteca. Don Mariano estuvo presente junto al matrimonio Calder. 
-   Calder... ¿El propietario de la Olivarera de Las Marinas?  –  interrumpió la mujer  -   
-   No sé. No los conozco. No son gente de la ciudad – respondió el hijo menor -  
-   Si. Estoy  segura que debe ser esa familia, exclamó en voz alta la madre- .  Ahora entiendo... Es como yo digo, es una  cuestión de paciencia,  todo se ordena solito .  Ernesto  Calder  fue  secuestrado  por  un  grupo  de  tareas  debido  a  un  error  de información estando una semana detenido. Sé que fue torturado y luego liberado, no me extrañaría que haya tenido relación con Alberto. Tenían un perfil similar, no pertenecían a ningún grupo revolucionario y jamás portaron armas pero, de alguna manera, adherían desde las ideas y su formación intelectual. 
-   Calder, Giannastasio y Arce. Lo curioso es que nada comentan en su informe de aquella noche del 15 de febrero del 2002  –  resumió Raúl  – . 
-   Dos razones querido. O no quisieron exponer a Mariano o la cosa viene por ese lado. ¿Qué sabemos del Presidente de la Biblioteca? . 
-   Como  te  dije,  mamá,   el  tipo  se  llama  Patricio  Vázquez.  Hombre  relativamente joven,  casado,  sin  hijos, llegó  a  Coronel  Dorrego hace tres  años.  Supo  ser,  e n Buenos Aires,  delegado gremial docente y estudiante universitario en Filosofía y Letras. Trabajó doce años como Auditor en el Banco de Crédito Argentino del cual fue despedido antes que la entidad se fusionara con un grupo español. Según me informaron parece que el hombre se tomó muy a pecho su trabajo. Para esta entidad bancaria, por entonces presidida por nuestro  amigo,  correligionario y ex jefe de la SIDE Fernando de Sabaleta. Esta clase de investigaciones eran inviables desde lo político.  La  resultante  fue  el  despido  del  recurso  que  inspeccionó.  Durante  los ochenta estuvo afiliado al Partido Intransigente del doctor  Oscar Alende  trabajando, al  mismo  tiempo,  para  una  de  las  organizaciones  de  derechos  humanos  que pululaban por entonces. El informe concluye aseverando que Vázquez no registra actividad política en los últimos años . 
-   Debe ser él quien confeccionó estos manuscritos, afirmó Dolores  - . En su lugar posee máquina fotocopiadora y elementos informáticos adecuados. Generalmente, estos tipos son grandes lectores y escritores vocacionales. Cuando ven la posibilidad de desarrollar su inspiración lo hacen con sumo entusiasmo. Fijate: el relato posee adjetivaciones  y  un  estilo  literario   bien  definido.  Debemos  saber  todo  lo  que podamos de él.
-   ¿Qué hacemos con Arturo?
-   Tema complicado  –  sentenció  Dolores  -. No creo tener las fuerzas suficientes para poder  manejarlo.  Lo  de  Arturo es terrible porque  como añadidura es la  cabeza visible de nuestro sujeto social. Esta gente es muy inteligente. Sabían que el detalle  de  su  identidad,  apenas  anexado,  iba  a  condicionar  notablemente  nuestro comportamiento. 
-   Es una pena que no podamos contar con aquellos mecanismos que papá empleaba en  los setenta  –  ironizó Raúl  -  . 
-   No hijo, estás totalmente equivocado. Justamente por eso  las cosas son como son. El presente está determinado por las conductas del pasado y lo que busca esta gente es justicia.  Nuestro  problema  es  que  estamos  del  lado  equivocado  y  con  grandes impedimentos  para  poder  cruzar  de  vereda...  Hoy  existen  en  nuestra  vida  los Giannastasio,  los  Calder  y  los  Arce  por  culpa de  tipos  como  tu  padre,  no por responsabilidad de ellos. 
-   ¿Qué hacemos entonces? dejar que nos trituren, entregarnos... 
-   Ni una cosa ni la otra. Aparte no tenemos cuenta alguna que pagar ante la ley. Creo que  lo  esencial  es  entender  el  momento,  analizar  prudentemente  y  desechar cualquier consejo del instinto. 
-   No entiendo. Realmente nada me cierra, mamá. 
-   Vos encargate de lo que te pedí y documentate bien que algo se me va a ocurrir, confiá en tu madre. Tu padre fue cruel y despótico, pero quiero que tengas claro que fui yo la persona que más lo sufrió. Fui ultrajada, irrespetada, engañada y hasta sometida violentamente cuando me oponía a alguno  de sus abusos. Y estos los incluía a ustedes. 
-   No lo sabía. 
-   Si  que lo sabías. Tu inconsciente prefirió omitirlo. Es hora de que tomes conciencia y madurez de una buena vez. 

Siete  días  después  la  información  había  sido  corroborada.  Los  grupos  antagonistas poseían certezas inescrutables, era tiempo de enfrentarse a los fantasmas, a  los errores y a  los  horrores  del  pasado.  De  alguna  manera  todos  estaban  unidos  por  un  hilo conductor. Ser víctimas de una época que nadie tenía deseos de recordar pero que dejó cicatrices imposibles de olvidar. Así lo entendió  Dolores. Por ello sorprendió a propios y extraños con una decisión valiente, lindante con el ingenio y la provocación.






Capítulo 6    
La Invitación

“He creído oportuno, ante  las  circunstancias conocidas, promover  una reunión que instale un clima de consenso, confraternidad y diálogo. Sin ningún tipo de dudas todos fuimos víctimas de una época de desencuentro, violencia y frustración que sorprendió, a  cada uno, ocupando  un  sitio determinado,  en  muchos  casos  no  elegido, debiendo fidelidades a personas que nunca terminamos de conocer o traicionando afectos por intereses de terceros. Nuestra familia ha recibido un informe que no falta a la verdad. Inútil sería, por parte nuestra, escondernos tras el prisma del olvido. Sé que no somos culpables  desde  la legalidad pero no afrontar nuestras  responsabilidades  éticas nos asemeja  a  aquellos  que  tanto  daño  han  causado.  Por  estas  razones  los  invito  a participar de un ágape que organizaré el día 17 de Octubre a las 20.00 horas en las instalaciones de la Finca “El Poniente”.   Esta invitación formal incluye a la compañía que consideren conveniente. Los saluda muy atentamente. 

                                                                    Dolores Beatriz Campos  viuda  de Ibarreta 



Los cuatros sobres llegaron a la Biblioteca Popular, cada uno de ellos especificaba el nombre  del  destinatario  con  la  debida  aclaración  sobre  la  confidencialidad  de  su contenido.  Esto  evitaría  curiosos  fuera de los interesados. Arce,  Calder  y  Vázquez decidieron transcribirle a Giannastasio la correspondencia de manera textual vía correo electrónico. Faltaban veinte días para el evento. Alberto tenía suficiente tiempo para regresar a su terruño si creía conveniente aceptar el reto.  

-   ¿Será cómo el Banquete Severo Arcángelo de Marechal o similar a la cena que describiera tan eficientemente Filloy en Op Oloop? –  ironizó Arce  -  
-   Seguro que Gog y Mc Gog estarán presentes –  afirmó Patricio con cierto cinismo  – 
-   No  lo  creo –   interrumpió  Calder  – .  Noto  ciertos  elementos  interesantes  en  la invitación.  Alguna  cuota  de  autocrítica,  cierta  verdad   histórica,  un  tempo ciertamente modesto y un acento casi indigente. Yo no sería taxativo al respecto. Es un desafío sugestivo y muy interesante, recuerden que el informe lo disparamos como provocación. Bueno, el tan esperado rebote se hizo presente. De todas formas debemos esperar la opinión de Alberto. 
-   Aguarden – advirtió Patricio –  está llegando un mensaje a nuestro mail. Es Alberto. Tarda un poco en descargar... A ver, a ver... Dice... leo textual: “Estoy llegando a Buenos  Aires  el  ocho  de  Octubre,  calculo  que  el  once  a  más  tardar  estoy  por Coronel Dorrego. Tengo que pagar algunas visitas pendientes en Buenos Aires, de ahí la demora. Con respecto a la invitación de Dolores soy de la idea de aceptar el convite. Si acuerdan con mi idea prolongaría mi estadía por unos días”. Les pido me organicen la estadía, prometo no ser un visitante complicado. Abrazos a todos.  
-   Nada más que decir entonces  –  decretó Calder  –   
-   No  tan  así –   interrumpió  Mariano  – ,  en  lo  personal  considero  la  situación  sumamente  delicada.  El  15  de  Febrero del 2002  fui  testigo de  la  confesión  de Ibarreta ante Dolores y sus hijos, al otro día el hombre se desayunó muerto. Por otro lado,  sabíamos que  no iban  a  tener  inconvenientes  en  teorizar quienes  eran  los autores del informe, pero el  grado de exactitud me llama la atención. Máxime la precisión  sobre  Patricio.  Es  muy  nuevo  en  la  comarca,  realmente  debemos reflexionar.  Digo,  no  había  manera  de  llegar  a  Patricio  sino  a  través  mío;  si admitimos  esto  como  cierto,  quiere  decir  que  he  tenido  vigilancia  permanente. Estimo que deberíamos tomar los recaudos necesarios sabiendo el perfil de nuestros anfitriones. No sería descabellado pensar  que esta gente contrate mano de obra desocupada para este tipo de encomiendas. 
-   ¿Cuándo habla de previsión,  habla de armas?  – preguntó Calder  – 
-   Si no las tomamos en aquellos tiempos, menos ahora, se apresuró a responder Arce-. En  primer  lugar  sugiero que  no  lleven  a  sus esposas  a la  reunión. En segundo término estaría más tranquilo si contáramos con apoyatura exterior en las cercanías de la finca. Siempre es mejor estar preparados.  
-   Sobre lo primero estoy de acuerdo –  aclaró Patricio  – , por lo otro me inclino esperar por la opinión de Alberto. Si me permiten me gustaría escribirle sobre el tema.
-   Por supuesto, me p arece atinado.  –  Reflexionó Calder  -  

El  mail  salió  disparado de  inmediato.  Una  hora  después  la  respuesta  estaba  en  la pantalla.  
“De acuerdo con  la primera  sugerencia. Sobre  el  segundo  punto déjenlo por  mi
cuenta. Justamente mi estadía en Buenos Aires tiene que ver con el asunto”. Saludos Alberto

-   Todos de acuerdo. A confirmar nuestra presencia entonces. 



Capítulo 7
El Ágape

El patio interno del casco de la estancia estaba iluminado a pleno.  El brillo de las rústicas baldosas color ladrillo permitían sospechar la existencia de un cielo diáfano, plagado de poemas y estrellas cómplices, puntos aislados y reflejos difusos ante cada paso.  La  mesa  ovalada  estaba  en  el  centro  de  la  escena ,   cubierta  con  mantelería confeccionada  artesanalmente,   completa  en  copas  de  diversos  tamaño s  y  colores, platería por doquier, vinos de exportación de variados cepajes e importantes porciones,  debidamente distribuidas, de los manjares más característicos de la zona: Escabeches de jabalí,  vizcacha, nutria  y  ciervo, pan  de campo  relleno  con queso,  jamón cocido  y 
láminas de pimiento calahorra sin piel, arrollado de pollo cortado en finas rodajas, costillitas de cordero previamente adobadas y un asador pleno de exquisitos cortes vacunos.  Las ensaladeras decoraban la extensa mesa a modo de centros estéticos. Colores y sabores diversos en el marco de un clima inmejorable para esa altura del año. La variedad de rojos frutales originarios de los bosques del sur andino imponía n fuerte presencia desde una  repisa  lateral.  Daba  cierta  pena  ultrajar  ominosamente  desde  el  apetito  tan imponente presentación.  Los anfitriones exhibían sus mejores galas. La viuda de Ibarreta lucía un elegante  y ceñido ambo oscuro  de  corte masculino,  resaltado por  una delicada  camisa  blanca, pañuelo de seda bermellón enlazado a su cuello por un broche de estilo y botas  de carpincho al tono, de  caña alta  y  moderado tacón. El tímido maquillaje dejaba observar con claridad el paso del tiempo. La belleza y la vejez, como de costumbre, se hacían una nueva y permisiva concesión. Alberto Giannastasio había oficiado inconscientemente de paradigma  inspirador.  El  Intendente  y  su  hermano  ostentaban  sendos  trajes  de impecable traza dentro de las tonalidades del gris. El primero combinaba la camisa verde agua con una corbata marmolada cruzada por finas líneas diagonales guardando, en  forma  delicada,  una  prudente  integración  de  tonos.  Zapatos  y  cinturón  negro completaban el atuendo. El segundo mostraba una indiscreta camisa rosa cerrada hasta el último botón. Este era cubierto por un broche de oro ciertamente exagera do. Al igual que su hermano, los zapatos y el cinturón guardaban idéntica traza. Tanto Arturo como Raúl habían decidido concurrir a la velada en soledad.  El primer automóvil cruzó la tranquera de la finca a  las 19.55  horas. El conductor Patricio Vázquez era acompañado por Mariano Arce y por Ernesto Calder. Dos minutos después Alberto Giannastasio ingresaba a la misma conduciendo un vehículo de alquiler rentado en Buenos Aires. Circularon por el ripio de acceso al casco principal llegando prácticamente junto s a la galería del estacionamiento. Un fuerte abrazo los confundió de inmediato. Personal de servicio de la finca, contratado para la ocasión, los guió hasta el patio  interno  de  la  estancia.  Se  observaron  atentamente  para  corroborar  que  sus sobaqueras permanecieran fuera del alcance de la visión. Este último detalle había sido consensuado a instancias de una sugerencia adicional efectuada a último momento por Alberto desde Buenos Aires. Algo no le cerraba, de allí la prevención. La concurrencia a pleno sintió el rigor del primer impacto. Los Ibarreta se sintieron tan extranjeros  como  sus  visitantes. El  primer  paso  lo  dio,  como  no podía ser de otra manera, el Intendente Municipal en ejercicio.

-   Muy bienvenidos a nuestra casa,  es un honor que hayan aceptado la invitación. Aspiro  que  a medida del  transcurrir  de  la noche  vayamos  encontrando distritos comunes y conversaciones afines. Sé que las palabras en ocasiones son útiles para intercambiar ideas, pero también son herramientas para distraer  y confundir. Espero sepamos entender el momento y hacernos cargo con hidalguía de todo aquello de lo que somos o fuimos garantes. 
-   Siempre somos responsables de aquello que no tratamos de impedir, agregó Arce. Disculpen es un viejo axioma Sartreano. 
-   Conocemos su admiración por Sartre estimado Mariano –  sostuvo  Dolores - 

Raúl estaba ciertamente desconcertado.  La s actitudes  sumisas de su madre y de su hermano con respecto a los visitantes le causaban escozor y desencanto. No aspiraba agresiones directas, p ero si entablar una suerte de posicionamiento firme. Ellos eran la familia  más  poderosa de  Coronel  Dorrego por  lo  tanto  consideraba  que  no  debían
conceder permisos ni debilitar sus discursos. Estaba seguro que ese cuarteto venía por ellos y su historia, y  de alguna manera venían por sus pertenencias. Aquellas por las cuales luchó, en medio del barro de la política, su padre. Su vanidoso y odiado padre, pero suyo al fin.  


-   Se la ve encantadora señora  –  aseguró Giannastasio – . El tiempo no ha forzado su siempre intacta distinción. Después de tantos años los reencuentros no siempre son un placer desde la estética; he aquí una muy agradable excepción.
-   Alberto, no seas tan formal. Te agradezco el comentario pero todos los presentessaben  que  nos  unió  más  que  una   aventura  juvenil.  Tal  vez,  en  su  momento, preferimos valorar otras cosas más cercanas a nuestros egoísmos. Nada ni nadie lo puede modificar, ni siquiera el propio Arturo. 
-   Arturo. Qué maravillosa zancadilla de la vida. Y justo cuando uno está finalizando el juego. Un hijo para escuchar, para acompañar, para hacerse a un lado, si así lo requiere.  Con  Susana  nunca  pudimos  disfrutar  de  la  paternidad.  Fueron  sus recurrentes tumores y los crónicos problemas de su genitalidad  los que terminaron imponiéndose. En  Lisboa la cosa  había mejorado desde lo físico, incluso  nos  habían  dado lejanas esperanzas, pero el cuarto de hora había transcurrido. Entró en una depresión de la que nunca pudo salir. Se sentía en deuda conmigo. Justo ella.  
-   Siento ser tan importante y al vez un convidado de piedra –  afirmó Arturo  – , son cosas en donde el sentimiento debería expresar su propia dialéctica. Que el tiempo y los deseos de los protagonistas decidan por sobre la historia. No por lo que debería ser, sino por lo que es, teniendo e n cuenta su esencia. Sería un hipócrita Alberto si voy y lo abrazo. No lo conozco, ni usted a mí. Nos sabemos, nos prolongamos, nos dudamos, nos preguntamos. Tal vez tengamos que entender que esa debe ser nuestra máxima aspiración. Y si es así ¿tiene sentido exigirse? 
-   No hay razón, ni medio ni modo  –  agregó Alberto  – , estoy de acuerdo muchacho. Usted Arturo no puede ni debe abandonar su reseña y dejar de ser Ibarreta a menos que su corazón lo exija. Su presente, su esposa y sus hijos poseen una historia que  nadie tiene derecho a forzar, porque se trata de la historia de sus afectos y no de sus defectos. Lamentablemente yo soy un defecto, soy una lamentable confusión. 


Dolores permanecía atenta a cada palabra. Sentía que el peor de los incendios se estaba extinguiendo naturalmente por obra y gracia de su hijo mayor y de su invitado más esperado. A pesar del interés por la conversación no dejaba de atender al menor de sus hijos  y  a  Mariano.  Le  preocupaba  Raúl  y  sus  limitaciones  para  entender  ciertas complejidades  con que la  vida nos  suele  importunar,   y  le  intrigaba  Mariano  y  sus silencios. Lo consideraba el más peligroso. Lo demostró aquella noche del 2002.


-   ¿Qué intenciones tuvo el informe que nos enviaron? –  preguntó Raúl – 

No era el momento. Dolores lo evidenció con su mirada. Pero no había posibilidad de retorno. Ernesto Calder ya había iniciado su relato. 

-   Es curioso que usted Raúl nos pregunte aquello por lo cual debería responder. La ausencia  de  memoria  y  de  compromiso  hace  que  la  comunidad  confunda  las identidades  de  las  víctimas  y  los  victimarios.  Tal  vez  la  pregunta  que  debería hacerse es por   qué razón no tendríamos derecho a elaborar informes de este tipo. Si su honestidad intelectual lo permite quiero invitarlo a que realice un ejercicio. Tratar de  someterse por un instante, sin  haber  cometido delito  alguno, al calvario  que significa la imposibilidad de acción defensiva desde lo jurídico y desde lo corporal. Sus  afectos,  sus  bienes  y  su cuerpo  violado.  Lacerado  por  las  dudas o por  las pertenencias.  No Raúl.  El  informe  revela  que  aquellos  pensamientos  continúan vigentes en sus demandas personales hacia nosotros. Usted está convencido que el caudal  de  bienes  logrados  por  su  padre  es  intangible.  Yo  le  consulto  ¿Son intangibles los robos, las torturas, l os asesinatos y todos aquellos medios que se aplicaron violentamente para la obtención de esos bienes? 
-   Yo no soy culpable de las aberraciones que cometió mi padre  -  respondió irascible
Raúl -   
-   Si, en tanto y en cuanto siga usufructuando de las heridas provocadas, sentenció
Calder  -   
-   ¿Heridas de quién? A ustedes se los ve muy sanos, ironizó el joven  -   
-   Sepan disculpar a mi querido hermano –  interrumpió Arturo, tomando a Raúl del hombro  – , en oportunidades la pasión lo lleva por senderos un tanto rocosos. El  tema es interesante desde lo conceptual si procuramos no internarnos en cuestiones personales. En el informe no noto reclamo alguno. Observo una demanda que se le hace al presente sobre una línea de pensamiento revolucionaria trunca que tanto izquierdas  como  derechas  prefirieron  omitir.  La  inexistencia  histórica  de  todo aquello que discute lo supuestamente axiomático. Supongo que coincidirán conmigo que la más cruel derrota sufrida por los movimientos revolucionarios en nuestro país fue el olvido, de parte de propios y de antagonistas, de las causas que promovieron esos  levantamientos  intelectuales.  Desde  1976  y  hasta  la  fecha  esas  causas duplicaron sus  injusticias.  Ayer  un  seis   por  ciento  de  desocupación  era  factor suficiente para una pueblada, hoy el doble de esa estadística no justifica siquiera un corte de calle. La consideración social por el drama ajeno ha caído en desuso  y aquellas luchas parecieran estar contraindicadas, de forma tal, no lacerar la salud del sistema  democrático.  No  coincido  con  Raúl.   En  esencia  estimo  que  vuestro planteamiento  no  es  mercantil. Busca  un  espacio  de  pertenencia,  busca  un reconocimiento histórico. No veo que los franceses omitan en sus libros de historia a los Comuneros de París. Sin ir más lejos hasta poetas como Louise Michel, Clovis Hugues y Eugène Pottier le rinden su homenaje, o que los Checos, simplemente porque  fueron derrotados, no  reconozcan  las  luchas  en  los  gloriosos días  de  la primavera  de  Praga.  Lo que  noto  en  nuestros  tradicionales  recopiladores  es  un comportamiento similar al existente en los Estados Unidos. Los mártires de Chicago no forman parte de la historia norteamericana, no existe placa ni dolmen que los recuerde,  ni  siquiera  se  conmemora  el  primero  de  mayo  como  el  día  de  los trabajadores.  La  inexistencia  de  un  efecto  para  evitar  analizar  las  causas.  Esto permite olvidar a los muertos que quedaron en el camino. 
-   Pero en el medio  –  agregó Arce con tono severamente pasional –  hubo centros clandestinos  de  detención,  cuerpos  arrojados  al  mar,  pibes  robados,  familias aniquiladas, exilios. Es un error pensar que eso no merece interpretación. Es un error creer que todo es dialéctica y debate. 
-   Pero los culpables están rindiendo cuentas ante la ley –  señaló Dolores  - 
-   No es cierto –  Interrumpió Patricio  –, le sugiero observe el legajo de la persona que contrató para vigilar a Mariano durante estos últimos años. 

Dolores y Raúl se mostraron molestos por el comentario del Presidente de la Biblioteca. Arturo trató por todos los medios de alejar el conflicto.


-   Tiene usted razón.  Pero deberá eximirnos de tales responsabilidades. Si el sujeto está libre debe considerarse inocente. Nosotros no lo podemos juzgar si la justicia no lo considera.
-   Muchacho – inquirió Giannastasio  -  ¿Le parece correcto mantener vigilancia sobre una persona?
-   De ninguna manera. Pero nuestra intención no era vigilarlo, era protegerlo. Veíamos a  un  hombre  mayor,  que  nos  había  respondido  con  hidalguía  en  una situación personal muy compleja, completó Arturo. 
-   Y para eso contrataron a un servicio de inteligencia   –  reafirmó ironizando Arce  – 

Arturo sentía que no podía salir de tan incomoda situación.

-   Yo no tengo ninguna obligación de soportar que una caterva de predadores venga a nuestra casa a solicitarnos explicaciones –  reaccionó Raúl  – 
-   Te pido mesura hijo, tratá  de no fiarte de tu pensamiento inicial. Estas personas han venido hasta aquí de buena fe, invitados por nosotros y sin condicionamientos, es necesario que los escuchemos porque siento que una buena parte de la razón los asiste.  

De este modo  Dolores alcanzó el objetivo que sin éxito había intentado Arturo, de modo que la tranquilidad regresó a la reunión. Su propuesta de comenzar el ágape contó con unánime  aprobación.  Raúl,  sin  embargo,  mantenía  atenta  su  prevención  calibre veintidós oculta y bien afirmada en la parte posterior de su cintura.   La inicial unidad del grupo comenzó a ralearse a medida que determinadas intimidades fueron buscando apartados de discreción.  El Intendente y Ernesto Calder desmenuzaban la situación política y económica  del distrito, y lo hacían  a l borde de la repisa de frutas. Ambos optaron por el Merlot Patagónico.  Raúl, Mariano y Patricio conversaban en una de las cabeceras de la mesa sobre las subjetividades ideológicas de los sesenta y los setenta. Aquí el Sauvignon Blanc era el invitado de honor.  Dolores y Alberto se comprometieron ante un fresco y espumante Rosé para desandar algo de sus desteñidos recuerdos.

-   Te pido que  no me odies por lo que te voy a confesar. Desde que experimenté mi primer  retraso  siempre  supe que  era  tuyo.  Por  entonces  mi  rechazo  hacia  José lindaba con el asco, apenas cumplía con mis obligaciones maritales cada diez días. Nuestras asiduas relaciones nunca me dejaron dudas de la paternidad de Arturo, además su mirada es tan inconfundible como la tuya. 
-   ¿José lo ignoraba?
-   Nunca lo ignoró y poco le importó. Su pobre egocentrismo motorizó, años después, la venganza que tuviste que soportar. Fue más un castigo hacia mí que una cuestión personal en contra tuya. Yo sabía la relación que mantenía con  Inés, por lo tanto no podía utilizar mi infidelidad como pretexto. Era un ser absolutamente patético e ignorante que llegó a detentar un poder excepcional. La vida y la muerte estaban en sus manos,  estuve  aterrorizada durante  años, el  final  que  tuvo fue directamente proporcional a los daños que causó.
-   Entonces no murió por un paro cardíaco.
-   Técnicamente si,  todos morimos por un paro cardiorespiratorio. Qué o quién  lo provoca es la cuestión a preguntar. Supongo que estarás enterado de la noche del 15 de febrero del año 2002 y el protagonismo que tuvo Mariano en el evento. 
-   Si. Conozco la versión de Arce al respecto... Esto es... hasta el momento que se retiró del recinto. 
-   Una vez que Mariano se fue, le dimos a Ibarreta la opción de escoger la forma de abandona r este mundo. Arturo sería el brazo ejecutor en caso de nosotros tener que afrontar  la  empresa.  Prefirió  suicidarse.  Sospecho  que  optó  por  aquello  menos doloroso  para  su  ego,  en  definitiva  iba  a  encargarse  de  él  un  hijo  de  Alberto Giannastasio.  No  podía  regalarle  ese  triunfo  a  la  posteridad.  Nos  recomendó colocarle una bolsa en la cabeza y fijarla al cuello con cinta de embalar sin presionar demasiado,  cinco  minutos después  estaba  muerto.  Lo  trajimos  a  la  estancia,  le pusimos su pijama y lo acostamos en la cama. Al día siguiente llamamos al médico. La autopsia determinó que una excesiva ingesta de drogas y alcohol desencadenó un edema pulmonar que provocó a posteriori el definitivo paro cardíaco. Como los tres coincidimos que esa noche José había llegado muy  tarde, la investigación cerró sin más averiguaciones. 

Unos minutos después y luego de saborear una segunda copa de Rosé...

-   Dolores, te pido un segundo, tengo que hacer una llamada.  

Un mensaje de texto fue disparado de manera inmediata hacia los celulares de Patricio y de Ernesto. El primero se encargaría de informar  a Mariano. Escuetamente rezaba: Confirmado: José = Suicidio inducido.

-   Disculpá. Dolores, todo tuyo. 
-   ¿Ya le avisaste a los muchachos? Está bien no me digas nada. Fueron años de vivir en compañía Ibarreta. De todas formas ¿era necesaria tanta intriga?. Me incomoda recordar esas pésimas novelas de Agatha Christie en donde la menor tontería era transformada  en  una  pesquisa  insondable  con  decenas  de  personajes  que  se dedicaban a contradecir sus propias contradicciones. Siempre me parecieron muy aburridas  y poco originales. En ese rubro  me quedo con las  historias del Padre Brown de Chesterton.  
-   Era  un  dato  importante  para  nosotros.  Especialmente  para  Mariano  y  su tranquilidad. Nunca se hubiera perdonado haber participado en un asesinato a sangre fría.  
-   Los rostros de la muerte siguen siendo un dilema para ustedes. No matarás o no matarás a quién no corresponda. 
-   ¿Y  quién  decide  la  correspondencia  de  tal  desmedido  tranco?  Una  cosa  es  la confesada criminalidad y otra muy distinta es la lucha armada. Nuestros compañeros optaron por esta en la clandestinidad, la otra quedó a cargo del Estado de Terror.
-   ¿Recordás, Alberto, la historia de aquel escritor cubano Heberto Padilla, allá por el año 1971?   -  preguntó  Dolores  -  Poeta premiado por  la revolución  que  luego  fue detenido  y obligado a retractarse por sus críticas al socialismo. 
-   El  caso  disparó  un  debate  interno  muy  profundo,  básicamente  en  el  campo intelectual. Creo que allí comenzó a entenderse la debilidad de la revolución si esta no es capaz de absorber democráticamente la natural oposición que todo sistema debe exhibir para poder pensarse a sí mismo. Lo de Padilla no fue un malentendido, tal cual fue mostrado por las izquierdas de aquel momento. Fue el inicio del  final de los procesos revolucionarios latinoamericanos.  
-   Entonces estarás de acuerdo conmigo que el Estado de Terror no está relacionado
con las ideas   -  sentenció la viuda  -  
-   Desde luego. La historia ha demostrado que ninguna idea vive exenta de ser mal percibida y peor representada  –  afirmó Alberto  -. Los credos religiosos, las ideas filosóficas, las ideologías políticas, en algún momento fueron bastardeadas o mal interpretadas  cuando  acabaron  en  manos  de  mesiánicos  apoyados  por  masas fundamentalistas. Esto ocurre cuando la inteligencia y la racionalidad ceden en su esfuerzo ante el discurso conformista.
-   Nosotros si que éramos apasionados entonces –  señaló Dolores – 
-   Pensar que hace un ratito nomás estabas criticando a Agatha Christie. Las vueltas que has dado para llegar a nuestra historia........
-   Bueno. Todavía soy una dama.
-   Y muy hermosa... por cierto.
-   Viejo picaflor. Van a comenzar a relacionar.
-   ¿Te molestaría?
-   No.  Sé  que  lo  mejor  para  Arturo  sería  lo  peor  para  Raúl.  Este  muchacho  me preocupa,  sus  índices  de  violencia  van  creciendo  con  él.  Es  muy  José  Ángel Ibarreta: Competitivo y egoísta, su  tensión aumenta notablemente con  la bebida llegando  al  límite  del  descontrol.  Varias  veces  mi  nuera  vino  con  el  pequeño Sebastián hasta aquí, aterrorizada y dolorida p or los golpes recibidos. Esta reunión es todo un examen de templanza para él. Debe estar a punto de implosionar. Ya bebió demasiado.
-   ¿Suele andar armado? 
-   Al igual que su padre le encanta presumir, en consecuencia supongo que sí. Espero estén atentos.   
-   Me extraña que me cuentes todo esto, te suponía más hermética, más recelosa de tu manada, más preocupada por mantener tus intereses.
-   A pesar de lo que puedas creer, tus  amigos  y  vos han  llegado a mi vida en el momento  justo,  es  ahora  o  nunca.  Es  la  última  oportunidad  que  tenemos  para abandonar  definitivamente  a  Ibarreta.  Junto  con  Arturo  estamos  dispuestos  a indemnizar a las víctimas por los atropellos que José motorizó junto a sus aliados militares. Demás está decirte que eso te incluye.  
-   Eso lo  veremos  más  adelante.  Tal vez  alguna entidad, no  sé.  Lo importante  es contactarse con  los  descendientes  de los  Sílvester.  Creo que  la mayor  deuda  la tienen con ellos.  
-   Arturo ha tratado de establecer contacto pero no ha podido ubicar a nadie que tenga que ver con la familia. Los arrasaron como a los Oesterheld. 
-   Entiendo que todas estas negociaciones las están realizando a espaldas de Raúl –  dedujo Alberto –. 
-   Por supuesto. Trataremos que se entere cuando nada pueda hacer al respecto. 
-   Salvo reaccionar  –  concluyó Giannastasio 

Al mismo tiempo Ernesto Calder y el Intendente Arturo Ángel Ibarreta mantenían una saludable conversación sobre política local y economía regional. 

-   Deberá usted admitir que mientras el gobierno nacional siga teniendo esta política de  retenciones  es   muy  poco  lo  que  podemos  hacer  en  cuanto  a  inversiones destinadas a infraestructura o servicios.  –  Sostuvo Arturo  – 
-   Don Arturo... le advierto que usted está hablando con una persona que se siente más ciudadano de un país que un productor agropecuario del sudoeste bonaerense. Temo que el gobierno puso sobre la mesa un conflicto que estaba oculto bajo la alfombra: La  distribución  de  la renta  nacional ,  la  equidad  y  como  administramos  el  PBI . Estamos  inmersos  en  una  burbuja  financiera  que  ha  elevado  gastos,  cos tos  y ganancias por lo tanto porfiar desde la fuerza, en un momento en donde todo es virtual, me parece un tanto especulativo. Usted y yo sabemos que la tecnología ha permitido elevar  los  márgenes  de  producción  y  renta  al  mismo  tiempo  que disminuyó la absorción de mano de obra. Ese viejo costo que generaba el jornalero hoy es renta. Además y le pido seamos sinceros, la evasión impositiva en nuestro rubro es notable. Ganancias es prácticamente incobrable, la cantidad de operaciones que se hacen en negro se han duplicado desde que los puertos se han privatizado, sin hablar  de  la  mezcla  y  las  reducciones  de  la  producción  utilizando  cereales  de segunda o de tercera calidad. Vamos hombre. Usted exige colegios, universidades, hospitales,  bibliotecas,  transportes,  caminos,  servicios,  ejército,  policía  pero  no quiere aportar por ello. Fíjese un poco el índice de cobrabilidad municipal y se dará cuenta que muy poco es lo que se puede hacer. A ver, una pregunta ¿Cuánto impacta el gasto burocrático en su presupuesto?  
-   Más de un cincuenta por ciento. 
-   Bueno. Traslade eso a escala provincial y nacional.
-   ¿Y el concepto de federalismo? 
-   Es un eufemismo de barricada. Un federalismo aplicado a ultranza condenaría a regiones enteras a la miseria y a la pobreza. Este movimiento campesino que se está armando es a favor de los intereses de los productores de la pampa húmeda.  El país debe  ser  considerado  como  una  unidad  integral  en  donde  las  regiones  más favorecidas compartan su renta con las regiones menos favorecidas. Y no existe ente mejor que el Estado para efectuar esa distribución. 
-   Entonces estamos igualando hacia abajo.
-   De nuestra capacidad productiva y del contexto internacional dependerá el nivel de económico de la sociedad. En el 1955 se truncó un proyecto industrialista y poco a poco  se fue reinstalando el viejo modelo agroexportador de la década infame. Las fábricas  iban cerrando sus persianas y con ello la renta que generaba la exportación del valor agregado  nacional.  La  marginalidad  llegó  a  su máximo  apogeo  durante  los  90. Nuestra realidad económico  –  social es consecuencia de aquellas políticas. Hoy se trata de revertir ese proceso. Es traumático y difícil pero es necesario entender que en cuatro años fueron integrados al sistema más de tres millones de personas que habían  quedado  colgadas  de  una  palmera. Es  cierto,  la  estrategia  impositiva  es regresiva.  Bajar  al  impuesto  al  valor  agregado  es  una  medida  que  no  puede demorarse. Pero también hay que comprender las necesidades de la macroeconomía para mantener el equilibrio sobre el circulante. Gobernar es muy complicado. Usted lo sabrá más que nadie. Si lo es a nivel Municipal no quiera imaginarse lo que debe ser a nivel Provincial y Nacional. La idea de este gobierno me gusta. No estoy de acuerdo  con  algunas  estrategias.  Pero  coincido  íntegramente  con  el  paradigma planteado.
-   Le puedo garantizar que Coronel Dorrego está destrozado.  
-   Arturo, no me joda. A Coronel Dorrego le falta imaginación y riesgo. El productor dorreguense  es  incapaz  de  generar  proyectos  productivos  a  favor  de  su  propia comunidad.  Una pregunta.  ¿Qué  impide que se junten diez  o  doce de  nuestros prohombres de la Sociedad Rural y armar una Empresa Láctea o un Frigorífico o un Molino  que  provea  regionalmente,  genere  mano  de  obra  y  por  ende  consumo interno?  Este  tipo  de  políticas  incluye  automáticamente  valor  agregado, industrializando localmente la materia prima que el mismo distrito produce. Fíjese un poco lo mío y verá que se puede... ¿Sabe cuánta gente tengo trabajando en mi establecimiento? No sólo eso, exporto a Chile y comercializo productos con otras regiones del país fusionando emprendimientos. El productor de Dorrego siente que tiene derecho a sentarse en una reposera para  ver crecer  el yuyo  y  luego  de la cosecha  cobrar.  Encima  no  tienen  ningún  empacho  en  obsequiarnos  un  prolijo alfombrado plagado de agroquímicos y demás elementos contaminantes. Se cagan en todo. En la gente, en el pueblo, en la tierra... Si fuera por ellos atracarían los barcos a la vera de sus tranqueras. Cuando el número no cierra el Estado Nacional es siempre el responsable. Durante años han ganado fortunas y no se pueden bancar una sequía, que se dediquen a otra cosa entonces.  El campo es así. No entender sus riesgos es no entender sus posibilidades. En lo personal estoy muy enojado con mis colegas, los veo egoístas y sumamente primitivos desde lo intelectual. Una de las grandes  tonteras  es  aquella  que  sostiene  que  Coronel  Dorrego  vive  del  campo. Coronel Dorrego vive del trabajo que pueda generar el campo; pero si este está en manos de gente con poca imaginación y mucha comodidad el medio de producción se transforma en obsoleto. Vaya a los pueblos, a Oriente, a Guisasola, y verá que el hombre de campo no consume en ellos. El cliente que compra en los comercios de las  pequeñas  poblaciones  es  el  empleado  municipal,  el  docente  o  el  mismo comerciante. Esto es, continúa motorizando indirectamente el Estado. El que tiene la posibilidad de hacer la diferencia parte hacia Bahía o Tres Arroyos. Yo no voy a caer  en  aquella  vulgaridad  que  afirma  la  existencia  de  una   oligarquía agrícologanadera. Pero la aspiración siempre existe. ¿Usted no me lo va a negar? Tiene contacto constante con los hombres de la Sociedad Rural, notará su extremo e histórico gorilaje y un destrato visceral hacia el trabajador rural. El trabajo en negro es una constante por parte de los patrones. 
-   Pero ellos, de alguna manera, son los máximos aportantes de nuestro sistema. Fíjese la publicidad radial o los aportes de campaña.  
-   Eso es falso. Si se da así es porque el marco social y político local lo permite.  Si se venden por un plato de lentejas, allá ellos. Yo aporto para distintas instituciones dorreguenses pero no lo hago a cambio de potenciar mi poder sobre esas entidades. A mí me interesa que en Coronel Dorrego haya una Biblioteca, que el hospital cuente  con  medios  adecuados,  que  el  taller  protegido  pueda  desarrollarse  con solvencia, que los bomberos posean todo lo necesario para realizar eficientemente y con seguridad su tarea. No aspiro a condicionar sus conductas. 
-   Usted es usted. 
-   El problema radica en que las pautas deben ser instaladas por los políticos y no por los gestionalistas. Usted es quién decide que quiere ser. Un estadista con visión abarcativa y progresista o un simple gestor del presupuesto. Un intendente con ideas y propuestas imaginativas o un vulgar pateador de puertas para que le den alguna limosna. La disyuntiva es suya. Crear y solucionar o solamente solucionar. Es decir, mirar hacia delante o correr al centrodelantero velándole la espalda. Para esto último están los funcionarios, usted tiene que pensar, repensar su distrito y decidir, debe ser político, estadista, ni contador, ni bombero, ni médico, ni policía. Es la actual falla que veo en nuestros dirigentes contemporáneos: desestimar el arte de la política como factor de cambio social. Cuando se van no dejan nada.  ¿Qué herencia le transmitió Ibarreta?. Un distrito ordenado desde lo administrativo y lo contable pero con un sistema de salud inexistente, con una infraestructura de servicios arcaica y una tremenda ausencia de trabajo que significó el éxodo de nuestros mejores pibes. Una población avejentada y cansada, una pirámide sin esperanzas ni consuelos que no han sabido crear burguesía local, no han tenido imaginación para reinvertir en Coronel  Dorrego.  No  lo  han  querido,  sólo  lo  han  usufructuado,  eso  sí,  con impecables balances de gestión.  
-   ¿Nunca se pensó accionando públicamente? Se lo ve con coraje y con ideas.  
-   Por supuesto que si. Pero... ¿Usted sería perito para enfrentarse a lo qué yo sería capaz? Es ahí en donde empiezan mis problemas. La pertenencia a un grupo político y social que instale la crítica como categoría de superación… (un breve silencio ayudó  a  completar  la  idea).  Y  digo  crítica  y  digo  conocimiento.  Jamás  podría pertenecer a un gobierno que instale como causa madre la reforma de una plaza, resulta todo un insulto intelectual. Tomemos por caso la Biblioteca y el trabajo que en solo un año hicieron Patricio y su señora. Han hecho en ese breve lapso de tiempo lo que no se hizo en veinticinco años. El sal to de calidad, tanto en lo edilicio como en lo científico, ha sido descomunal recibiendo el mismo monto de subsidios anuales que las administraciones anteriores. Entonces ¿por dónde pasa el tema? En las ideas y las correspondientes medidas a aplicar. Más allá de los recelos que la pareja  dispara  por  parte  de  las  anteriores  comisiones  directivas  nadie  quiere modificar el rumbo. Ellos no necesitan estar más, porque ya mostraron el camino. Cualquiera  que  los  reemplace  querrá  superarlos  para  borrarlos  de  la  memoria colectiva. ¿Quién termina ganando? La Biblioteca, es decir el pueblo. 
-   ¿Le gustaría acompañarme en la Secretaria de la Producción? Tendría vía libre, el presupuesto que me pida y aceptaría su equipo de trabajo. 
-   Claro que me gustaría, pero dentro de programa político inclusivo y no observo al radicalismo  con  vocación  política  para  modificar  esa  inercia  que  tanto  los reconforta.  

El estruendo provocado por el impacto interrumpió groseramente la conversación. El cuerpo de Mariano Arce se rendía lentamente hacia uno de sus flancos rumbo al coqueto
taburete que adornaba la glorieta que tenía tras de sí. Un calibre veintidós a menos de cuatro metros suele ser letal. Y esta no tenía porque ser la excepción. Un disparo en la zona hepática, con su correspondiente refuerzo a la altura del corazón no dejaba la menor duda con respecto al futuro de la víctima. Mariano Arce temblaba. Su edad no le permitía resistir. Pensó en Quincey y en Inés..., recordó a Gabino, a Zitarrosa y a Jara..... Pensó que se estaba muriendo... no se equivocaba...... 

Raúl había logrado huir rápidamente por la puerta lateral de la finca. En ella y por costumbre siempre había una camioneta preparada para la urgencia. El único testigo directo no salía de su conmoción. Patricio Vázquez comentaba la situación mientras el Intendente trataba de comunicarse con médicos, policías y abogados. El cuerpo sin vida del viejo dejó sin aliento al auditorio. Anfitriones y huéspedes comulgaban en el dolor y la tristeza. Los unía la congoja, los separaba el interés.


Capítulo 8   
El Ayudante del Fiscal

-   Noté que el muchacho comenzaba a transpirar mostrándose sumamente irascible. Advertía con angustiosa atención la entretenida charla que su madre mantenía con Alberto. No creo que el detonante haya sido alguna frase u opinión fuera de lugar de Arce. Apenas comenzamos el coloquio pude observar su indisposición por estar presente en la velada, sospecho que estaba molesto con su familia y consigo mismo –  declaró Patricio Vázquez ante el Ayudante del Fiscal Doctor Gonzalo Rey   – . La conversación – continuó el joven - sostuvo un rango frívolo y su temática variaba tanto como livianos eran sus contenidos.  Sabíamos que el sujeto era de cuidado y tratamos, por todos los medios, de no incomodarlo hasta poder reintegrarnos al grupo. Lo que recuerdo es que minutos antes de efectuar los disparos había recibido una llamada a su celular que lo indispuso más todavía. Le puedo asegurar que nos tomó por sorpresa. Nada hacía presagiar tamaño acto de locura. Al igual que yo Mariano estaba armado. Ni
siquiera pudimos atinar defensa alguna.  
-   ¿Por qué portaban armas?  –  Preguntó Rey  – 
-   Prevención.
-   ¿Prevención?  Esta  parecía  ser  una  reunión  amena  producto  de  una  invitación genuina por parte de la familia Ibarreta. 
-   Pues  no  estábamos  equivocados.  Existe  una  historia  común  que  nos  hace susceptibles y recelosos  –  aclaró Vázquez  - . 

El  ayudante  del  Fiscal  no  estaba  nada  conforme  con  las  primeras  declaraciones. Demasiados huecos y puntos oscuros. En medio de una reunión supuestamente festiva en  la  estancia  de  la  madre  del  Intendente,  el  hijo menor  y  funcionario  público de Coronel Dorrego le facturó dos descargas mortales a uno de los invitados. Mariano Arce, de setenta y dos años, muere luego de cinco minutos de agonía. El denunciado escapa sin encontrar oposición alguna, con destino desconocido, en un móvil que estaba preparado para tales efectos. El Intendente Municipal Licenciado Arturo Ángel Ibarreta es testigo del evento. Los invitados, inclusive el occiso, portaban armas de bajo calibre debidamente autorizadas. El listado de testigos asciende a seis personas: dos integrantes de  la  familia  anfitriona,  tres  invitados  y  un  mozo  contratado  junto  al  servicio  de catering. La escena del crimen quedó inmediatamente clausurada. El ayudante del Fiscal Gonzalo  Rey  acompañado  por  su  secretaria  y  por  el  Comisario  Adalberto  Prezzi
comenzó a desandar la pesquisa. El  barrido  inicial  duró  cuarenta  y ocho  horas. No existía rastro  del denunciado,  el vehículo se encontró estacionado, cerrado y limpio de huellas frente a los sanitarios del parador El Frapal, distante cincuenta kilómetros al norte de Coronel Dorrego. El pedido de captura partió inmediatamente. En el domicilio del imputado no tenían noticias de Raúl Ibarreta, su esposa declaró que desde esa noche ignoraba el paradero de su marido. Las citaciones, correspondientemente personalizadas, a cada testigo, configuró el primer acto de la indagatoria. 
La ceremonia de inhumación tuvo asistencia perfecta. El humilde féretro de Mariano Arce fue depositado en el mismo sepulcro donde descansaba su amada. Luego de las palabras alusivas de Patricio todo concluyó con un retiro consternado. Oponiéndose al resto, Quincey prefirió permanecer a la vera de la tumba esperando que su dueño lo vuelva a molestar con historias tristes y aburridas. 


-   Señor  Alberto Giannastasio ¿Qué  nos puede informar  sobre la noche del 17 de octubre?
-   Simplemente  estábamos  pasando  una  linda  velada  de  reencuentro.  De  jóvenes fuimos muy amigos con la viuda de Ibarreta. Aprovechamos mi viaje al país para concertar esta reunión, vine especialmente para el evento.  
-   ¿Cuál es su relación con el Señor Calder y el Sr. Vázquez?  
-   La misma que tenía con nuestro malogrado amigo. Una relación que se basaba en el intercambio epistolar vía correo electrónico y esporádicos encuentros motivados por mis circunstanciales visitas al Pago. 
-   Usted no es de la zona. 
-   Lo fui. Hace muchos años estoy radicado en Portugal, partí exiliado en el año 1977 junto a mi difunta esposa. 
-   ¿Dónde vivía por entonces?
-   Era propietario de un campo de ochocientas hectáreas en las cercanías de Calvo. Vivíamos en el mismo casco de la finca.
-   ¿Tuvo que emigrar por cuestiones políticas? 
-   No era militante ni participaba en agrupación política alguna. La Federación Agraria era mi  ámbito  social.  Creo que mi  buen  pasar  económico determinó  conductas delictivas por parte de las autoridades de entonces. Me vi en la obligación de ceder mis derechos luego de varias sesiones de tortura y continuas amenazas de muerte hacia mi esposa. 
-   ¿A nombre de quién está, en la actualidad, su antigua propiedad?
-   En un primer momento a una Sociedad Anónima. Al día de hoy la finca está bajo el dominio de la familia Ibarreta.

Alberto prefirió no ocultar una verdad que sería develada muy fácilmente. Lo expondría sin sentido. De alguna manera estaba invitando al Ayudante del Fiscal a incluirse como polizón en un viaje que acarreaba tres décadas de duración.  


-   ¿Qué me dice del señor Raúl Ibarreta?
-   Lo conocí esa misma noche. Sabía de su existencia y del importante cargo que tiene dentro del ámbito Municipal.  
-   ¿La señora  Dolores?
-   Con ella mantuve una relación amistosa en nuestros años de juventud. Eran épocas de deporte  y participación en el equipo de básquet del club Independiente. Nos conocimos  en  uno  de sus bailes  de fin  de año;  noviamos  un tiempo hasta  que conoció a quien fuera su marido. 
-   Viudos los dos..... ¿Alguna intencionalidad secundaria?
-   No mí querido fiscal... 
-   No sería descabellado. Es una buena forma de recuperar lo perdido.
-   ¿Con qué objetivo? ¿Para dejárselo a quién? Ya estoy viejo para especulaciones. Tal vez,  veinte años atrás lo hubiera pensado. Hoy no movería un dedo por los bienes materiales, además mi radicación en Europa es definitiva. 


De alguna manera Alberto tenía resuelta su herencia. Parte de sus propiedades estaban bajo el dominio de su hijo natural, por lo tanto no consideraba relevante la mención del asunto. Sabía que ocultar su paternidad no le acarrearía inconvenientes debido a que la coartada era más que comprensible. A su caballerosidad para no mancillar la honra de la viuda se sumaba el respeto por la memoria del viejo caudillo radical. Por otro lado el Ayudante  del  Fiscal  percibió  un  desdén  inusual  ante  temas  que  son  por  demás conflictivos. No creía en lo absoluto que el motivo del viaje  haya  sido una simple reunión de amigos, sospechaba que  la historia poseía elementos fundamentales para la investigación. De inmediato comisionó a su secretaria, la bellísima Mercedes Polimeni, para que averiguase lo que pudiese sobre el comportamiento de José Ángel Ibarreta durante  aquellos  años  de  dictadura  y   represión,  además  todo  aquello,  por  más insignificante que parezca, que relacione a Mariano Arce con eventos de la época. El Doctor Gonzalo Rey había notado en la lápida del cementerio que Inés,  esposa del occiso,  había fallecido a temprana edad en el año 1977. Alberto intuyó en el Ayudante del Fiscal habilidad y templanza. Su intención no era desviarlo de la investigación, pero sabía que la verdad condenaría de por vida a su hijo Arturo y a Dolores.  

-   Señor Ernesto Calder: ¿Cómo fue su relación con Mariano Arce? 
-   Lo conocí a través de Patricio Vázquez. Temas comunes, discusiones filosóficas, debates políticos, diseñaron una relación fraternal y sincera. Los tres pasábamos una o dos tardes por semana hablando de literatura e historia en la Biblioteca del  pueblo. Lo hacíamos entre rondas de mates, bizcochos de grasa y tortas fritas que preparaba muy gentilmente la señora de Vázquez. Recuerdo que solíamos aprovechar el sitio para avalar nuestras tesis e ideas por medio de citas específicas contenidas en los textos,  que por  obvias  razones,  teníamos  muy  al  alcance.  Era  un  hombre  muy instruido, muy culto. Le molestaba que lo trataran de erudito, procuraba racionalizar y  comprender  la información que recibía.  Todo  dato  nuevo  era pensado por  su inteligencia y luego acopiado por su memoria, era un buen hombre que había sufrido mucho. Quincey era su amigo inseparable. No sé si usted se enteró que desde el momento del sepelio no se mueve de la cripta de Mariano. Está débil, flaco, casi no camina. Inútilmente le llevamos agua y comida. Creo que Quincey comprendió, a través de la ausencia, de qué se trataba la vida. Demasiada lealtad para ser advertida por nosotros. 
-   ¿Qué sabe de Inés? Preguntó el jurista. 
-   Lo que él me relató. Un incendio en la Biblioteca, aparentemente provocado por Servicios de Inteligencia del Estado que actuaban localmente terminó con su vida. Ambos  trabajaban  socialmente  a  favor  de  la  comunidad.  Inés  era  profesora de idiomas y daba clases gratuitas dentro del ámbito de la Institución. Además era docente titular en la escuela número siete. Vivían de su salario y de la carpintería de Mariano, que dicho sea de paso también enseñaba su oficio gratuitamente a los pibes.
-   ¿Se sabe algo de las autoridades de aquel entonces? 
-   ¿Se refiere a las autoridades de la Biblioteca?
-   Si.
-   No quedó registro legible. Aparentemente era una entidad abierta. La manejaba el matrimonio a pulmón y mucho esfuerzo. No había padrón societario ni comisión directiva.  Por  aquel entonces el  subsidio oficial  no  existía.  Lo  cierto es que  el período 1973-1977 no está documentado en actas.
-   ¿Cuántos socios tenía, cuántos volúmenes poseía?
-   Esa  información  se  la  puede  dar  Patricio,  sé  que  los  conseguían  a  través  de donaciones. 
-   ¿El incendio fue provocado por cuestiones políticas?
-   Es raro. Si bien eran personas con un amplio sentido solidario y compromiso ético, no militaban. Su palabra y su trabajo tampoco trascendían públicamente, según me contó ni siquiera bajaban línea. El trabajo era eminentemente didáctico y formativo, eso sí, individualmente, estaban definidos políticamente dentro del Peronismo de Base. Tenían mucho respeto y admiración por Cooke, Hernández Arregui, Ortega Peña y el cura Mujica. Mariano solía emocionarse cuando relataba las historias del pibe Vallese y de Agustín Tosco. 
-   Le agradezco Señor Calder. Si considera ampliar su declaración por el recuerdo de algún  elemento  que  considere  relevante,  estoy  a  su  disposición  –   finalizo  el Ayudante del Fiscal – 

Dos días después apareció en el despacho del Doctor Gonzalo Rey un considerable volumen debidamente caratulado y anillado.  Su secretaria se lo había dejado la noche anterior. El escrito de ciento cincuenta páginas detallaba los antecedentes completos, debidamente chequeados por fuentes confiables, sobre las actividades de José Ángel Ibarreta durante la dictadura militar. Crecimiento patrimonial, relaciones con las cúpulas castrenses  regionales  y  operaciones  con  empresas  a  nombre  de  testaferros.  En  el apartado  final,  rotulado:  Comentarios  de  Interés,  se  especifican  una  serie  de informaciones  extraoficiales  producto  de  averiguaciones  realizadas  mediante  un exhaustivo trabajo de campo: Consultas a conocidos, vecinos, amigos y antagonistas. Allí se especificaban datos que el fiscal no podía ni debía soslayar. El caso de la Familia
Sílvester, su relación con Inés, sus amantes, sus constantes borracheras y su maltrato hacia Dolores. El Ayudante del Fiscal se tomó su tiempo para analizar la información recibida, no realizó nuevas citaciones hasta no terminar de racionalizar el trabajo que le había elaborado Mercedes Polimeni.  
El Fiscal General de la región ya lo estaba presionando para que presente un detalle completo del caso, demasiados paréntesis imposibilitaban tener certezas irrefutables.  La  historia  reciente  de  la  Argentina  se  le  vino  encima  en  medio  de  oscuridades pasionales  y  personales,  lo  político  y  lo  individual  confeccionaban  un  matrimonio plagado  de  inocente  culpabilidad,  dormían  juntos,  pero  se  ignoraban,  dándose  la espalda. Llamó a Mercedes para que lo acompañe a repensar el caso, no pudo, hicieron el amor hasta el anochecer, ambos necesitaban un momento reparador.  

-   Notaste que la camioneta  hallada en Frapal estaba limpia de huellas digitales – 
advirtió la secretaria – 
-   Si lo recuerdo perfectamente contestó el jurista . 
-   No tiene sentido. Si todos sabían que el homicida había huido en ese vehículo, para qué limpiar sus huellas. ¿Para qué detenerse en ese detalle cuando seis personas lo
vieron disparar el arma? 
-   Puede que haya manejado un acompañante o un chofer.
-   O puede  ser que nunca haya salido de la Estancia. Tal vez, otra persona lo cubrió regalándonos un falso indicio estacionado a 50 kilómetros de distancia. 
-   Interesante... muy interesante. Esa llamada por celular deberá indicarnos algo sobre este punto. De todas formas esas líneas investigativas deben ser delineadas por los inspectores y no por nosotros. 
-   ¿Te parece que lo harán? 
-   Los  guiaremos  elegantemente,  pero  a  su  debido  momento.  No  deja  de  ser  una pesquisa más o menos lógica,  es bueno intentar comprobar de qué lado esta la policía local. 

Patricio Vázquez ingresó a la oficina del Ayudante del Fiscal a las 9.00 en punto. Fue recibido por Mercedes en la antesala del recinto.  

-   Pase por favor señor Vázquez –  invitó la secretaria  – 
-   Buenos días – un apretón de manos  por parte de Gonzalo Rey terminó con las formalidades  - , póngase cómodo que en breve comenzaremos con la entrevista. 
-   De acuerdo con lo que me comentó Ernesto Calder no se conservan registros de la gestión del matrimonio Arce al frente de la Biblioteca. 
-   Eso es correcto  –  afirmó Patricio  – . En las actas figura el 24 de marzo de 1982 como fecha de su fundación. 
-   Todo un símbolo la fecha. ¿En aquella comisión directiva tenemos algún nombre relevante o notable?
-   No. Todos sus integrantes han fallecido o se han ido del pueblo. Comenzaron a funcionar  en  un  predio  cedido  por  la  Municipalidad  con  un  inventario  de  mil volúmenes donados por el entonces Intendente de facto Ingeniero Alcides Villaseca Rago, histórico dirigente de la Sociedad Rural de Coronel Dorrego y poseedor de una mesa de dinero clandestina. Varios de los campos de su propiedad los obtuvo mediante la usura.
-   ¿Cuánto hace que usted está a cargo de la entidad?
-   Hace  poco más de  un año.  Mi  antecesora  estaba  muy  cansada  y  no  conseguía persona que se interesara por estar al frente de la Biblioteca. Con apenas cincuenta socios y sin colaboración era poco lo que podía hacer. Me lo ofrecieron y aquí estoy. En  realidad  aquí  estamos.  Con  mi  esposa  formamos  un  equipo  de  trabajo  de excepción, ella es el verdadero motor  de la máquina, se encarga de la parte legal, relaciones institucionales y los números. Yo estoy para pelear y recibir de vez en cuando algunos sopapos. 
-   Sé que usted es porteño. ¿Pero su señora? 
-   Mabel nació en Coronel Dorrego y vivió toda su niñez y juventud en un campo de la zona cuyos padres oficiaban de encargados. Creo que el propietario era una tal Larsen y la finca quedaba camino a Faro. Nos conocimos en Buenos Aires cuando ambos  trabajábamos  en  el  Banco  de  Crédito  Argentino.  Ella  era  Analista  de Procesos  y  yo  apenas un  gestor  dentro de  Bienes  y  Servicios.  En  el 2002  nos radicamos aquí. Mabel trabaja como docente y en lo personal hago lo que puedo con mi comercio. La Biblioteca representa un cable a tierra para ambos, lo cierto es que sentimos verdadero orgullo por nuestro trabajo en la entidad. 
-   ¿Es ad honorem verdad? 
-   El nuestro si. La única que recibe salario es la Bibliotecaria, el resto de la comisión directiva no existe, a pesar de ello no podemos decidir nada sin el aval del cuerpo colegiado. 
-   Le voy a confesar algo  –  afirmó Gonzalo  – , todos los protagonistas de esta historia guardan pasados entrelazados. Usted es el único extranjero, por decirlo de algún modo, le sugiero que  no se involucre dentro de ese pasado y colabore con nosotros. Conozco sobre la relación del viejo Ibarreta con la esposa de Arce, lo del incendio y los negocios durante la dictadura. Los  Sílvester, los Giannastasio y los aprietes que sufrió Calder. Ahora bien. Nadie mencionó, hasta el momento, nada al respecto. Espero que usted convenza a los suyos, esa es la colaboración que le pido.  
-   Trataré. Es más complejo de lo que supone porque existen afectos que no se pueden dejar de ponderar.
-   Entonces hay muchos más que un homicidio.
-   Son más de treinta años… si bien no lo sufrí, los en tiendo. 

De  acuerdo  con  el  ofrecimiento  del  Ayudante  del  Fiscal,  Patricio  convocó  a Giannastasio  y  a  Calder  para  una  reunión  de  urgencia.  Le  pareció  razonable  su invitación y coincidió con él en la necesidad de postergar algunos asuntos personales a favor de resolver el caso de Mariano.  

-   Bueno Patricio, te escuchamos –  apuntó Alberto  –  
-   El tema es así. El Ayudante del Fiscal nos invitó formalmente a colaborar con él en todo lo que podamos, aparentemente no está conforme con las declaraciones. Estimo que  sabe más de lo que suponemos. Por ejemplo estaba enterado de la relación que habían  mantenido  Inés  con  Ibarreta,  de  los  aprietes  que  sufrió  Ernesto,  de  los negocios de la familia del Intendente durante la dictadura, de los testaferros, del caso Sílvester y  de lo suyo Alberto. Evidentemente realizó un trabajo de campo al detalle. Me  juego  que  su  secretaria  realizó la  tarea.  ¿Alguno  de ustedes podría negarse ante semejante mujer? Rey es un chico muy despierto y metódico, creo que es  honesto; me parece que llegó el momento de que  se entere sobre aquella noche del suicidio de Ibarreta y de la relación que usted tiene con Arturo.  
-   Pero eso inculparía directamente a Dolores y al pibe  – afirmó Alberto  -  
-   ¿Qué nos pasa Alberto, se enterneció de golpe? –  preguntó Ern esto  – . Esta gente hizo desastres. Entiendo que trate de preservar a Arturo,  pero a la viuda de Ibarreta. ¿O usted cree qué Raúl operó la muerte de Mariano en soledad? No se olvide que nuestro amigo fue el único testigo de aquella noche. 
-   Si acepto acompañar  y  Dolores queda procesada o detenida, automáticamente lo pierdo a Arturo.
-   ¿Cómo va a perder algo que nunca fue suyo? –  aseveró Patricio  – . Arturo es Ibarreta más allá del análisis, usted lo señaló en su momento, su formación, su modo de ver la vida, sus  paradigmas son Ibarreta. 
-   Es  una  lucha  interna  que  vengo  sosteniendo  desde  hace  meses.  Él  mismo  me previno, cuando estuve en Buenos Aires, que vayamos armados a la reunión, que temía por su hermano, que Raúl manejaba emocionalmente a Dolores. Durante este tiempo he mantenido un continuo intercambio epistolar con Arturo y nos hemos visto ocasionalmente en la Capital cuando viajaba por alguna gestión para el distrito. Parece sincero. Por otro lado en la conversación que mantuve con la viuda, durante el convite , sentí una suerte de estrategia de seducción por parte de ella. Me habló de indemnizar a las víctimas de su marido, me habló del futuro y de sus miedos. Tuve la sensación de que cada uno, por su lado, tenían el mismo objetivo. Reparar lo susceptible de se r reparado a modo de tardío reconocimiento tanto histórico como económico, manteniendo alejado de la cuestión a Raúl.
-   Discúlpeme Alberto, lo veo muy inocente –  afirmó Ernesto  – . Permítame llamar a Gonzalo Rey para que se acerque a conversar con nosotros ya mismo.
-   Estoy de acuerdo – enfatizó Patricio – 
-   Llámelo entonces... –  Giannastasio aceptó sin estar para nada convencido – 


Veinte minutos después el Ayudante del Fiscal ingresaba al edificio de la Biblioteca junto a su secretaria. Una hora bastó para ponerlo al tanto sobre las novedades y demás detalles que hasta ahora Rey desconocía. El funcionario fue taxativo. 


-   Les quiero informar que el asesino no actuó solo. A diez días del suceso no hay rastros  de  él  habiendo  enviado  información  precisa  a  todos  los destacamentos policiales de la región. Cientos de efectivos lo están buscando. No se lo pudo haber tragado la tierra, tiene que comer, dormir. Tenemos custodia en su casa particular, el domicilio de su  hermano y la finca de su madre.  Adicionamos personal e n sus lugares habituales y en dependencias oficiales.  
-   ¿Cómo sabe que no actuó solo?  –  cuestionó Alberto  – 
-   Justamente por eso. Ocultarse requiere de una logística que evidentemente ya tenía planificada. Alguien está atento a sus necesidades. 
-   ¿Aquel mozo qué había en la finca ese día? –  inquirió Patricio – 
-   Está limpio. Ya lo interrogué, fue un invitado de lujo – sentenció Rey  – 
-   ¿La camioneta?  –  soslayó Ernesto  – 
-   Aquí está el otro punto importante. Las pesquisas determinaron que no había huellas digitales y que solamente fue ocupada por una persona. Esto quedó confirmado al no encontrarse pisadas barrosas en el sector acompañante ni en la parte trasera del vehículo, marcas que si había en el sector del conductor. Debido a esto me permito suponer lo siguiente a  modo de hipótesis: Tal como analizó mi secretaria (todas las miradas desembocaron en su escote) es absurdo limpiar de huellas un vehículo que sirvió para una fuga luego que seis testigos vieran al asesino actuar a sangre fría. Temo que la camioneta fue ll evada hasta allí por un cómplice para despistar y ganar tiempo. Estoy convencido que Raúl jamás salió de la finca de su madre y que está siendo protegido por ella.  El dato que me acaban de revelar con respecto a lo acontecido aquella noche del 15 de febrero del año 2002 me hace pensar que la viuda cuenta con una importante cuota de responsabilidad en el caso. De todos modos  allí  existiría  la  posibilidad  de  iniciar  una  causa,  contra  la  familia,  por privación ilegitima de la libertad y posterior intento de homicidio. Digo, como causa paralela, utilizándola como objeto de coacción sobre los responsables. La muerte de Arce nos quita toda posibilidad probatoria.
-   ¿Y Arturo?  – preguntó Alberto  - 
-   Licenciado Arturo Ángel Ibarreta, líder de la Unión Cívica Radical e Intendente de Coronel Dorrego elegido democráticamente por el voto popular. Su hijo natural... esto sí me cambió un tanto la perspectiva 
-   Pido disculpas –  interrumpió Mercedes Polimeni  –  ¿Qué motivó a la Señora de Ibarreta organizar la velada?  
-   Estamos  seguros  que  este  informe  -   Patricio  Vázquez  entregó  en  manos  de  la secretaria una copia del boceto enviado a cada integrante de la familia –    
-   Por  lo que se puede leer  entrelíneas es un resumen de  nuestras averiguaciones ,  Doctor –   afirmó  Mercedes  – .  Los  Ibarreta  pudieron  haber  conjeturado  estar sometidos ante una suerte de extorsión desarrollando un plan defensivo que terminó en tragedia.  
-   Entonces no se entiende por qué razón Arturo previno a Alberto sobre la necesidad de acudir al encuentro  portando armas  –  sentenció Rey  – 
-   En lo personal considero que ustedes no tenían ninguna posibilidad de salir con vida de la finca más allá de la prevención tomada. Es más, esas armas que llevaban hubiesen servido como coartada a favor de la familia –  aseguró la secretaria  –   
-   ¿Usted  está  conjeturando  qué  fuimos  víctimas  de  una  trampa?  –   preguntó Giannastasio – 
-   No tengo ninguna duda al respecto y lamento sospechar que su hijo formaba parte de  la  planificación.  Hasta  ahora  hemos  visto  a  una  policía  local   demasiado aletargada, sus investigaciones cuentan con un retraso notable si lo comparamos con nuestro trabajo. Es como si tuvieran órdenes precisas de no avanzar en la indagatoria –  explicó Mercedes  – 
-   Vuelvo al mozo, a nuestro sexto testigo  –  interrumpió Ern esto  -  ¿Averiguaron sus antecedentes? 
-   Ya mismo lo hacemos. Encargarte del tema Mercedes,  por favor–  ordenó Rey  – . Calculo que en una hora vamos a tener el perfil del individuo. Se llama Benito Aldazabal.  Claro,  en  una  primera  instancia  tomé  al  sujeto  como  un  simple colaborador . Ta l vez cometí el error de observarlo  como un testigo ocasional . 
-   ¿Qué dice el Fiscal  regional  con respecto al avance del caso? –  Preguntó Calder –. 
-   Está preocupado por la lentitud y la falta de pistas para hallar a Raúl. Ha logrado mantener a la prensa al margen, pero teme filtraciones informativas por parte de la policía  –  aseguró el Ayudante  – . 
-   Me parece que esto lo debemos resolver nosotros por fuera de los cánones y las formas legales –  sentenció Patricio  –   
-   Ni siquiera se le ocurra volver a pensarlo  –  condenó el jurista   – , cualquier cosa que se haga por fuera de la ley será para beneficio del imputado, además tendría la obligación  profesional  de  aplicar  las  normativas  correspondientes.  Todavía  me faltan  las  declaraciones  de  Arturo  y  de  Dolores;  espero   que  algo  de  claridad agreguen a la causa. No pienso como Mercedes. Ella fija su hipótesis como la única probable, estimo que existen paralelos todavía no pensados. 
-   Doctor, aquí tenemos los antecedentes –  la secretaria interrumpió la conversación debido  a   que  estaba  recibiendo  en  su  computadora  la  información  solicitada  - . Aldazabal,  Benito,  argentino,  soltero,  nacido  en  La  Plata  en  el  año  1946, domiciliado en Coronel Dorrego,  Provincia de Buenos Aires,....  a ver... que más dice....    escuchen  esto  con  atención.....  Ex  oficial  de  la  policía  bonaerense, exonerado en 1998 cuando cumplía funciones en la departamental de Tres Arroyos. Aparentemente se lo encontró copartícipe de varios secuestros extorsivos que llevó adelante una célula desactivada por aquel entonces  y  que operaba en la zona. Se afirma que la banda estaba compuesta por efectivos retirados de las fuerzas armadas, ex miembros de los servicios de inteligencia y algunos policías en actividad. Luego de  ser  exonerado  se  pierde  toda  referencia  sobre  su  actividad...etcétera.  A continuación  siguen algunos datos filiatorios y demás referencias poco relevantes. Acá hay algo más reciente...Si...ya está en pantalla... Hace dos meses realizó un viaje al exterior, destino Lisboa, Portugal. 
-   Si el número de documento es el mismo que tenemos registrado en la declaración  –  afirmó el Ayudante del Fiscal –  acabamos de cerrar el círculo.  (El rictus de sorpresa
en los rostros de los amigos exhibía con claridad el tenor de la revelación). 
-   Es el mismo -  aseguró Polimeni  -   
-   Bueno, creo que por hoy hasta aquí llegamos  –  afirmó Rey – . Quiero terminar con las formalidades administrativas y tomarles declaración tanto al Intendente como a su madre.  Espero  que  ustedes  cumplan  con  el  acuerdo  y  no  interfieran  en  la investigación.  Si  la  hipótesis  de  Mercedes  es  correcta,  Raúl  estará  riéndose  de
nosotros en la estancia de  Dolores. Cuanto más tiempo permanezca allí, más seguro se va a sentir y es probable que la soberbia lo haga cometer un error. La finca la tengo vigilada por una persona de mi extrema confianza. 

El Ayudante del Fiscal y su secretaria salieron de la Biblioteca rumbo a sus oficinas bahineses. El grupo se mantuvo en silencio por un buen rato. Giannastasio no salía de su asombro. Un insulto sin destinatario específico retumbó en la penumbra del recinto... 

*

“Los cadáveres del Ayudante del Fiscal Doctor Gonzalo Rey y de su secretaria Doctora Mercedes Anahí Polimeni yacen a la vera de ruta tres en las cercanías de San Román. Inesperadamente y sin causa aparente  su  vehículo dio  varios tumbos despidiendo  a ambos pasajeros del habitáculo. Según las pericias iniciales no llevaban puestos sus cinturones de seguridad. Se desconocen los motivos del accidente. No existen testigos que puedan asegurar la incidencia de otro o más vehículos en el suceso. El joven  y prestigioso jurista había sido convocado por el Fiscal general de la sexta sección a una reunión de urgencia en su despacho de Bahía Blanca para actualizar datos sobre el asesinato del señor Mariano Arce y el grado de avance de la investigación”…..  -  ilustrado por una fotografía  del siniestro,  el periódico local  informaba de ese modo sobre el luctuoso evento  – 


Capítulo 9 
El Juego

La noticia  fue recibida sin demasiadas sorpresas por Patricio. La actitud del Fiscal general y de la policía local daba por sentado que Gonzalo y su secretaria no poseían cobertura política ni libertad de movimiento. Mientras uno presionaba sin prestar recursos logísticos los otros embarraban la cancha lentificando todas las actuaciones. Inmediatamente la guardia que había colocado el Doctor Rey en las cercanías de El Poniente fue desactivada. Por dos meses no hubo más noticias del caso,  el contacto del trío con la familia  Ibarreta se había interrumpido bruscamente. El crimen de Mariano navegaba en la más absoluta impunidad. 

-   Ya no quedan dudas al respecto  –  aseveró Ernesto Calder  –. La memoria de Mariano está en nuestras manos. La justicia burguesa actuó y de manera concreta, como siempre,  interpreta para el flanco del poderoso, los hechos y la verdad son meras excusas;  los exégetas y los  admiradores de Nietzche de parabienes. Creo que el Doctor y su secretaria merecen redención, gente joven, honesta y osada. 
-   Debemos encontrar a Raúl –  asumió Alberto Giannastasio  – . Es nuestra llave para ingresar a la familia, creo que la teoría de Mercedes era la correcta y es la línea que debemos continuar, nadie de nosotros considera la muerte de los legistas como un evento  accidental.  El  mensaje  fue  claro,  se  habían  acercado  demasiado  con  las averiguaciones sobre el policía exonerado. 
-   Todo lo que hagamos –  aseguró Patricio –  debemos manejarlo con sumo equilibrio. Estoy seguro que las autoridades de Coronel Dorrego están al tanto de nuestros movimientos y saben que no nos vamos a quedar con los brazos cruzados.  
-   Hay que devolver el mensaje  –  aportó Calder  – . 
-   ¿Qué nos estás proponiendo?  –  Preguntó Alberto  –. 
-   Dar cuenta de Aldazabal previo interrogatorio. Sé que es arriesgado, pero de aquí en más, para nosotros, todo será aventurado.
-   ¿Qué sabemos del milico ese? –  preguntó  Patricio  –. 
-   Por los datos que recabara Polimeni es un recurso contratado para la ocasión –  recordó Calder  - . No tiene apoyatura oficial; nadie va a reparar en él. El tiempo transcurrido le ha dado una cierta cuota de impunidad. Supongo que la muerte de Rey  aporta  hacia  una  mayor  libertad  de  maniobra,  actualmente  el  tipo  sigue operando en Tres Arroyos, González Chávez y Benito Juárez. Vive en De La Garma y  tiene  intereses  en  un  desarmadero  cercano  a  Indio  Rico,  son  datos  precisos. Tenemos  una  copia  de  un  informe  elaborado  por  Mercedes,  aparentemente Aldazabal levanta coches por encargo, los lleva al desarmadero y ahí se produce el desguace. Trabaja solo y cobra por entrega.  
-   Parece sencillo –  afirmó Giannastasio  - ,  un señuelo convincente y es todo nuestro.  
-   ¿Dónde lo vamos a guardar?  –  preguntó Patricio  – .
-   Si no se oponen propongo que sea en uno de los galpones abandonados en el predio de la olivarera –  propuso Calder  – . Esa parte de la finca esta muy retirada de la ruta y no existe acceso alternativo amén d el principal. Yo me encargo de acondicionarlo. 
-   No sé – Interrumpió Patricio  – , me parece todo muy riesgoso. 
-   Patricio... debe entender algo –  detalló Calder  – . Primero fue Mariano, después el ayudante del fiscal y su secretaria. Quedamos nosotros. No tenemos opciones. La ley  no  nos  ampara,  es  una  trampa  más,  visto  la  realidad  debemos  preservar  a nuestras familias antes de comenzar la operación. 
-   Tengo  una  idea  al  respecto –   manifestó  Giannastasio  – .  Voy  a  hablar  con  el embajador Portugués en Argentina. Tengo muy buena relación con él y siempre ha colaborado  en  cuanto  le  he  solicitado.  Tanto  Leonor  como  Mabel  estarán  a resguardo, pueden quedarse tranquilos. 

Dos semanas después todo estaba dispuesto para comenzar con el operativo. El cebo era un viejo BMW 323 modelo 82 estacionado en las afueras de Juan E. Barra, pequeña localidad cercana a De La  Garma. Alberto,  mediante una  llamada telefónica,  había interesado al propietario del desarmadero para la búsqueda de repuestos de ese modelo porque deseaba restaurar el suyo. Veinte mil pesos en efectivo, vía correspondencia privada, era suficiente adelanto para entusiasmar al inescrupuloso empresario.  Dos de los integrantes del comando estarían aguardando por el policía exonerado a quince  metros  de  distancia  del   señuelo,  dentro  de  una  camioneta  Ford  Ranger debidamente  polarizada  propiedad  de  Eduardo  Calder.  Alberto  esperaría  en  otro vehículo  de  alquiler  para  cerrar  el  paso  de  ser  necesario.  La  carnada  había  sido adquirida en Bahía Blanca por Patricio Vázquez quien, con anterioridad al operativo, había denunciado su robo. Una llamada anónima alertó al dueño del desarmadero de la denuncia añadiendo la información sobre el lugar preciso en donde estaba estacionado el vehículo siniestrado. El automóvil fue abandonado, dos días antes del evento, con muy poca nafta y una goma baja. El trayecto que Aldazabal debía recorrer hacia su destino final eran veinte kilómetros por la única variante vecinal existente. 
A las tres de la tarde un hombre de mediana edad comienza a estudiar la cuadra sin acercarse al auto marcado. Benito Aldazabal fue inmediatamente identificado por el comando. Ese no era el lugar ni el momento; debían esperar por la soledad de la zona rural. Treinta minutos pasaron hasta que el delincuente violó la cerradura del señuelo. Puente mediante puso en marcha la máquina e inició su rumbo con suma prudencia por el camino Real en dirección a Indio Rico. Doce kilómetros duró su paseo.   En  medio del  trayecto  el  vehículo  se  plantó  imprevistamente.  La  ausencia  de combustible era factor decisivo pero el agregado de la llanta duplicaba el problema. Debía cambiar la goma para poder ser remolcado si tenía la suerte de que alguien pasara y lo auxiliara.  A poco de concluir  la tarea ,  Aldazabal observó una polvareda  auspiciosa. A  pesar  de  las  señales  el  vehículo  no  se  detuvo.  En  su  interior,  Alberto  prefirió continuar  un  kilómetro  más,  de  forma  tal,  tener  cercado  y  controlado  al  policía exonerado. Veinte minutos transcurrieron para que Aldazabal reparara que otro vehículo se estaba acercando. Mostró su felicidad al divisar el porte de la camioneta que venía hacia  él. Consideró  que  no  tendría  ningún  inconveniente  para  utilizar  la  cuarta  de arrastre y de ese modo llegar a su destino final. Luego de sus señales la máquina se detuvo algunos metros delante del BMW. Caminó esa pequeña distancia hasta quedar apareado al vidrio del acompañante sin poder percibir el rostro de sus moradores. Al bajarse la ventanilla, Aldazabal se vio enfrentado al caño de una escopeta recortada de grueso calibre. Lo taxativo de la  recomendación: “un movimiento y te bajo”,  lo colocó dentro de una atmósfera de mutilación e invalidez. A todo esto el chofer de la camioneta bajó rápidamente, dio  vuelta por  detrás  del  vehículo  e introdujo  en  la  yugular  del exonerado una jeringa completa de sustancias narcóticas aletargantes. Con un rápido desmayo finalizó su última hazaña. La parte posterior de la camioneta le dio cobijo, un rato después despertaría en lamentables condiciones intelectuales.   Los tres vehículos circularon a prudente distancia atravesando los caminos vecinales. El BMW asistido con treinta litros de combustible reservados para la ocasión en uno de los automóviles llegó sin inconvenientes hasta la Olivarera. Al arribar, Ernesto Calder se comunicó  inmediatamente  con  su  agente  de  seguros  para  notificarle  que  el  móvil siniestrado había aparecido en perfectas condiciones en las cercanías de su finca. Este se encargaría de  informar  a  la  policía  local  para  retirar  la  denuncia  efectuada oportunamente . El señuelo había cumplido eficientemente con su tarea.  
El galpón estaba dispuesto con todas las comodidades para los anfitriones, no así para el invitado. En el centro del recinto se presentaba una suerte de armazón del tamaño de una cama. Sus ángulos estaban unidos por fuertes columnas de hierro que, por debajo, hacían  las  veces  de  patas.  En  el  centro  del  armatoste  una  quinta  prominencia descendente cumplía la función de soporte adicional. Un fino colchón cubría la parte superior de la piltra lo que le  posibilitaba al invitado un mínimo de confort. Cuatro robustos grilletes de rústico diseño estaban insertados en las columnas angulares. Los tobillos y las muñecas de Aldazabal no tenían opción ni posibilidad de movimiento. Semidesnudo  y  dormido  esperaba  por  su  turno.  Tres  cómodos  catres  rodeaban  al
exonerado,  cualquier  necesidad  alimenticia  o  sanitaria  estaba  contemplada  por  los apenas trescientos metros que los separaban del casco principal de la finca. Carmelo Barragán,  capataz  y  hombre  de  confianza  de  Ernesto  Calder,  estaba  a  cargo  de la
vigilancia del predio acompañado por sus tres mastines europeos. 


-   ¿Está cómodo... Señor Benito Aldazabal? –  inquirió Alberto – ,  si me dice que si, haremos todo los posible para remediarlo. 
-   Los  felicito.  Me  hacen  recordar  buenos  momentos  –   ironizó  el  degradado  – , impecable  el  operativo, jamás sospeché que se trataba de una trampa. Eso nos pasa por creer en el papel de víctimas que asumieron durante todos estos años. Como Ibarreta, siempre los pensé como una plaga; mientras uno de ustedes estuviera vivo no habría paz entre nosotros.  
-   ¿Qué Ibarreta? –  preguntó Patricio  – 
-   Póngale el nombre que quiera, lo mismo da. Hace treinta años que trabajo para ellos. Pagan muy bien y no tienen escrúpulos. No hay ricos malos, sólo hay ricos y eso es todo. Mariano Arce debía morir y era mejor delante de ustedes, el brazo ejecutor era una circunstancia aleatoria. Esa noche existía más de un plan.  
-   ¿Y el Ayudante del Fiscal y su secretaria? –  interrumpió Ernesto  – . 
-   Pobres chicos, no entendieron el mensaje de sus superiores ...  – bromeó Aldazabal  – 
-   ¿Dónde está Raúl?  – preguntó Alberto – . 
-   Puede  estar  en su  casa,  en su despacho  o  en  Sierra  de la  Ventana con  alguna pendeja. Sinceramente no lo sé. Mi compadre llevó la camioneta hasta Frapal y eso  le sirvió a Raúl para ganar tiempo y decidir entre el variado menú de opciones que tenía.  Nos  causaba  gracia  la  guardia  permanente  que  había  puesto  Rey  en  los alrededores de la estancia. Cómo si la finca tuviera un solo modo de acceso. Además ustedes descuidan un detalle relevante: no tienen la menor alternativa. Los Ibarreta cuentan con el poder y con la ausencia de compromiso del resto de la población. La memoria no es una buena inversión en Coronel Dorrego y eso la gente lo sabe. Yo soy un fusible con precio y sin ideología; nadie me va a buscar. Hay cientos de tipos igual a mí.  
-   Muy  bien –   sentenció  Alberto  –,  ya  que  ha  probado  con  suma  convicción  su incapacidad, voy a tomar nota de su consejo. 

Los  tres impactos dieron  de lleno  en  el rostro del  ex oficial; Aldazabal  ya  no era necesario. Era hora de advertir a la familia Ibarreta que el juego no había finalizado. El cadáver fue arrojado a la madrugada siguiente en una de las tantas cunetas que rodeaban la estancia de la viuda. Una llamada anónima al 911 dio inicio a la partida.   


*


La  situación  del   Licenciado  Arturo  Ángel  Ibarreta  no  era  para  nada  cómoda. Dos
asesinatos más las defunciones de los legistas en menos de cuarenta días no era una estadística  conveniente  para  un  Intendente  que  está  al  frente   de  una  comarca decididamente tranquila. A esta altura la justicia no podía soslayar lo que ocurría y el poder político provincial mostraba su preocupación debido a que nada se había hecho a favor de esclarecer los eventos. La prensa local, tímidamente, comenzó a vincular a los fallecidos  y  a exigir  explicaciones  concretas. La  familia  entendió que su apoyatura estaba solamente enmarcada dentro de los límites de Coronel Dorrego. Los Intendentes vecinos  mostraban  su  desconfianza  hacia  el  hijo  del  caudillo  a  medida  que  se publicaban los modos y medios con los que había forjado su estructura económica y política. Copias de  los  informes elaborados por Rey  y  su  secretaria  habían  llegado anónimamente a los medios de comunicación más notorios de la zona, a los dirigentes de las  agrupaciones políticas mayoritarias,  a los fiscales  y a los jueces de la  sexta sección.  La muerte del Ayudante  del  Fiscal  y  de  Mercedes  Polimeni  constituía  un severo dolor de cabeza para la familia, relacionar el accidente con el informe resultaba una línea investigativa contundente. Las citaciones y cartas documentos comenzaron a exponer la realidad de un imperio que se estaba derrumbando por obra y merced de la soberbia. Un sorpresivo allanamiento de El Poniente , propiedad de los Ibarreta, dio resultado positivo.  Raúl  fue  detenido  inmediatamente  y  puesto  a disposición  de  la justicia por el asesinato de Mariano Arce. La familia no estaba acostumbrada a dar explicaciones. De todas formas conservaban ciertos salvoconductos cosechados a través de  los  años;  gestiones  y  complicidades  habían  diseñado  un  prodigioso  y  natural ecosistema. Al no encontrarse el arma y ante la ausencia de testigos, Raúl disfrutó del beneficio de la excarcelación pasadas cuarenta y ocho horas de su aprehensión.  El Honorable Concejo Deliberante de Coronel Dorrego determinó por mayoría simple, esto es,  con los votos afirmativos del oficialismo, que el Intendente continúe en su cargo sin necesidad de asistir  físicamente para  ser  interpelado por  el  cuerpo legislativo.  Una importante porción de la población mostraba su indignación a través de los medios de comunicación.  El  periodismo  dorreguense  exhibía  su  recurrente  ausencia  de compromiso  ético  manteniendo  esa  curiosa  objetividad  de  la  que  hacía  gala.  Los micrófonos  estaban  gentilmente  dispuestos  para  que  el  Intendente  se  explayara  a voluntad sobre la base de una agenda de preguntas pautadas. Mariano Arce fue víctima de  una  nueva  muerte.  Esta  vez  los  voceros  municipales  del  partido  gobernante  se esmeraron  por  deshonrar  a  la  víctima  con  argumentos  fantasiosos  y  crueles.  Fue acusado de ladrón y pendenciero, que el arma portada era un indicador expreso que Raúl Ibarreta actuó en defensa propia y que todo esto se trataba de una maniobra de la izquierda local con ayuda de la oposición p ara desestabilizar al Intendente atentando contra las instituciones democráticas.  El temor evidenciaba la existencia de un sistema feudal. Este formato político hacía que nadie saliera en defensa del viejo ultimado. Sólo los informes anónimos dando precisos detalles luchaban en desventaja contra el poder de los Ibarreta. Vázquez, Giannastasio y Calder eran desconocidos para la opinión pública. Credibilidad e identidad navegan por las mismas aguas en Coronel Dorrego; se ponderará un argumento siempre y cuando alguien conocido lo formule. No interesa ba  la  racionalidad  ni  la  veracidad  de  la  afirmación,  lo  que  importa  es  la  voz  que  lo manifiesta. Basándose en esto la familia había diagramado una prudente estrategia en contra de sus adversarios. De todas formas Raúl, estando en libertad, se había recibido de próxima víctima. El trío tenía muy en claro los pasos a seguir. 


-   Gracias a la justicia, disponemos de un Raúl al alcance de la mano  y en plena libertad  –   sentenció  Giannastasio  – . Es una persona  fronteriza  y  obvia,  no será complicado. Es más, hasta podríamos divertirnos un buen rato antes de eliminarlo. 
-   No conocía su veta sádica Alberto... –  puntualizó Patricio –   
-   Estos tipos sacan lo peor de uno, es inevitable que suceda –  afirmó Calder - 
-   Lo paradójico  es pensar que aquellas armas recusadas, cuando los tiempos de la resistencia,  han  caído  nuevamente  en  nuestras  manos  por  obra  y  gracia  de  sus consecuencias  –  satirizó Alberto  – . Es probable que esto signifique una señal de que dicha resistencia ética  y política todavía no ha finalizado, estando las causas tan vigentes como entonces. 
-   Esos  móviles  no  sólo  siguen  intactos,  se  han  cuantificado.  Tal  vez  lo  que  se modificó es el paradigma. Plantear, en la actualidad, una lucha ética a favor de un
sistema determinado navegaría  en el mar  de la sin razón. Insistir en una patria socialista  sería  una  enorme  estupidez  cuando más  de  la  mitad  de  la  población mundial no sabe ni de qué se trata y para peor, como diría el “negro” Dolina, ni siquiera lo sospecha. Es probable  que ciertas premisas más simples encuentren en la sociedad  un  mayor  grado  de  compromiso.  Hablo  de  revalorizar  la  ética,  la capacidad, la honestidad, la sabiduría, la solidaridad, la inteligencia, luchar por la humanización y la verdadera democratización de las estructuras políticas a favor del conjunto y como necesidad futura de supervivencia. Entender que los sistemas son herramientas y no camisetas a defender  –  especuló Calder  – . 
-   Algo tan simple como luchar contra los hijos de puta –  reforzó Patricio  – . 
-   Podría aseverarse de ese modo si utilizamos un lenguaje más simple y directo  – 
ratificó Alberto  – . 
-   Me quedo más tranquilo –  sentenció Patricio  –. 


Capítulo 10   -  Raúl Ibarreta

Un evento de extraordinaria repercusión nacional hizo conocer al resto del país que Coronel Dorrego existía. Una niña de diez años fue violada y posteriormente incinerada por un psicópata cobijado por el poder político en una pequeña localidad cercana a la ciudad cabecera del partido. Milagrosamente la niña salvó su vida gracias a la pericia de los  médicos  del  Hospital  Garrahan  de  Buenos  Aires.  Una  editorial  detallando  los antecedentes del caso llegó a la Olivarera de manos del Presidente de la Biblioteca de aquella localidad. 

Estimado  Patricio  Vázquez:  Datos  recogidos  me  hacen  pensar  que  esta  editorial llegará a su poder. Supongo que se hará varias preguntas al respecto. Tal vez el dato más  importante  se  desprenda  de  la  afirmación  que  leerá  a  continuación:  La Funcionaria  encargada  de  la  Escuela  de  Deportes  de  El  Perdido  y  hermana  del psicópata  guarda  relación  afectiva  con  Raúl  Cesar  Ibarreta,  de  ahí  su  carácter  de intocable a pesar de su marcada responsabilidad en el suceso que acabo de detallar. Espero que esta información le sea de utilidad. Un abrazo... 


-   ¡Qué  locura!  –   exclamó  Eduardo  – ,  pobre  criatura.  Temo  Vázquez  que  las deducciones que hizo su camarada  de letras  las pueden hacer los Ibarreta. 
-   No lo creo –  se atrevió a corregir Patricio – . Este tipo es de Buenos Aires y trabajó mucho tiempo con el Coronel Cesio. No sólo conoce de indagatorias sino también de servicios de inteligencia. ¿Recuerdan a Cesio, no?
-   Centro de Militares por la Democracia o algo así se llamaba su agrupación. Estuvo un tiempo exiliado  –  afirmó Eduardo  - . La misma Junta le había quitado todos los honores cuando se  opuso al golpe del 76. Si no recuerdo mal trabajó con el viejo Alende dentro de la Intransigencia junto a tipos como Santagada, Viale y Sueldo.  
-   Bueno. Este muchacho militó durante varios años  en el PI  hasta que el partido desapareció por méritos propios  –  ironizó Patricio  – . Todavía conservaba su vieja bandera roja y negra. Es bastante reiterativo con aquel multitudinario acto del año 1983 en la plaza Miserere. “Esta es la patota del Doctor... Oscar Alende... guarde todo y venga volando que se esta gestando la revolución.....” solía cantar cuando resucitaba sus viejos trapos militantes. Al la semana siguiente los trescientos mil votos conseguidos lo habían destrozado... El tornado alfonsinista había barrido con todo.
-   Parece de confianza –  opinó Calder  –. 
-   De todas formas tiene mucho por que pelear en su Pago  –  afirmó Patricio - . Sus calles están entoscadas de corrupción. Prefiero no tentarlo. Estoy seguro que sería incondicional, pero no me atrevería involucrarlo en esto, además, por este asunto, lo tienen me dio marcado. El funcionario y médico comisario, Sande, ya se encargó de investigarlo, además gran parte de sus vecinos del pueblo son sumamente fieles al poder real.  
-   Es una pena; un recurso más de suma confianza nos sería de enorme provecho. Propongo, si nos les molesta, enfocarnos en Raúl Ibarreta  –  insistió Alberto  – . 
-   Bien –   afirmó  Ernesto  –.  Opino  estudiar  exhaustivamente  la  variante  que  nos acercara nuestro amigo de El Perdido. Desempolvar esta relación nos puede servir para incluir dentro del grupo un elemento adicional de contienda. Con más de un frente para atender perderán interés en nosotros lo que servirá para movernos con mayor libertad operativa.
-   Difundir  el  rumor, colmar  el blog de  la radio  con  mensajes  puntuales  sobre  la relación, extender la  información a medios nacionales  –  afirmó Patricio  – . 
-   No sólo eso –  agregó Ernesto  – , es necesario contar con soporte fotográfico y demás documentación  que  contribuya  a  superar  el  rango  de  rumor.  Lo  ideal  es transformarlo en un verdadero escándalo político.  Es inevitable la participación de su colega en el esquema, probar la connivencia entre el poder político y el entorno del criminal  constituirá  una  verdadera  obscenidad.  Quedará luego para  nosotros analizar lo conveniente de lo superfluo y elaborar el golpe definitivo. Es un año electoral y supongo que el Radicalismo local no querrá perder su mayoría en el Concejo Deliberante, además el mismo partido presionará para no ver  afectada su imagen regional. Debemos tener en cuenta que en la sexta sección conservan varias intendencias y en actualidad la preservación de los negocios está por encima de cualquier afinidad personal. Tenemos un Intendente cuya popularidad está en baja, esto equivaldría  a  su  final  político.  Repito,  su propia  agrupación  lo  obligará  a retirarse, de ese modo la familia dejará de poseer la cobertura e impunidad que todavía ostenta.

Dos semanas después, vía correo electrónico,  Patricio  Vázquez recibe en su casilla personal medio centenar de fotografías acompañadas por un sucinto informe de cada imagen. Con diferencia de un día llega a sus manos una carpeta repleta con copias de contratos,  autorizaciones  y  subsidios firmados por  el mismo  Intendente  y  por Raúl Ibarreta a favor de la funcionaria y su pareja, ya sea directamente o a través del Club de la localidad. El compendio, que anexaba un disco compacto, era inapelable. Una notable secuencia llamó la atención del trío: La bella funcionaria  ingresando  a un hotel de Tres Arroyos en compañía de  Raúl Ibarreta. Dos horas después aparca en el estacionamiento del predio un vehículo de gran porte cuyo conductor es un importante representante de la Sociedad Rural  dorreguense. Pasados noventa minutos el multipremiado empresario rural sale en compañía de la dama con dirección a Coronel Dorrego. Transcurrido un breve lapso de tiempo Raúl Ibarreta se retira del albergue en su vehículo particular. Consultado  el  conserje,  confirmó que  estas  personas  visitaban  las  instalaciones  del hospedaje de manera semanal siguiendo la misma operatoria. Un interesante incentivo económico proporcionó la posibilidad de colocar una cámara filmadora detrás de uno de los espejos de la habitación que ocupaban regularmente para levantar escenas de la próxima visita. El disco compacto anexado al informe evidenciaba como lo personal  y lo público se permiten comodidades cuando el carácter obsceno de los personajes así lo dispone.  El  poderoso  y  soberbio  ruralista, el  abyecto  funcionario  y  la  corrupta profesional le ponía n un hediondo corolario a una lúcida investigación.  

-   Este  material  significa  un tremendo choque institucional  –   afirmó  Alberto - . No podemos dejar de utilizarlo pero también debemos pensar en las consecuencias. De todas formas me extraña la pasividad de la familia con respecto a nosotros. Ellos saben de donde parten los  ataques.  
-   Me afilio a creer que su extrema soberbia y sus contactos con el poder judicial les brinda un amplio colchón de maniobra. Nos subestiman y si bien eso juega a favor nuestro,  la  erupción  que  se  aproxima  tendrá  una  violencia  inusitada.  Antes  de preparar los bocetos y enviarlos – continúo Ernesto  – nos convendría modificar nuestro  emplazamiento.  Sugiero  trasladarnos  a  Bahía  Blanca:  La  urbanidad  nos transformará en simples agujas dentro de un pajar. Además tengo la posibilidad de conseguir albergue a  través de algunos viejos compañeros de militancia. Lo ideal, aunque imposible, sería  salir  de la  zona rural,  trasladando la  disputa  a  la zona urbana. 
-   Me  parece  oportuno  el  cambio –   aprobó  Patricio  –,  aunque  temo que  nuestros antagonistas nunca abandonará n su refugio territorial.


Un pequeño departamento en la zona del barrio Universitario  de Bahía Blanca  servía de bufete y alojamiento. Quince días pasaron hasta que las veinte copias del informe se despacharan hacia sus destinos finales. Sólo cinco tuvieron el rebote esperado. Pero la fuerza probatoria provocó que el tema tuviera difusión a escala nacional.  La Nueva Provincia de Bahía, el Diario Clarín de Buenos Aires, Crítica de la Argentina, Pagina 12
y Radio Continental fueron los primeros en buscar testimonios y por la fuerza de su interés los medios dorreguenses no tuvieron más remedio que informar sobre el asunto.
Durante las cuarenta y ocho horas posteriores a la difusión del documento se produjo en Coronel Dorrego una suerte de persecución y cacería . La finca de Ernesto Calder fue incendiada  y  su  capataz,  Barragán,  quemado  junto  a  ella.  La  casa  del  viejo  Arce amaneció reducida a escombros. Tanto la Biblioteca de Dorrego como la de El Perdido fueron  violentadas  en  la  nocturnidad,  saqueadas  sus  instalaciones  y  hurtados  sus equipos informáticos. El cuerpo sin vida del Presidente de esta última y su mujer fueron arrojados sobre los escalones de la Delegación Municipal; siete impactos de bala en el pecho de cada uno a modo de cruz formaban una inescrupulosa penitencia. Los Ibarreta estaban  cercados  y  respondieron  de  acuerdo  a  sus  usos  y  costumbres.  El  Concejo Deliberante solicitó por unanimidad la suspensión  del Intendente Licenciado Arturo Ángel Ibarreta y  la de su  hermano  hasta el esclarecimiento de los  hechos. Además determinó, por unanimidad, la finalización del contrato que unía a la Funcionaria de Deportes con el municipio; la Policía no tuvo más remedio que detener a Raúl Cesar Ibarreta por orden judicial en dependencias de  la  comisaría  local.  Dolores, junto con Arturo, permanecía en El Poniente en permanente contacto con sus abogados. 

-   Ahora si, nos tienen donde querían  –  aseveró Arturo  – . Nunca nos iban a dejar en
paz.  Tu plan  fue muy  pobre.  Pensaste  que  corriendo  a Giannastasio con  falsos sentimientos los ibas a poder bloquear, encima el boludo de tu hijo se despacho con semejante carnicería. Perdimos el apoyo político y nuestro prestigio, se acabó, ni correligionarios ni opositores atienden mis llamados. Son ellos o nosotros, y la cosa va por la v ida. Ya no son los bienes o la historia, es el presente que se nos vino encima acumulando todas las  cagadas del pasado. Los grupos armados de Raúl escaparon como ratas ante su detención. Quedamos vos y yo solos para enfrentar a semejantes  contendientes,  pe dimos  custodia  y  tus  amigos  de  la  justicia  nos mandaron un enano de jardín, sólo nos queda esperar que vengan por nosotros.  
-   Tu padre, bueno... es decir José, siempre me decía que no debía sacar conclusiones en caliente. Estoy de acuerdo que el plan fracasó; haber matado a Mariano Arce fue un error tremendo. Pero no teníamos opción, el resto se desencadenó naturalmente. Estoy segura que nos van a obligar a pagar por cada uno de sus muertos. Tendremos que defendernos hijo. No nos queda otra alternativa. ¿Contamos con gente confiable y qué sepa de armas? 
-   Tres  tipos  de  los  servicios  armada  vienen  en  camino,  me  los  manda  un  viejo contacto que tengo en Bahía –  replicó el suspendido Intendente  – .  Al enano que tenemos de guardia ni lo cuento porque supongo que al  primer fogonazo empieza a correr por el campo.
-   Algo es algo. Por lo menos vamos a contar con experiencia y superioridad numérica.  ¿Cómo estará Raúl?
-   Que se pudra en la cárcel. Mucho de lo que pasa es su responsabilidad. No se puede ser funcionario pensando y tomando decisiones con la entrepierna . No es posible que no haya averiguado nada de esa minita de El Perdido. Es increíble como pisó el palito. La turrita traía contraindicaciones y este calentón como si nada. Si hay algo que no necesitábamos era un violador con antecedentes. Y encima quedé pegado por el cargo que le inventé a instancias de él y sus ardores. Qué se cague tras las rejas el malparido.
-   ¡Pero qué hermosas palabras! Si fuera tu hermano me sentiría honrado  -  tras la puerta del comedor emergió la figura de Raúl   –  Veo que están de acuerdo en algo. Soy  un  auténtico  Ibarreta  y  como  tal  siempre  tengo  una  puerta  abierta  a  mi disposición, por lo tanto, todo lo que nos rodea me pertenece, inclusive tu propia vida Arturo. 

Sin mediar respuesta ni posibilidad de diálogo el primer impacto se incrustó en la boca de quien hasta ayer era el Intendente de Coronel Dorrego, una segunda descarga entre las cejas daba por concluida la gestión.  Dolores absorta sólo atinaba a sostener con la mirada el peso de su historia. 

-   No te lamentes mami, su sangre dejaba mucho que desear. 
-   Estás  totalmente desquiciado –   el  llanto  de  Dolores entrecortaba sus  palabras -  ¿Cómo fuiste capaz? Era tu hermano. 
-   Vos elegís –  sostuvo Raúl  – , para mí es tema terminado. 

Veinte minutos después el custodio informaba a Raúl que el personal retirado de las Fuerzas Armadas, proveniente de Bahía Blanca, estaban aguardando su permiso para ingresar  – . Esta debe ser la gente que contrató Arturo, pensó Raúl  –   .  No confiaba. Sabía que en la coyuntura sus adversarios poseían la suficiente capacidad operativa  y  contactos  para  infiltrar  cualquier  intento  de  defensa.  Además  estaba convencido que los Ibarrera habían perdido peso político y que varios integrantes del poder regional pensaban que lo mejor era eliminar todo rastro de la familia. De todas formas, ante la soledad y la duda, optó por dar la orden de ingreso. 
La camioneta Ranger íntegramente polarizada arribó al pórtico de la estancia luego de recorrer  los  cuatro  kilómetros  que  la  separaban  d e  la  entrada  principal.  No  hubo recibimiento.  Dolores moraba sin fuerzas en la soledad de su dormitorio tratando de entender lo sucedido mientras el otro integrante de la familia vigilaba, amparado en la espesura y dotado con un rifle de vasto alcance, los  movimientos de los recién llegados. Los cincuenta metros de distancia no permitían ver con claridad la identidad de los forasteros. Ninguno de los tres parecía ostentar singularidades castrenses. Caminaban vulgarmente sin la marcialidad que impone el uso cotidiano del uniforme. El silenciador estaba en su lugar y tenía en la mira a uno de los integrantes del grupo, sólo necesitaba una luz para cerciorarse o disparar. Raúl notó que el trío no trataba de ingresar al predio a  pesar  de  portar  armas  de  grueso  calibre.  Sus  movimientos  confundían  al  vigía. Sutilmente se mantenían bajo la oscuridad. Ya no tenía dudas, esos hombres no eran personal de la armada. Un certero y silente disparo en la sien de Patricio Vázquez  disipó sus conjeturas. Los elementos restantes del grupo, que no habían oído la descarga, acudieron de inmediato ante la caída de su compañero. Un nuevo misil impactó certero en el cuello de Eduardo Calder. La sangre explotó sobre la ropa de Alberto quién sólo atinó a escapar y cubrirse tras la camioneta.  En medio de la penumbra los cuerpos de sus compañeros compartían el bermejo fango del sendero. Intentó acercarse a ellos para quitarlos de la línea de fuego. Disparos intimatorios le cercaron geométricamente el campo de acción. 

-   La vejez es una pena sin salida, afirmaba Bioy en el Diario de la Guerra del Cerdo   – ironizó en voz alta Raúl Ibarreta  –. No creo que el residual resista demasiado. Es el más viejo, el más lento, el menos peligroso. Siempre me gustó jugar con ventaja don Alberto.

Un nuevo  y silente impacto por debajo de la camioneta provocó una profunda herida en el  pie  izquierdo  de  Giannastasio.  Imposible  trasladarse  y  escapar.  El  dolor  era implacable.  Se  sintió  egoísta  al distinguir  nuevamente las  siluetas de  Ernesto  y de Patricio. Los pasos de Raúl quebrando las pequeñas ramas del camino lo obligaron a apoyar  la  espalda  contra  la  llanta  delantera  del  vehículo,  aguardando  con  el  arma cargada, tener la posibilidad de romper el  equilibrio de un agresor ansioso por finalizar su tarea. El sutil sonido de aquellos gajos corruptos lo acercaban al submarino y a la picana de entonces. Por caso, en aquellos tiempos, no tenía la menor oportunidad; esta noche contaba con alguna y no pensaba dejarla escapar. Sus manos transpiraban tanto como su rostro.  Un tremendo estruendo quebró el seco sonido de las ramas. El cuerpo de Raúl Ibarreta se desplomó a metros de Alberto por delante de la camioneta. Su nuca estaba  destrozada.  El  humor  oscuro  regaba  el  barrial  formando  pequeñas  lagunas sanguinolentas. La carabina, el silenciador y la mira recorrieron, por separado, varios metros en su trayecto hasta posarse indefensas tras el cerco recuperable que bordeaba el sendero.  Dolores se quedó un buen rato mirando el cuerpo de su hijo mientras el humo de  su  arma  testimoniaba  lo  ocurrido.  Luego  de  un  buen  rato  viró  en  dirección  a Giannastasio para observar la gravedad de su estado. Sin decir palabra y al constatar que
su vida no corría peligro, lo abandonó, comenzando de inmediato a recorrer cada posta que  había  dejado   la  masacre.  No  exteriorizaba  su  lamento,  aceptaba  la  historia entendiendo su final como el único posible. Se dirigió al interior de la casa. Minutos después, en el mismo momento que Alberto intentaba solicitar auxilio vía celular, un nuevo  estruendo  advirtió  al  herido  que  el  último  renglón  de  la  reseña  había   sido diseñado y concebido por doña  Dolores Beatriz Campos viuda de José Ángel Ibarreta en su carácter de extinta.  



Capítulo 10
Epílogo
                                                                

Y hubo un antes y un después. Suena redundante y ciertamente absurdo, frase hueca y ausente de toda revelación poética. Por mínimo que sea, siempre hay un antes y un después de todo. Y si de mínimos se trata el Partido de Coronel Dorrego cuenta con argumentos sólidos y precisas definiciones.  Eran  tiempos  gobernados  por  la  apatía  y  el  desencanto.  Generalmente  los impresentables  cuadros  partidarios  de  las  fuerzas  mayoritarias  locales  tanteaban  a profesionales  de  prestigio  para  engalanar  sus  listas  y  hacer  más  tentadoras   sus propuestas  políticas.  La  búsqueda  se  centralizaba  en  médicos  tiernos  y  afables, portadores de respeto y simpatía, carentes de sumarios y antecedentes discutibles.  
El  barro  político  quedaba  bajo  el  exclusivo  dominio  de  los  punteros  que  luego completarían  las  segundas  y  terceras  líneas  siendo  estas,  en  definitiva,  las  que dominarían  la esencia  y el espíritu del  juego. Por aquellos meses  Coronel  Dorrego percibía  que  sus  oportunidades  de  prosperidad  habían  quedado  sepultadas  bajo  los recuerdos  de  algún  veterano  que  no  consideraba  necesario  desempolvar  historias plagadas  de  traiciones  y  fracasos.  Sólo quedaba  la  instancia  de  asumir  el  poder  y finalizar con el saqueo de aquello que todavía contaba con algún destello de valor. Muy pocos amaban con algún grado  de compromiso ese lugar. Las mayorías se sentían de paso. Algunos afirmaban venir de algún lado mientras otros aseguraban su inmediata partida.  A pesar de su bella geografía y su generosa llanura pocos lo consideraban como un  buen  lugar  para  vivir  y  menos   aún  para  morir.  Sitio  de  ausencias  aceptadas  e inevitables, olvidos necesarios y recurrentes. Coronel Dorrego propiciaba esa extraña sensación de un tozudo desencuentro; sus disgregados habitantes optaban por transitar senderos  de permanente despedida.  Desde  el asesinato de  Juan  B.  Maciel, caudillo radical traicionado por propios y extraños en la década del treinta, nadie tenía la osadía de enfrentarse  mirándose  a  los ojos.  La década  infame  motivó  un posicionamiento social que la irrupción del peronismo no logró quebrar. Si bien muchos jornaleros y trabajadores,  hasta  entonces  marginados  se  percibieron  incluidos,  las  familias  de abolengo y prosapia continuaron dominando la escena dorreguense con más impunidad que derechos. El trabajo precario, la ausencia de seguridad social y las condiciones de explotación se mantenían firmes como variables de renta y beneficio a favor de los dueños de tablero.   Las escasas y desmotivadas  industrias no alcanzaban a cubrir  la mano de obra existente, la emigración juvenil se mostraba como variable no ponderada. Los poderes dominantes procuraban poseer un seguro acopio de fuerza laboral limitada y permanente, de forma tal, no disparar su costo. Esos grandes contribuyentes estaban insertados  en  todos  los  niveles  de  decisión,  tanto  ejecutiva  como  legislativa, independientemente  de  ideologías  o  posiciones  partidarias.  Era  muy  común  ver  un mismo apellido completando las canastas del oficialismo y de la oposición. Hermanos, matrimonios y progenie circulaban en ambos listados indistintamente. Ese apoyo era acompañado  por  el  imprescindible  aporte  económico  que  evidenciaba  un  futuro condicionamiento sobre las decisiones y estrategias políticas del distrito. La legislación local y el orden administrativo respondían a esa estricta lógica.   La población aceptaba sin protesto y con suma resignación esta suerte de regla de convivencia. Los medios de comunicación  estaban enmarcados dentro de  ese  orden a través  de  la  prebenda,  el subsidio y la publicidad estatal. Cualquier sujeto con independencia de criterio, fuera de los  cánones  preestablecidos  estaba  condenado  al  oprobio  y  al  desamparo.  Tales conductas eran ejercidas directamente por el estado municipal y la oposición por las razones antes consignadas; la población acompañaba dichas prácticas que proponía el poder por temor a ser desplazada. El pensamiento individual no era reemplazado por el pensamiento  colectivo,  sino  por  el  pensamiento  conveniente.  Sé  que  los  escuetos fronterizos  dudarán  de  quién  redacta  y  pensarán  estar  sufriendo  una  campaña “antidorreguense”, cómo aquellos militares del setenta y la tristemente célebre campaña “antiargentina”  que,  historia  mediante,  resultara  cierta  de  cabo  a  rabo  y  por  la  cual portamos nuestras mayores vergüenzas, y también nuestros mayores dolores. 
Generacionalmente  las  cosas  no  se  habían  modificado.  Determinados  conceptos  se habían aferrado desde la antropología y son muy pocos los que se atreven al debate. Los individuos pensantes optaron por el aislamiento y consideraron que la participación era tan fatigosa como inútil. Por ello la inteligencia adolece de protagonismo y la cultura es una simple cuenta contable que juega a favor de los funcionarios de turno promotores de
negocios privados con fondos públicos. 
A pocos días de la masacre en la estancia de los Ibarreta y en la primera sesión del Honorable Concejo Deliberante apenas una mención de los tristes sucesos por parte de su Presidente sirvió como lavativa de conciencias. Nadie deseaba investigar el tema, nadie se interesaba por transitar los visibles meandros que chocaban de frente contra el sentido inteligente. Al mes esa marcada indignación inicial había dejado de protagonizar la  escena.  La  franca  evolución  del  proceso  sedujo  a  las  mayorías  que  la  obra era portadora del necesario final feliz que toda ficción debía ostentar, reafirmando de ese modo que en la comunidad se conocen todos, siendo, en su gran mayoría derechos, humanos, solidarios y olvidadizos. La casa estaba en orden y toda mención del tema, a esa altura, incomodaba. Poco tiempo después decidí  investigar privadamente y como periodista  la  muerte  de  mi  hermano  menor:  el  Ayudante  del  Fiscal  Gonzalo  Rey.
Sinceramente debo admitir que me asomé al tema por pura casualidad.  Cierta noche de fortuna,  en un garito de las afueras de Punta Alta y en medio de una partida de pócker, una muchacha que apenas superaba la adolescencia me convocó con su  mirada  para  compartir un  momento  de piedad.  Para  un  cuarentón  desgastado  y solitario tal propuesta no dejaba de ser una extraña tentación. Sabía que la joven no estaba movilizada por  mi belleza; la pronunciada renguera  y la notoria cicatriz que desde hace años exhibo en uno de los pómulos son demasiado evidentes, aún en medio de un  antro  en  donde  las  escasas  luminarias  existentes  son  para  uso  exclusivo  de tahúres.  Un mostrador apartado  y un par de Cervezas ayudaron al comienzo  de un coloquio que  se inició con las debidas presentaciones y no finalizaría banalizada por  la vulgaridad de un fajo de billetes en una mesa de luz; mueble por lo general ajado y humildemente  nivelado en una de sus patas. Todo esto ambientado en un albergue de mala muerte, fuera del ejido urbano, cuyo dueño solía reconocer a sus damas un mínimo porcentaje por acercar clientela. Ducho en  estas empresas  le aboné directamente al dueño del lupanar  el importe correspondiente, instando a la muchacha a proseguir la velada  en un  ámbito  más  respetable.  El restaurante  del  Hotel América  de Coronel Dorrego fue el lugar escogido. Apenas setenta kilómetros separaban ambas localidades. El viaje mantuvo diálogos íntimos y silencios reparadores. Un ambiente de fracaso se percibía  en  el  interior  del  vehículo;  nuestras  historias  se  reconocían  breves  e irrelevantes, bajo los códigos de este tipo de relaciones era preferible no indagar. Lara, así se llamaba la joven,  simulaba poseer mayor madurez de la que dejaba entrever su adolescente aspecto. Una porción de rabas para compartir sirvió de óptima entrada. Filete de merluza a la Romana con una discreta ración de papas al natural completaron la cena. El aderezo: Aceite  de Oliva de la zona y un refrescado Sauvignon Blanc fue el necesario
detalle de placer que no estaba dispuesto a resignar. 

-   Hacía años que no pasaba por Dorrego  –  le comenté  –  Este restaurante  es el único  recuerdo grato que mantengo de la  ciudad. Te atienden con cordialidad, el clima es familiar y sigue siendo accesible para aquellos que acarreamos bolsillos exiguos. 
-   Yo estuve hace poco y decidí irme –  afirmó Lara –. Esta ciudad esconde demasiados agujeros negros como para poder sobrellevar una vida sin apremios. 
-   Hasta el accidente de mi hermano siempre tuve la sensación que se trataba de una aldea tranquila y sin ningún tipo de variantes. La nada reflejada en un espejo, vacía de contenidos, sensaciones e impresiones, ausente de todo acto de valentía, diseñada solamente para sobrevivir, permanecer y transcurrir como dice Eladia en su poema.
-   Ojalá así fuera –  interrumpió Lara  – , Coronel Dorrego en una endeble telaraña de egoísmos insatisfechos. La presunción y la petulancia es el común denominador de sus habitantes. Ostentan  la jactancia de lo que fue y nunca podrá  volver  a ser; porque en definitiva toda esa supuesta y maravillosa prosperidad fue despilfarrada deliberadamente. Cualquier argumento crítico que apunte a su pantanoso orden es tomado  como  una  campaña  en  contra  de la  ciudad,  siendo discriminados  todos aquellos que intenten  discutir sus reglas de convivencia. 
-   ¿Me está hablando de una suerte de asociación ilícita?  -  pregunté - 
-   Absolutamente. Fui testigo de las peores miserias e inmoralidades que un grupo social puede edificar a favor que la autoridad no sufra alteraciones irreversibles. 
-   No le alcanzo a entender Lara.
-   Le adelanto que mis servicios personales fueron utilizados durante un buen lapso de tiempo por el mismo Presidente del Concejo Deliberante, por el titular de la bancada opositora y por el asesino de su hermano. Usted debe saber que la cama, luego de un tiempo, se transforma en un eficaz confesionario. 
-   ¿Por qué supone que Gonzalo fue asesinado?
-   Raúl  Ibarreta  me  lo  confesó  fanfarroneando.  Además,  un  par  de  testigos  del accidente  eran  habituales  visitantes  de la  cueva donde trabajo.  Según  ellos  una camioneta de gran porte y sin patente tocó al vehículo de su hermano en la parte trasera provocando los posteriores tumbos. Detuvieron su marcha, constataron el resultado y continuaron viaje. 

El amplio salón comedor estaba vacío. Las mesas aguardaban prestas para recibir a los pocos moradores del Hostal: viajantes de comercio y parejas ocasionales provenientes de ciudades vecinas eran sus cotidianos pasajeros. El pedido del postre no se  hizo esperar. El encargado acomodó previamente el natural desorden que toda cena conlleva y  depositó  sobre  la  me sa  el  requerimiento  solicitado. Ciertos  detalles  llamaron  mi
atención. La medida del coñac era bastante generosa y estaba acompañada por una buena ración de bombones de menta; el cortado no vino preparado desde la cocina, me fue servido desde la cafetera que portaba el mozo. Este quedó a la espera de la orden que interrumpiese el procedimiento para efectuar el agregado de la leche. Lara había solicitado un panqueque con dulce de higo y un té aromatizado con frutillas. Su petición fue acompañada por un pequeño recipiente completo en caramelos rellenos de surtidos sabores. Los grandes ventanales y cortinados del ámbito flanqueaban nuestro coloquio. Los escasos transeúntes evidenciaban la hostilidad del invierno dorreguense mientras la calefacción  central  de  la  hostería  cumplía  con  su  obligación.  La  simpleza  de  la perfección o lo complejo de la simpleza. Así lo percibí en aquel momento, recordando aquella  afirmación  con  respecto  a  lo  complejo  que  es  diseñar  obras  maestras visiblemente simples, obras que el tiempo nunca alcanzará a humillar. Del otro lado de la  mesa  una  bella  circunstancia  me  estaba  devolviendo  algo  de  aquella  devaluada profesión de la que supe sentir marcado orgullo. El recuerdo de haber trabajado para el grupo de la Nueva Provincia me mantenía al borde de la vergüenza y la obscenidad.  

-     ¿Qué se dice por esta zona de don Alberto Giannastasio?  –  le pregunté  - 
-   Lo poco que sé es lo que me pude enterar en el boliche, en realidad,  la gente de por aquí no suele dialogar sobre estos temas. Me acuerdo que alguien hizo un brindis en su honor y lo relacionó con una frase de Osvaldo Bayer: “Vivió combatiendo por un
poco más de luz y cayó en la sombra, de pie y digno. Un autentico Hijo del Pueblo”. Ese mismo tipo comentó que don Alberto era un libre pensador que adolecía de reglas  académicas  pero que  a  la  vez  manifestaba  conocimientos  que  superaban aventajadamente  la  media  del  lugar.  Él  fue  quien  mencionó  que  Giannastasio, padecía de hemofilia y falleció desangrado en el Penna de Bahía Blanca dos días después de la masacre, debido a las heridas recibidas - confirmó la joven  - .   

Pagué las cuentas de la cena y partimos del Hostal no sin antes saludar y felicitar por  el trato recibido.  Cruzamos Coronel Dorrego sin darnos cuenta.  Un pueblo  fantasmal, deshabitado, cerrado y ausente. Los perros de la calle eran los únicos que daban algún indicio de mortalidad. Fuimos hasta El Perdido con la excusa de pasear  y hacer  la digestión. Y allí, nos hallamos despuntando el amanecer, asombrados por la perfección de los pinares, la brisa y la presunción que nada podía ser superado por ese paisaje, seguros que todo lo existente al final del sendero debía poseer, a la fuerza, las miserias que  la  aritmética  universal  suele  distribuir  para  demostrarnos  que  nada  de  lo  que creemos merecer es eternamente nuestro. Dimos un par de vueltas por el polvoriento casco urbano. Camiones completos en cereales desmembraban un pobre entoscado, muy mal trabajado y peor  apisonado. Pozos de variados diámetros  y extrañas formas se relacionaban  dictatorialmente  con  el  tren  delantero  del  coche.  Golpes,  ruidos  y cimbronazos eran fieles cancerberos de la corrupta e insensible torpeza invasora de los  cimientos. Un pueblo seco y amarillo construido sobre untados consuelos de olvido. El recuerdo sobre viejas  lecturas de un escritor local ayudó a guiarme. El club, el bulevar, la plaza Rivadavia, la Delegación, la estación, fueron mojones para no perderse; el lado y el otro lado. Todo tal cual. Muecas de falsa bienvenida a diestra  y siniestra, una descripción exacta, casi fotográfica. De regreso y luego de dejar a Lara en Punta Alta continué en dirección a Bahía Blanca. Allí me aguardaba la soledad del departamento ubicado en el modesto barrio de Villa Mitre y mucho trabajo por hacer. Una hora y media después el ordenador personal comenzó a presagiar las duras jornadas venideras. Varias botellas de coñac, tres cartones de Camel y los dos celulares cargados,  comprendían la necesaria batería de imprescindibles. Me propuse finalizar el ensayo en sesenta días. Las carpetas y los archivos  informáticos  hallados  en  la  caja  de  seguridad  de  Gonzalo,  sumado  al testimonio de Lara eran material suficiente para comenzar con la tarea. Para ello, la abstracción y la contracción al trabajo eran elementos que no debía soslayar.  
En aquel bello paisaje no deseado del sudoeste bonaerense ni una columna se había deslucido. El paraje estaba muy atareado y satisfecho por un nuevo campeonato del Atlético Monte Hermoso. Los medios, pletóricos en subsidios municipales y publicidad campechana seguían sorteando tortas y facturas. El peón de campo permanecía ausente de malicias, mientras  el  selecto operador  chacarero  continuaba exigiendo, desde su arancelada  trinchera  radial,  mayores  beneficios  para  los  dueños  de  la  tierra.  Los raquíticos  logros  de  los  funcionarios  eran  expuestos  con  rango  de  gestión,  siendo
impensada cualquier  noticia que hable de corrupción. La cultura se afirmaba como nicho contratista. El programa formativo incluía cualquier actividad susceptible de ser dictada  por  personas  cercanas  al  partido  gobernante.  La  literatura,  la  pintura,  la escultura, la música, la danza, el teatro, tenían firma y sello oficial. Ninguna expresión cultural por  fuera  de  la estructura  estatal  merecía  consideración,  espacio,  tiempo  y difusión. El Peronismo era una parodia de sí mismo y para el caso nunca tan bien utilizado el juego gramatical. Si alguna vez fue distinguida como una fuerza de mazas en  permanente estado de  movilización  y  atenta a las  necesidades  de  su pueblo,  en Coronel Dorrego tal cosa era una suerte de anacronismo. Sus modernos y pragmáticos dirigentes  licenciaban  sus  preceptos  rindiéndole  culto  a  las  fuerzas  del  mercado, desempolvando cada dos años la foto de Evita y del General para propiciar otro período similar de permisos y concesiones a favor del capital. Esto quedó demostrado cuando el gobierno nacional, de  neto corte Justicialista, impulsó un incremento impositivo a la producción agrícola, llamado retenciones, a favor de una distribución más justa de la renta. Tales productos, a escala internacional, habían disparado sus precios en forma descomunal  lo  que  generaban  ganancias  extraordinarias  que  el  gobierno  programó socializar. El conflicto duró cientos de días. El sector agropecuario constituyó uno de los  movimientos  más  despiadados  de  la  historia  en  cuanto  a  cortes  de  rutas  y desabastecimiento urbano. Dicha protesta estuvo apoyada por todo el marco opositor, la
clase media  gorila  y la totalidad de los  medios privados de comunicación.  Por ese entonces,  el  agro  en  su  conjunto,  era  el  mayor  contribuyente  de  capitales  para publicidad. Fiel a su pragmatismo la dirigencia peronista local acompañó a esta última franja de opinión argumentando que ellos representaban a Coronel Dorrego y no a un proyecto  político  centralista.  Había  transcurrido  un  mes.  La  matanza  de  Coronel Dorrego  sostenía  rango  anecdótico.  La  banalidad  del  mal,  según  Hannah  Arendt, continuaba presumiendo sus  probados  y  eficaces  fundamentos.  Ningún  Fiscal  de  la sexta sección se atrevió a tomar la carga operativa del oficio. Como último acto de obstinación y en honor a los muertos me tomé el atrevimiento de encargarle a la viuda de Patricio Vázquez un texto de su marido para incluir de forma destacada en el ensayo periodístico que en breve se transformará en novela. No sólo me envió  lo  solicitado;  adjuntó   en  el  archivo  una  cuarteta  endecasílaba   de  un  soneto inconcluso  en  tributo  a  Juan  B.  Maciel, rima  que  su  marido  comenzó  a  bocetar al interiorizarse  sobre  la  historia  del  mártir,   poco  tiempo  después  de  su  radicación definitiva.  Los  primeros  renglones  mostraban  algo  de  su  espíritu...  lo  consideré brillante, doloroso...  

Niego a tu mirada mis escorias
no deseo ser el portador de tu olvido
ni preciso coartar de lo vivido
aquello que no cuentan mis memorias….


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