El escritor y su gato compartiendo soledades

El escritor y su gato compartiendo soledades
Los infiernos del escritor

martes, 20 de diciembre de 2011

CUANDO EL DESCUIDO NOS OMITE - Novela Historiográfica - Autor: Gustavo Marcelo Sala


Prólogo

Las sombrías jornadas de Agosto y Septiembre de 1937 en el Partido de Coronel Dorrego merecieron un capítulo destacado en aquellos textos de historia que minuciosamente detallaron los azarosos tiempos de la década infame. Recorrer sus empedrados y su plaza central nos impide abstenernos de la epopeya. El heroísmo de algunos en pos de la institucionalidad y el republicanismo, la miserabilidad de otros, mimetizados en el marco de un supuesto orden establecido que no permitía intromisiones ni participación democrática libre y popular. El fraude como base fundacional de un sistema o régimen de relación, tanto político como social.
Los comicios presidenciales del 5 de Septiembre de 1937 resultaban cruciales para frenar la inmoralidad del poder Conservador, ahora con el rostro orgánico-electoral de la Concordancia, siendo la Provincia de Buenos Aires el campo de batalla de los eventos más encarnizados de la época. Caudillos corajudos y leales a sus agrupaciones políticas dirimían fuerzas por convencimiento y sentido de pertenencia. En el centro de un escenario plagado de contradicciones emerge la figura de Juan B. Maciel, dirigente Radical, productor agropecuario y el mayor representante del civismo dorreguense. La presente ficción historiográfica tiene la sola pretensión de completar con la ayuda de testimonios, recuerdos, indicios y supuestos aquellos agujeros negros dejados por la misma historia. Nadie podrá sostener que lo detallado resulta inverosímil, no ya como valor documental sino como material deductivo que permita entrelazar eventos y acciones individuales que los informantes de la época procuraron proteger. Por caso, mientras los narradores locales exhibieron subjetividades ambiguas y silentes con respecto al rol que le cupo al Párroco de entonces, el Profesor Félix Luna da por sentado que “Juan B. Maciel avanzaba, solo,  con su par de pelotas, mientras que desde la torre de la Iglesia lo hervían a balazos”. (Ortiz. Reportaje a la Argentina Opulenta. Sudamericana.1999). Quizás lo más destacable entonces sea la resurrección de la memoria debido a que mucho de lo aquí relatado fue expresamente evocado por serenos veteranos, directos testigos que por entonces padecían su inevitable adolescencia...         
                                                                                                                       
5 de Septiembre de 1937

                                                     No puede ser…, Justo me prometió que no sería así…
                                                                                 (Marcelo T. de Alvear)

Siete horas estuvo tirado el cuerpo del hombre saturando con su sangre las estrías y meandros de los canteros linderos a la plaza dorreguense. Su doliente y mortecina traza era demasiado necesaria como mensaje y testimonio de victoria. Al igual que en la antigua Micenas, exhibir el cadáver del líder oponente daba por terminada la contienda, sometiendo de modo taxativo cualquier porfía del adversario.
Luego de su caída, los sonoros impactos fueron menguando su intensidad hasta perderse definitivamente por los suburbios de la aldea. Nadie, alejado de la explanada, daba por sentado que el hombre había sufrido una emboscada. Entenderlo muerto era percibirse derrotado y ese concepto no encajaba dentro de la mística revolucionaria del grupo de combatientes que había decidido levantarse en armas ante el grosero fraude electoral y la ausencia de libertades cívicas. Las autoridades locales cercaron el lugar de forma tal impedir cualquier tipo de asistencia médica bajo la excusa de tener que aguardar por la llegada del juez, aprovechando el momento para tapar con clavos los agujeros que habían dejado en los árboles los disparos provenientes del católico frontispicio.  El matador, luego que la partida de insurrectos se dispersara confusamente, descendió del campanario de la Parroquia para acercarse al occiso corroborando de ese modo su alto grado de eficacia, retirándose luego en dirección al edificio comunal en busca de su paga. Mientras se dirigía a destino varias palmadas en la espalda exaltaron sus talentos. El ceño fruncido y cierto disgusto lo acompañaron durante su estadía en la ciudad. Sabía que un valiente no debía morir de ese modo, pero él no estaba para juzgar sino para operar. Aquellos servicios de excelencia lo instalaban como profesional en la materia, de modo que fallar significaba el fin de su garantía. Necesitó de dos certeros impactos para aplacar la revuelta. Sabedor que lo esperaban, el caudillo republicano consideraba haber cubierto prudentemente sus posibles flancos sin pensar que los altos de la Iglesia brindaban extrema perspectiva y una visión integral de la plaza central. Luego de persignarse, el matador se instaló rodilla en tierra delante de la claraboya que orientaba hacia el este dejando que sólo el caño de la carabina asomase por la ventila. La sensación de una mirada extraviada, portando su Winchester, las bombachas blancas, las botas coloradas, el pañuelo negro anudado al cuello fue lo último que logró reconocer del hombre. Lo imaginó asumiendo el error cometido, entendiendo que cuando Dios se calla el ser humano puede obligarle a decir cualquier cosa, inclusive otorgar cobijo en su domo a un eximio y rentado francotirador.

                       “Juan Maciel avanzaba por la plaza, solo, con su par de pelotas, mientras desde la torre de la iglesia lo hervían a balazos”

20 de Agosto de 1937

Mi muy estimado Juan Maciel:
                                                 Le ruego tome las precauciones del caso en cuanto a la organización de los futuros eventos dentro de su distrito. Sabemos que desde Bahía Blanca existirá una contraofensiva policial y judicial que le otorgará al gobierno cierta cuota de legitimidad, por lo menos, durante un tiempo. Ese lapso resultará peligroso para cada integrante de nuestra asociación si la futura asonada es derrotada. Debido a ello le suplico coordine determinadas operaciones puntuales con los comités Pringles y Tres Arroyos de forma tal contar con la logística adecuada y poder superar cualquier contingencia azarosa. Asimismo le informo que nos será imposible proveerlo de armas, pertrechos y municiones. Nuestros usuales y notorios albaceas no miran con buenos ojos el desmadre de las bases. Le comunico que continuamos en permanente estado de debate y deliberación, de modo que lo tendremos al tanto de cualquier modificación operativa. Por el momento centralice su tarea en el armado del material de choque y en el adiestramiento de nuestros más entusiastas correligionarios. No olvide que debemos, por sobre todas la cosas, asegurar un proceso electoral transparente y participativo a como de lugar. Luego habrá tiempo para otras discusiones de tenor político.

                               Afectuosamente Marcelo T. de Alvear
                               Comité Nacional Unión Cívica Radical

La distancia advertida entrelineas era notoria. Saber leer el sentido del mensaje le daba al caudillo la posibilidad de intuir el primer paso que estaba dando el Comité Nacional hacia el abandono definitivo de la causa. Juan Bautista Maciel, vocal desde el veintisiete del Comité Leandro N. Além del Partido de Coronel Dorrego desconfiaba de Alvear por considerarlo tibio y aparente, más cercano a sus intereses de clase que a respetar la voluntad popular que había consignado en sus preceptos originales el insigne fundador. Con Hipólito Yrigoyen, el hombre supo mantener una relación oblicua. Sus prevenciones individuales las mantenía en la intimidad por cortesía a su investidura como uno de los dirigentes históricos más relevantes del radicalismo. A pesar de ello supo acompañarlo en la lista local en los comicios del dieciocho como Concejal Suplente. De alguna manera lo percibía como el conductor que tuvo la suficiente impronta y crédito popular para romper con la inercia conservadora, otorgándole protagonismo e incluyendo socialmente a grandes masas de la población, marginadas hasta su llegada, de las decisiones fundamentales. No comprendía su renuencia a favor del voto femenino ni sus convenientes silencios con respecto a las persecuciones obreras del veinte. Lo percibía un tanto inocente y sumiso, proclive a evitar enfrentamientos con los factores de poder dominantes. Maciel consideraba que esa sutil indefinición había provocado su propia caída y con ella la derrota del movimiento popular. Veía con agrado a los socialistas, aunque solía ridiculizarlos debido al dogmatismo de sus propuestas y sus ansias de debate permanente. - El arte de vivir consiste que hasta los sepultureros lamenten tu muerte - les repetía hasta el cansancio parafraseando a Twain. – “Para cambiar el ordenamiento social existente no alcanza solamente con acceder al gobierno, es necesario detentar el poder y eso no se hace conversando dentro de los comités. Hay que embarrarse, sentir lo que el pueblo siente, padecer el dolor como norma solidaria. Es imprescindible lograr que las masas se identifiquen con sus necesidades, atentas por descubrir las distintas máscaras con las que se oculta el enemigo de la patria” -. También veía con buen ojo a De la Torre. Pero lo notaba solo e improvisado desde que se alejara del partido en el dieciséis por diferencias con el Peludo, duelo mediante. Luego del asesinato de su alfil político en el Senado a manos del sicario conservador y ex Comisario Valdez Cora, quien vaya guiño del destino supo cumplir funciones en Coronel Dorrego desde fines del treinta hasta Enero del treinta y uno, era muy poco lo que se le podía exigir al viejo caudillo santafesino. Su dolor superaba cualquier instancia de continuidad.

-          ¿Y usted creía qué el pituco se había humanizado patrón? - cuestionó su hombre de confianza Severo Vera, luego que Juan leyera en voz alta la misiva -. Dios le reserve la inocencia.
-          No esperaba tal cosa - afirmó Maciel -,  algo de dignidad solamente.
-          Para tenerla es necesario ser digno. Y según comentan algunos correligionarios de la Capital el tipo dista bastante de serlo. Habla de por si los tratos y la vergüenza que sometió a la Regina durante su matrimonio. Buena hembra, generosa, solidaria, que dejara sus talentos como cantante por amor mientras él de joda en joda cabaretaba entre célebres putas de abolengo. No me tiente patrón. Ese tipo no merece ni un insulto.
-          Descargue su pus si le sirve Vera. No sueñe que lo detenga. Por fuera de su historia siempre pensé que Alvear se vería obligado por las bases partidarias a reaccionar con compromiso y a favor de su pueblo. Tómese un mate y cálmese un poco.
-          Es evidente que abrochó con la oligarquía de la Concordancia. Vaciar de fuerza y contenido a la paisanada del interior parece sentencia definitiva. La clase dominante, tanto la campestre como la porteña, detestan el conflicto. Aspiran por una democracia de necrópolis. Ausente de ruidos y rumores, sin gritos, sin risas ni llantos. Lo que no alcanzo a comprender es la razón por la cual ningún correligionario le ha salido a disputar la dirección del Comité Nacional. Usted mismo patrón lograría mayores adhesiones; inclusive hasta podríamos armar un frente democrático con los socialistas de Justo y de Palacios o con los progresistas de Santa Fe. Scalabrini Ortiz, Jauretche, Discépolo, Homero Manzi y otros notables de la cultura popular ya se fueron del partido. Al no darle participación a la gente esa potencial diferencia de votantes que tenemos con respecto a los conservadores se diluye por desencanto. ¿Usted no cree qué el voto femenino ayudaría a impedir todo tipo de fraude? La masa electoral se duplicaría por lo que la estafa durante el acto comicial se vería en dificultades prácticas de realización. Además convengamos que se fortalecería el sistema democrático, sin mencionar la reparación histórica que se le debe al género.
-          De todas maneras nada es garantía - replicó Maciel -. ¿Leyó algo sobre lo qué está ocurriendo en Alemania? La democracia es perfectible al andar, característica que le otorga debilidad ante la presencia de un discurso demagógico y fundamentalista. Lo que hizo Hitler fue exacerbar ese viejo sentimiento nacionalista germánico utilizando los tratados de finales del dieciocho como humillantes para el pueblo en su conjunto. Además centralizó la responsabilidad de esa humillación sobre el judío y la percepción de su supuesto poderío económico. Le habló a la gente de culpables y de víctimas, y eso enamoró a la sociedad alemana.  Temo que nadie es capaz de vislumbrar el devenir. Si el pueblo no le pone freno democrático nada podrá hacerse para detener su locura. El sistema sigue siendo una herramienta mí estimado Vera. Nosotros, con nuestras decisiones, somos los que determinamos quién la maneja. Nadie podrá decir el día de mañana que el pueblo alemán fue engañado; acuérdese lo que le digo.
-          Me deja pensando patrón. Al respecto recuerdo la matanza en la tristemente célebre noche de los cuchillos largos del treinta y cuatro a las SA de Röhm. Estos tipos eran tan temibles como las SS pero la masacre desvirtúa toda racionalidad política; tiempo después la sociedad alemana ratificó a los matadores por amplia mayoría en las elecciones legislativas.
-          Así es Vera. Súmele a esto, como ya le mencioné, el arte de la propaganda y un discurso que nadie se atreve a cuestionar por temor a ser considerado traidor con las consecuencias que ello implica. Si mi patria se empeña en una acción injusta serle fiel es un delito, decía Godwin.
-          ¿Godwin?
-          Uno de los tantos pensadores anarquistas del siglo pasado que la intelectualidad genuflexa se esmeró por olvidar debido a sus preceptos un tanto extremos.
-          ¿Y cómo seguimos patrón?
-          No nos queda otra que replantear objetivos. Ver hasta dónde somos capaces de organizarnos, encontrar la síntesis y trabajar en función de asegurar la transparencia del futuro proceso electoral. Entender a la violencia como método no deseado pero a la vez necesario y extremo para defendernos del abuso y la ignominia. Concientizar a nuestra gente que no existe retorno. Es imposible ser republicano a medias tintas. España es una muestra clara de la duda. La falange ha logrado adherentes debido a las propias divisiones del campo popular. Hace poco leí algo del joven Jauretche en una revista literaria porteña afirmando que las disputas de la izquierda lo hacían recordar a los perros del matadero. Mientras se pelean por las achuras el poderoso sigue disfrutando de los mejores cortes.
-          Demasiado claro el tipo como para no tenerlo en cuenta.
-          Triste pérdida para nuestro partido. Nos estamos quedando sin pensadores, sin vanguardistas. La juventud huye despavorida hacia el socialismo sindical debido a nuestra falta de compromiso político. Negociamos con el conservadurismo en vez de combatirlo. Nos entretenemos en las formas y en el comité sin entrometernos en los fangos de la lucha diaria mientras nuestro pueblo es expoliado y explotado, utilizado como leña para el asado. Dígame Vera y trate de no engañarse. ¿Cuánto tiempo pueden tardar los pibes Aiub y Durañona en darse cuenta que nuestro coraje cívico es pura retórica de comité? ... Me entusiasman los chicos... De alguna manera veo en ellos mis veinte años. Ojalá sepamos honrar y contener su pasión por la política.
-          Pero patrón, me parece que aunque no bajemos los brazos siempre la cosa dependerá de las decisiones que tome Alvear en el Comité Nacional y convengamos que hasta ahora la línea instrumentada poco ha colaborado para fomentar algo de optimismo. ¿Qué ha hecho el Partido a nivel nacional para frenar la explotación del peón de campo? Fuera de su conducta individual le pido me nombre algún otro terrateniente local que no aproveche de su poder para obtener mayor rentabilidad a costa del sudor del campesino. Para el caso, Radicales y Conservadores coinciden en que nada debe cambiar al respecto.
-          Más allá de coincidir con sus argumentos Vera, un problema que debemos asumir es la desorganización absoluta que detentan las organizaciones obreras. En manos del dogmatismo socialista lo único que podemos esperar son divisiones sobre la discordia y la permanente segmentación producto de discusiones menores. La búsqueda de objetivos universales no forma parte del vademécum de esta gente. Mientras la ausencia de republicanismo y libertad nos golpea, ellos se pasan la vianda meditando y debatiendo sobre la Internacional, los comuneros y el manifiesto. Existe una falta de movilización alarmante. Sus planteos de avanzada caen en el vacío producto de su falta de capacidad para plantear estrategias políticas con clara intención de acceder al poder. No tenga duda Vera que si esta gente comenzaría a observar el bosque con más detenimiento que al árbol contarían con más entusiastas dentro del campo popular. En el fondo son elitistas; consideran a las bases brutas y sospechosamente permeables. Debido a eso no cuentan con un sólido soporte de militantes. Recuerde a Palacios y su constante menosprecio intelectual por nuestra agrupación. Hasta en algún momento nos comparó con la “chusma fascistoide del Duce”. Muy a pesar de su discurso, en la práctica, creen más en la caridad que en la solidaridad. Así es Vera. El pobre, el peón, el obrero, deben entender y aceptar que los bienpensantes socialistas del partido velarán por ellos no teniendo que exigir ningún tipo de participación en las decisiones políticas. Por eso sienten amplia simpatía por las monarquías constitucionales socialdemócratas europeas. Detestan todo movimiento que incluya a las grandes masas. Odian el populismo. Lo ven corrupto y díscolo, sucio e incierto. Y nosotros Vera, de alguna manera somos populistas, muy a pesar de Alvear y sus amigos. Nacimos imponiéndonos como clase con ansiedad de participación. Além hablaba de pueblo, de libertad y de necesidades, la Señora Moreau, Repetto y compañía hablan de la evolución de las estructuras.
-          Entonces patrón, es imposible pensar que los comunistas y los socialistas locales acompañen nuestra lucha.
-          Oficialmente no dirán una palabra, pero no tenga duda que muchos de los suyos estarán de nuestro lado. Usted conoce tanto como yo el coraje militante de Caldas, los hermanos Garabelli, Corcuera, Eguía, Aramburu, y a la vez, el asco visceral que sienten por los conservadores. Justamente hoy a la noche me reúno con Boles y Silvani por este asunto.
-          ¿Y qué de los nuestros patrón?
-          Contamos con la totalidad de los viejos Yrigoyenistas y como ya le dije, con una buena porción de la izquierda. “Las Galeritas” son una incógnita. Mientras el Doctor Victoriano Estévez me desconcierta por completo, pongo las manos en el fuego por el joven Fuertes y la juventud que lidera; lo sé cabal y comprometido. En lo personal preferiría evitar a la caterva de don Marcelo, pero no es menos cierto que requerimos de todo hombre disponible. Es el riesgo que debemos correr.
-          Pero ante la agachada de Alvear sus seguidores se meterán debajo de la cama o hasta pueden llegar a colaborar con la Concordancia.
-          Esperemos que no todos Vera. Igual no confíe demasiado en lo que acabo de decir, es sólo una expresión de deseos.


22 de Agosto de 1937

-          ¿Lo escuchó alguna vez a Luís Acosta García? - preguntó guitarra en mano Carlos Costa  -.
-          En el oficio de la copla y la payada está hablando de palabras mayores mi amigo - sentenció Maciel -. Alguna vez fui testigo de su arte en pagos Olavarrienses durante un encuentro del Socialismo Popular al que fui gentilmente invitado. Fue poco tiempo antes de su trágica muerte en Rosario.
-          Espero entonces no decepcionarlo patrón. Le sugiero a usted y al auditorio me presten su atención y de ser posible disfrutar de la propuesta. Del payador dorreguense Luís Acosta García el tango criollo titulado: Por Aquello que más Quiera escrito en la localidad de Cascallares en 1929.



Por aquello que más quiera                              y como es tan agraciada
le suplico patroncito                                         la seguía como a pleito
no pretenda arrebatarme                                  un matón con mucha plata
lo que es mío nada más;                                   que llegó de Guaminí.
usted sabe que yo adoro                                  Usted sabe que esa fiesta
las caricias de mi china                                    terminó con una muerte
con salvaje idolatría                                          y la causa de esa muerte
como un puma montaraz.                                 fue el nacer de una pasión;
Mándeme con tiempo fiero                               y por eso, patroncito,
con la hacienda más baguala,                          yo no quiero que me roben
o a jugarme tuito entero                                    lo que me costó tan caro
en un día de elección;                                       en heridas y en prisión.
mándeme a matar jaguares                              Y disculpe patroncito
o a montar un potro en pelo                             si lo ofendo sin querer
que pa tuito he de servirlo,                               con venir a prevenirle
como amigo y como peón.                               que no me haga una traición;
Pero quiero prevenirle                                       pero sepa que esas cuentas
que si güelve a repetir                                       los paisanos de mi tierra
la mirada de codicia                                          las firmamos frente a frente
que a mi china dirigió,                                      con la punta del facón....
ni su plata, ni su mando
lograrán pagar el precio,
de esas deudas, cuando cobran
los paisanos como yo.
Usted sabe patroncito,
que ya van pa´ diez abriles
que una tarde en una fiesta
a mi china conocí;

-          Muy sentido muchacho, lo felicito - exclamó Maciel -. Me gustó mucho que haya encarado al Tata desde lo usual y cotidiano. Muestra la nobleza del peón advirtiéndole al patrón su falta de respeto, de frente y sin remilgos. Además lo debo felicitar doblemente, su bordoneo es de estudioso.
-          Le agradezco sus halagos. Es todo cuestión de oreja. Si lo permiten sería un honor cerrar la intervención con una página del mismo Luís Acosta García titulada El Caudillo. Es a propósito de lo que usted patrón conversaba hace unos días atrás con el compañero Vera. Esa cosa de la explotación y de lo que tiene que soportar y hacer uno para poder sobrevivir. Temas que el Tata describía como nadie.
-          Lo escuchamos como en misa  - replicó Maciel –

¡Caudillo! mandón inculto,
sin otro don que su audacia
que explota con perspicacia
para rendir al tumulto
yo no soporto tu insulto
ni tu orden de señor
yo soy un batallador
que nunca luchó a la ciega                             Y si encuentras un varón
y uno que no se doblega                                que no soporta tu yugo
al peso de tu arriador.                                      le mandás a tu verdugo
Con tus fines usureros                                   que le titulas “matón”,
y con tu insulto salvaje                                   con trabuco o con facón,
los arreas al paisanaje                                    mata y cumple tu mandato
como si fuesen carneros;                               porque tú lo has engañado
con taba, naipe y corderos                             jurándole recompensa,
en tu mismo corralón,                                     diciendo que tu defensa
el día de la elección                                          es orden en el “senado”.
los hacés emborrachar;                                  Y dices... ¿por qué al paisano
después los hacés votar                                 le inculcas esa torpeza?
a nombre de tu mandón.                                 siendo que es pura nobleza
                                                                         su cuna de ciudadano,
                                                                         no ves, caudillo tirano,
                                                                         que siembras odios y maldad
                                                                         y en su culpabilidad
                                                                         de ser patriota mezquino
                                                                          le quitas al argentino
                                                                          el rancho y la libertad.


-          Nada más oportuno - sentenció Vera luego de que Carlos Costa finalizara la milonga mientras un cerrado aplauso del humilde auditorio otorgó digno final a la aventura artística del compañero cantor –.
-          Seguramente el arte explica mejor que orador alguno las necesidades de nuestra gente - aseguró Maciel –.
-          No sólo las necesidades patrón - replicó Vera -. El despotismo del poderoso, el sometimiento del ser por el tener, la imbecilidad conformista del cipayo, la conveniencia que para algunos resulta repartir ignorancia.
-          Todo lo que usted dice es cierto; de modo que urge resolverlo o por lo menos luchar para modificarlo - alegó Juan Maciel -.  Les pido entonces me ayuden a ordenar la tropa para asegurar la transparencia de las futuras elecciones. Primeramente debemos saber con cuánta gente contamos de forma tal organizar y distribuir los grupos que supervisen cada cuartel. Será imprescindible no fallar con la elección de los líderes. Estos deben ostentar plena convicción republicana, decisión y don de mando. No me interesan ni su filiación política ni su actividad laboral ni su origen migratorio: radicales, socialistas, comunistas, anarquistas, librepensadores, obreros, peones, jornaleros, comerciantes, educadores, chacareros, criollos, daneses, gringos, rusos, gallegos, vascos, leoneses, asturianos; necesitamos por sobremanera no detenernos en el cuidado de nuestras espaldas estando seguros, llegado el caso, de una eficiente cobertura. Del armamento me ocuparé personalmente tratando de sondear a los dirigentes radicales más confiables de la zona. Recomiendo comenzar con el blindaje de los camiones. Utilicen todo chapón grueso que encuentren, discos de arado, chapas de zinc y demás fierros que sirvan para proteger, no sólo a los futuros ocupantes, sino también al motor, al tanque de gasolina y parte de los neumáticos. No se olviden que demasiado peso quita velocidad. Acopien combustible por si nos cortan la provisión. Mantengan cautela y discreción. Sabemos que van a existir filtraciones, por eso vamos a determinar tres o cuatro lugares físicos de encuentro, preferentemente escogeremos chacras o predios medianamente cercanos al casco urbano para poder reunirnos con seguridad y de paso despistar a las fuerzas oficiales. Como condición indispensable deben poseer amplios galpones. Usted Costa, parta hoy mismo para Tres Arroyos y consígase una motocicleta. Su tarea, en breve, será la de oficiar de nexo entre los grupos; este dinero que le entrego le alcanzará para comprar un rodado en buen estado. No omita realizar los trámites correspondientes de titularidad, eso evitará toda sospecha sobre su persona. ¿Supongo tendrá su matrícula de circulación al día?
-          Desde luego patrón.
-          En tres días los espero en mi Estancia para ver el estado de situación y el grado de avance del operativo. - exhortó Maciel -. Eso sí, antes de irnos, me gustaría que nuestro amigo Carlos Costa nos regale algunas coplas de su autoría. Espero no estar abusando, el compañero Navarro me comentó que le gusta componer.
-          Me avergüenza su solicitud patrón. Luego de interpretar a Luís Acosta no me atrevo a cotejar talentos.
-          Métale con confianza amigazo y no se amilane.
-          Aceptando el reto les propongo acercarnos a nuestra dolorosa España y una guerra que tanto nos lastima - aclaró Costa -. Exilios del 36 se llama y es algo que compuse hace un par de meses motivado por las tristezas que provocaron en mi espíritu algunas noticias llegadas desde la península.

Pido perdón, tierra mía,                                  lamento que prevenía
ausentarse no es cobardía.                           tener las manos vacías
Tus ocasos se tiñeron                                    de tanto dar sin tener
con la sangre y con la rima                            y el legítimo egoísmo
del poeta calcinado,                                        de esas manos poseer.
denostado por la brasa                                   Apiádate de mi
de un arrogante fusil,                                      por algún insulto dado.
presuroso en limitar                                        Gritado por la impotencia
las pasiones y los versos                               de no caminar tus huellas,
de sutiles creadores,                                       senderos que me susurran
temerarios transeúntes                                   de mi gente y de mi historia,
de costumbres ancestrales,                           los poemas mal heridos
artesanos del dialecto,                                    y las sombras de mis venturas
románticos militantes.                                     que hace muy poco entendí
A Lorca lo vi caer                                             cuando mirando un espejo
y sé que no fue tu culpa,                                 sus arrugas advertí.
a Hernández desfallecer
entre la niebla y la playa
cuando tuvo que escapar
acosado por tus males.
De Machado y sus dolores
Don Rafael se hizo cargo
con el peso de marcharse
y así bien desandarte.
Fuiste escenario y testigo
de un flamenco cantejondo;


-          Impecable el cantor - consignó entusiasmado Maciel -. Para nosotros, su arte es tan o más necesario que los fusiles y los camiones que generosamente ofrecieron Felipe Guisasola y José Jaime. Rendirnos ante su prosa, su bordoneo y su cadencia es lo menos que se merece.

El grupo liderado por Vera y el cantor se retiró del predio asumiendo que Juan Bautista Maciel había puesto parte importante del futuro del distrito en sus manos. Sin lugar a dudas el patrón era sabedor que tendría destino prioritario para el despótico inquisidor. A poco más de un siglo una nueva hidra a descabezar comenzaba a tener transparente y honesta identidad. Al mismo tiempo otro sable sin cabeza, imberbe del brillo castrense del anterior, estaba urdiendo una nueva, infame y remozada celada.

24 de Agosto de 1937

Esa mañana la ciudad de Coronel Dorrego exhibía su habitual cansancio previsor. Típica aldea de llanura, diseñada de acuerdo al libre albedrío de costumbres inmigrantes de variado origen, anexaba la desordenada impronta del desinterés criollo. La plaza principal mostraba, en el cruce de sus diagonales, el monumento en honor al héroe fusilado; la Iglesia, el Colegio y la Municipalidad completaban el circuito céntrico de paseo dominguero. Del otro lado de la vía, más allá de la estación, la acompasada fidelidad de la ausencia; esa misma que eternamente nos está comunicando algo: mensaje difuso y extranjero que en oportunidades nos propone extremar nuestra inteligencia de modo poder acceder, con el menor margen de error posible a sus contenidos esenciales. Una geografía y un estilo de existencia mansa y uniforme, malamente confundida como chata por el urbano burgués de principios del siglo veinte. Nada innecesario deambulaba por sus senderos; la vida es corta porque el yugo laboral diario es tan largo como penoso, en tanto que la soberbia de la opulencia determina formas, modos y ordenamientos, es la que en definitiva, dicta sentencias por fuera o por dentro de la ley mientras que la verdad y lo evidente son el beneplácito y la gracia del señor feudal.
Las noticias recibidas desde las poblaciones rurales distaban de ser alentadoras. En Oriente y en El Perdido, las dos localidades más densamente pobladas del distrito, la ausencia de novedades por parte del Comité Central del radicalismo motivaba cierta desmovilización de los parroquianos implicados con la causa; en Irene y Aparicio, directamente no se hablaba del asunto; en Calvo y en San Román las siempre organizadas huestes conservadoras comenzaban a bosquejar, de modo sigiloso, los aprestos de un eventual plan de reaseguro electoral; Faro, Gil y Zubiaurre mantenían su calma agrícola de la mano de la desinformación, el silencio conveniente y los avatares climáticos.
Sin dudas, los habitantes de los sectores apartados de los centros urbanos, pequeños chacareros, quinteros inmigrantes y peones criollos, abrazaban una instancia de superior obligación sobre la disyuntiva. En los parajes aledaños como La Gloria, Nicolás Descalzi, La Aurora, Centro Urquiza o El Zorro, la tensión y la ansiedad vivían de modo espontáneo el virtuosismo de sus mejores galas. La peonada militante, prófuga de su vaina por entrar en acción, no cesaba de mantener sus cuchillos bien afilados, añadiendo a la jornada de recreo la práctica de tiro con carabinas, fusiles y pistolas, agregándole al entrenamiento diario la improvisación de la lucha cuerpo a cuerpo.
La impaciencia se duplicaba en cada cuartel en vísperas de las rutinarias visitas que Maciel hacía para corroborar, sin intermediarios, el grado de lealtad y temple correligionario. El patrón era hombre de palabra. Nadie dudaba que de no mediar conflicto urgente o evento irremediable, un capón acompañado de generosas barricas de vino Carlón iban a tener destino de excusa a favor de un encuentro tan fraterno como impostergable. Todo republicano bien nacido debía coincidir en el convite, sin distinción de ideologías, partido, gremio o agrupación. Los parajes conservaban aún la impronta campechana y desértica de antaño; ese estado de permanente ausencia y soledad sostenían su natural topografía. Maciel amaba esos espacios de libertad, los sentía más cercanos a la realidad de su existencia.

-          El Orden de la sociedad se centra en la justicia decía Aristóteles - mencionó Maciel dando inició de ese modo a su alocución -.  Que nadie se confunda al respecto. La calidad, la excelencia y el respeto de sus cimientos legales marcarán los rumbos éticos de esa sociedad. Esos cimientos legales no son otra cosa que el acuerdo indispensable para que cada individuo se considere arte y parte de la misma y no una cándida víctima de su engranaje. Por eso compañeros, la participación activa es vital en el asunto; poco importa si se nos convoca o se nos ignora. Nosotros tenemos que impulsar nuestros propios deseos de participación activando aquellas certezas y convicciones que supimos construir. En el presente momento histórico se hace irremediable exigir mediante la lucha y la movilización la transparencia del sistema electoral. El fraude y la discriminación constituyen el cáncer de todos nuestros recientes males. Una sociedad que duda de la legitimidad de los cargos de sus funcionarios políticos se siente enferma y desvalida, como consecuencia de ello, un recíproco abandono resulta la salida más conveniente. Dicha acefalía popular beneficia a los que la planificaron. Harán y desharán a su antojo sin mediar explicaciones ni consensos, obviando tener que rendir cuentas y exhibir sus conductas públicas.  Amigos, nuestro sistema anda cojeando. Más del cincuenta por ciento de los habitantes de nuestra sociedad tiene vedada su participación en los comicios. Como si el género en cuestión no contara colectivamente, ni abrigaría dolores ni deseos. En mi opinión esto de por sí constituye toda una infamia que como dirigente Radical asumo por omisión. Recuerdo los estupendos ensayos del Diputado Socialista Del Valle Iberlucea con respecto al carácter discriminatorio del tema. Debimos, durante la década del veinte, imponer condiciones legislativas con fuerza y carácter, buscando en el Congreso las debidas alianzas para tratar de modificar esa torpe objeción de la cual Sáenz Peña se ufanaba vilmente. De a poquito decía... En la actualidad el voto libre, secreto y obligatorio existe sólo para una muestra de la sociedad y no para la totalidad de la misma. Instalar la idea de un sistema democrático bajo estas condiciones resulta una agresión intelectual. Si además de esto, añadimos el fraude, podemos corroborar que nos debemos para la posteridad razones de legítima defensa. El conflicto compañeros - continuó Maciel - radica en refundar un sistema que nunca tuvo la oportunidad de exhibirse con su complejidad total, a pesar de haberse agotado por insistirnos sobre la existencia de sus bondades.

Maciel sabía que la mayor parte del auditorio no comprendía sus palabras a pesar de haber procurado montar una oratoria pausada, ahorrando en su dialéctica las hipérboles, los pleonasmos, las perogrulladas y toda inútil figura retórica que desvíe la atención de la muchedumbre. Confiaba que sus más cercanos colaboradores despejarían luego las dudas de su discurso. Costa, Vera, Navarro, los hermanos Felipe y José Guisasola eran gente de campo, medianamente instruida en letras y con ascendiente dentro del paisanaje, de modo que gracias a ellos y antes de entrarle el primer diente al capón el mensaje descubriría su nicho de adhesión y perspicacia en la totalidad de la concurrencia.

-          No dude Maciel que mi gente jugará su cogotera por usted y por cada una de sus palabras - gritó con voz ronca el Gringo Antonio Mangieri -, pero no les voy a pedir sacrificio para defender las vulgares peleas palaciegas fomentadas por Alvear, Mosca y compañía.
-          Olvídese de Alvear hombre - afirmó Maciel -. Esos tipos siempre van a caer bien parados; ni las balas les pasan cerca. Esta lucha es por nosotros, por nuestra gente y por el futuro.
-          Una posible derrota en los próximos comicios, con o sin fraude, nos dejaría sin asunto por una buena cantidad de años - aseguró el Gringo -.   Pero......... ¿Qué pasa si el partido negocia la victoria?
-          Espero no tener que contemplar ni lo uno ni lo otro - exclamó Maciel -. Si sucede lo primero deberemos soportar, como mínimo, una década de incertidumbre y desconfianza por falta de legitimidad. Si ocurre lo segundo a través de una suerte de amnesia, aliándose a la inmundicia bajo la excusa de la gobernabilidad, se habrán cagado en los muertos, cosa que sepultará definitivamente al radicalismo como auténtica posibilidad representativa y popular. Posta que quedará vacante y podrá ser tomada por aquellos que sepan entender las verdaderas angustias de nuestro pueblo. Aquí el problema radica que el hilo ideológico es muy delgado pudiendo disparar la cosa hacia un fundamentalismo nacionalista, por caso como lo que estamos observando tanto en Italia como en Alemania.
-          Y España patrón. Todos los días están llegando cantidades de exiliados. Familias enteras trayendo en sus maletas el recuerdo de algún republicano muerto por llorar. Algunos de ellos comentan que los Alemanes están probando material bélico aéreo tomando como blanco a las líneas republicanas. Según dicen, los de la Luftwaffe están haciendo estragos en las regiones ocupadas por libertarios que responden al gobierno constitucional. Lo de Franco es temible; no tiene ninguna vergüenza en aliarse con los asesinos del Reich para perturbar a la república. Me llama la atención la ausencia de condena internacional sobre lo que está sucediendo; si la cosa continúa de ese modo el destino de España camina rumbo a una dictadura de similar signo ideológico.
-          Observe Mangieri que la república española responde a una izquierda indeseada e indeseable por el cónclave de las naciones occidentales. Estas evitarán por todos los medios afectar los intereses económicos de sus nuevos socios productivos. En el actual contexto la Alemania Nazi es un socio peligroso, pero socio al fin; responde a una lógica capitalista que la enfrenta muy convenientemente a la Unión Soviética de Stalin. Fíjese estimado amigo que a mi juicio los exánimes organismos internacionales no sólo guardan prudente silencio con respecto a las matanzas de civiles, sino que además, nada han mencionado sobre las vejaciones, torturas y persecuciones, tanto raciales como de opositores patrocinadas y estimuladas por la misma oficialidad del Reich. No le extrañe que en breve comiencen los acuerdos y tratados bilaterales entre las potencias y la Alemania del Führer.
-          Entonces nos cabe entender que a nivel local se hace necesario pensar en acciones a corto plazo que afirmen un sistema que impida cualquier tipo de intento hegemónico - sentenció el gringo –.
-          Siempre van a existir - reafirmó Maciel - sutiles atajos susceptibles de ser tomados por los déspotas. De nosotros, del pueblo, depende reflexionar e impedirlo a través de la formación ciudadana asumiendo la ineludible responsabilidad y el consecuente compromiso cívico. La legalidad no es negociable. La participación activa es el único reaseguro que tiene el hombre común para reclamar y ser respetado por los mandatarios de turno. La tentación del poderoso por instalarse como salvador es el peor de los signos para una república. Cualquier funcionario que se entienda a si mismo como más importante que la sociedad se transforma en un potencial dictador. Sigo sosteniendo que cuando uno se advierte como parte del inventario de la función pública es momento de dar un paso al costado.
-          ¿No se siente en soledad Maciel...? digo ante la ausencia de respuestas oficiales y opositoras a sus reclamos republicanos. Las estructuras político - partidarias, el poder legislativo y el poder judicial parecen estar muy cómodos con el orden vigente. Nos veo a los radicales, a los socialistas y a los progresistas nadar en aguas templadas por los conservadores; como aceptando de modo natural el poder que les confieren el dinero agroexportador y las armas castrenses.
-          Coincido con su diagnóstico sociopolítico, pero si tal cosa fuera imposible de revertir no estaría hablando con usted mi amigo. Siento el acompañamiento de los que sufren y pelean a diario la vida. Vera, Costa, Navarro y el resto de la muchachada y sus familias y sus descendientes merecen gozar de derechos cívicos tan inalienables como universales. Nuestro querido país y su gente lo merecen. No se confunda Mangieri. La batalla perdida es aquella que nunca se ha tenido el coraje de librar; cualquiera pelea justas con seguro resultado de victoria, sólo los valientes se afilian a la adversidad que presenta la incertidumbre. Aquí hay patria Antonio. Como hay patria entre la peonada esquiladora patagónica, entre los quebrachales del norte húmedo, entre los cañeros tucumanos, entre los docentes, entre los obreros de las grandes ciudades. Nadie debe entenderse en solitario. Un país tiene entidad en tanto y en cuanto sus partes se vinculen solidariamente. Detesto ese federalismo encapsulado que suele aislarse en su riqueza comarcal dejando de lado los dramas de las regiones menos favorecidas. Soy federal del Coronel, no del Brigadier. Soy federal a partir de la unidad conceptual e inequívoca llamada Nación. Me declaro un “Nacional”. Ahí me va encontrar Mangieri; escuchando y leyendo a Luís Acosta García, a Evaristo Carriego, a José Hernández, a los pibes Jauretche y Scalabrini, al enorme Roberto Arlt, a los hermanos Discépolo, al joven poeta Borges, a Macedonio y a Leopoldo Marechal. Por ejemplo, hace poco quedé impresionado cuando tuve oportunidad de leer una serie de escritos de Juan Filloy; bisoño abogado cordobés sumamente comprometido con lo nacional, la república y su problemática social. Ignoro cuál es la razón que lo motivó a enviarme esos trabajos. Sé, a través de amigos comunes, que tiene la costumbre de remitir a personas de su entorno y respeto bocetos literarios que luego, crítica mediante, evaluará sobre su posible publicación. Esto le confiere un rango de humildad superlativo por fuera de una enorme generosidad intelectual. Esa es la gente a convocar, la que nos refresca con su sabiduría mi amigo. Los artistas populares, los pensadores, la inteligencia en su máxima expresión. Eso es lo que les falta a nuestros dirigentes actuales: espíritu poético y altruismo emocional.
-          ¿Se permite la política espíritu poético?
-          Pues debería Mangieri. No sólo eso. Tendríamos que exigirlo a través de nuestra propia elección. Optar por aquellos que nos ofrecen sentido inteligente, belleza e imaginación. Abominad los ojos que ven sólo zodíacos funestos decía el gran nicaragüense Rubén Darío.

25 de Agosto de 1937

20.00 horas… Discurso de Juan Bautista Maciel en instalaciones linderas y pertenecientes al Club Atlético y Recreativo Progreso de la Localidad de El Perdido - Partido de Coronel Dorrego -.

“La prudencia es una vieja solterona, rica y fea, cortejada por la incapacidad”.
“Aquel que desea pero no obra, engendra peste”.
“El necio no ve el mismo árbol que el sabio”.
“Jamás se convertirá en estrella aquel que no irradie luz”.
Estas frases sueltas compañeros son pensamientos que pertenecen a la obra titulada Proverbios del Infierno del escritor inglés William Blake. Tienen más de un siglo de haber sido expuestas a consideración por el autor y que yo sepa nadie ha osado hasta el momento refutar algo de lo dicho. Los invito a que analicemos con serenidad. En primer lugar deberemos admitir que nunca la prudencia ha protagonizado los eventos más destacados de la historia de la humanidad. Los cambios políticos y sociales fueron en su esencia violentos y tormentosos, protagonizados por seres desmesurados, extremadamente ácidos y hasta sanguinarios. Moreno, Castelli y Monteagudo son ejemplos domésticos del caso. “Sin contrarios no hay progreso” afirmaba Blake. La prudencia y la serenidad encajan perfectamente con los rasgos de un oficinista, de un bancario o de un jurista, nunca con los de un revolucionario. Veremos a la vez que en medio de ese contexto la poesía ha tenido una enorme estrella debido al compromiso social que tenían los encargados de irradiar luz estética. Por caso Ovidio durante el esplendor de la conquista romana, José Martí durante las luchas por la liberación cubana, al igual que Rousseau y Chénier en tiempos de la Revolución Francesa. De ese modo y en momentos trascendentes de la humanidad el sabio impuso su visión del árbol por sobre la del necio, dejando de lado y por un buen rato, a las pestes vanidosas; esto fue así debido a la exigencia de tener que tomar decisiones con urgencia. Estas breves observaciones guardan enorme relación con nuestra compleja actualidad sociopolítica. “Los tigres de la ira son más sabios que los caballos de la intención”. El pueblo iracundo, con sus necesidades, movilizaciones y protestas produce modificaciones inevitables más allá de las vocaciones ideológicas de los dirigentes políticos en ejercicio. También el pueblo con sus complicidades y silencios es responsable de sus magras realidades. Por eso es necesaria la observación sobre aquellos orientadores que toman el guante del impulso popular. Las organizaciones intermedias, culturales, sindicales, partidos políticos y demás, tienen la enorme responsabilidad de formar cuadros analíticos e intelectuales que prevengan todo tipo de intento hegemónico y que a la vez encausen ese enorme torrente de intemperancia creando una red de contención republicana y democrática.
Si bien la ley es el único elemento rector de la sociedad se hace imprescindible su permanente condición de estudio y debate por cuanto los cambios sociales suelen manifestarse con sutiles señales, a modo de previo aviso. De esta forma los ciudadanos podrán constatar que sus representantes trabajan a favor de una sociedad ecuánime y digna de ser disfrutada, como consecuencia de ello y paulatinamente esa iracundia se verá transformada en esperanza ya que la duda intrigante y la especulación no tendrán cabida como contrato social. Evitar la burocratización en función de intereses sectoriales es el mejor de los anticuerpos que una comunidad puede tener en contra de los privilegios; para ello una granítica y equitativa legislación impositiva duplicará ese concepto solidario que toda sociedad debe poseer a favor de su pacífica convivencia. Nada de esto es posible sin honestidad intelectual, patriotismo y amor por el pueblo. Por eso los insto compañeros a formarse e informarse. No sólo para potenciar sus talentos personales, sino también para evitar ser sometidos por aquel que pretenda tiranizarlos a través del arma más eficiente jamás creada por el poderoso: La ignorancia. La inocente ignorancia del jornalero necesitado que agradece el todo por nada. Cuando un patrón nos contrata es porque necesita de nuestras capacidades, obtiene renta con nuestro trabajo, estando dispuesto, en la mayoría de los casos, a abonarnos por ello lo menos posible. Entiendan esto con claridad compañeros, por eso deseo reiterar el concepto... “El capitalista no nos da trabajo, nada nos regala, la realidad es que le urge mano de obra para la obtención de sus ganancias”. Invertir esta premisa tiene la sola intención de colonizar la voluntad del trabajador. Habrá excepciones, no lo niego, pero esas excepciones, al ser tales, confirman que lo usual y corriente circula por la inhumana explotación del obrero. Ese es el estado que se pretende conservar a través del fraude y la represión. Usufructuar, de manera permanente y monopólica el poder institucional, evitando por medio de la fuerza, la resistencia colectiva. Nuestra historiografía, compañeros, ha sido detallada por miopes con intención. Carlos de Alvear es a José de San Martín lo que Bernardino Rivadavia a Manuel Dorrego. Sin embargo nada de ello cuenta para aquellos formadores de opinión que consideran de igual modo a los luchadores por la independencia que a los representantes de concretos intereses transnacionales. Tardará mucho tiempo o quizás nunca suceda que la imagen de Juan Galo Lavalle sea trasladada de los predios de la antigua residencia de la familia Dorrego; provocación de claro y grosero mensaje ideológico cargado de irrespeto y despotismo. Amigos, nada esperemos de la posteridad, sólo tratemos de hacer algo a favor de ella y de los que vienen, para que este paraje sea un lugar que merezca ser vivido y que nosotros, desde nuestras luchas y convicciones, seamos recordados con la gentileza que encierra una simple y sincera sonrisa respetuosa. Aborrezco la adulación y los discursos lisonjeros. Anhelo ser advertido sin la extorsión del halago, deseo ser frecuentado por los modales de las reserva. Al igual que los sermones y los cortejos compañeros, la exaltación llega fuera de tiempo y lugar, careciendo además de la necesaria poesía que toda actividad humana debería detentar para poder fantasear, con cierto atisbo de fundamento, con una sociedad inteligente y razonable.

Bien entrada la velada un resonante aplauso dio colofón a las palabras del caudillo Radical. Los casi cien concurrentes tuvieron la oportunidad de estrechar la mano de Maciel, intercambiar salutaciones y felicitarlo por su arenga antes de hincarle los primeros trazos a los costillares de vaca que mansamente se doraban en las afueras del salón principal del club. Alguno, invadido tempranamente por el vino, bramaba con entusiasmo que nunca más los radicales votarían los lunes, mientras que otros afirmaban que había llegado la hora de que el pueblo soberano se pusiera sus mejores pantalones para comenzar a luchar por sus derechos cívicos y no para continuar bobeando junto a los grandes campeones de los estancieros en las fiestas oligarcas.
El fervor le había ganado su batalla a la nocturnidad de una jornada en donde el frío invernal manifestada toda su crudeza.
Cada uno de los braseros distribuidos por el predio era centro de encuentro, debate y discusión. Los parroquianos se concentraban alrededor de ellos en número irregular, esperando por la aparición del líder para entablar afectuosos diálogos, tan desordenados como tumultuosos, mientras las suculentas raciones de asado reconfortaban la expectativa del encuentro. Nadie se iba a retirar del mitin sin recibir el abrazo fraterno de Juan Bautista Maciel, aunque éste diera por sentado que en medio de la verbena algún Judas, agazapado y bien pago, estaría bosquejando de manera concreta y efectiva un empalme inesperado.
La impiedad del torbellino convenció a Maciel sobre la necesidad de aceptar la propuesta que le hiciera Gabriel García, viejo conocido suyo y propietario del hotel Comercio para permanecer en la localidad hasta el día siguiente. El hospedaje estaba emplazado justo frente a la estación del ferrocarril y solía ser cobijo de viajantes de mercado, contratistas en general y funcionarios de toda índole. Típica construcción fundacional, de planta única, ostentaba un importante salón a modo de recepción que oficiaba de comedor y lugar de encuentro para pasajeros. Más en su interior, un prolijo patio estilo español con aljibe central y galerías laterales estaba rodeado por seis amplias habitaciones completas en ropa de cama y enseres para el aseo personal. Dos fondos higiénicos comunes equipados con lo básico indispensable se ubicaban en los flancos de ese mismo sector.  La cocina mostraba un doble ingreso: Uno para proveedores, ubicado en el anexo de servicio y otro por el salón principal. Los colaboradores que desempeñaban tareas dentro del hospedaje lo hacían irregularmente siendo convocados por el propietario en función de las necesidades. Vecinos del predio lograban de ese modo obtener algún beneficio económico siempre remunerado puntualmente. Por entonces El Perdido contaba con mil doscientos habitantes y un interesante movimiento comercial basado en el trabajo agricologanadero y el empleo estatal. Habían pasado treinta y seis años desde su fundación oficial y nada hacía prever que dicho crecimiento urbano tuviese que enfrentar obstáculos insalvables.

-          Sentate Juan, ponete cómodo y descansá un rato en el sillón mientras preparo unos mates - sugirió Gabriel -. Recién son las diez y media de la noche y no hay pasajeros que atender. Tenemos un buen tiempo para compartir una charla en la intimidad.

La pava de hierro humeante, el mate criollo ensillado y una pequeña azucarera hacían las veces de centro en la pequeña mesa que estaba ubicada frente al juego de sillones. Una canasta repleta de bizcochos de grasa de dudosa antigüedad servirían sólo como objeto decorativo. La gigantesca estufa hogar se encargaría de acondicionar el ambiente además de mantener el agua del recipiente a temperatura constante.

-          ¿Cuándo fue la última vez que nos vimos?
-          Dos años, por lo menos. Desde que iniciaste esta cruzada - ironizó García –.
-          ¿Cruzada? Te conozco;  me estás ridiculizando. Tomás en joda lo que para muchos de nosotros forma parte de un compromiso ético y social.
-          Disculpame Juan que escoja continuar con los pies sobre la tierra.
-          Tu pragmatismo no me sorprende. Heredaste unos pesos, te compraste el hotel y te codeas con gente de negocios. ¿Qué sabés de tener los pies sobre la tierra?
-          Lo único que sé Juan, es que siempre se puede estar peor. Y si bien coincido con vos respecto a los conservadores, el tipo que trabaja en serio sale adelante. Recordá lo que era este pueblo hace ocho años.
-          Lo mismo que ahora Gabriel. Lo único que se agregó fue la tienda de la esquina. El Perdido sigue siendo el patio trasero de cuatro o cinco familias que explotan al jornalero del peor modo posible. Lo mismo sucede con las demás localidades de la zona, incluyendo la ciudad cabecera. La lucha por los derechos civiles incorpora conceptos que en la actualidad ni siquiera se mencionan: Salud, curativa y preventiva, empleo seguro, salario mínimo y vital que consolide una vida digna, educación gratuita, obligatoria y popular, acceso a la cultura teniendo en cuenta todas sus opciones, cobertura integral para la familia del trabajador, régimen de licencias por enfermedad y estudio, legislación que avale en forma definitiva el descanso semanal y anual, posibilidad cierta de progreso, libertad de expresión y de asociación, una red social que salga en asistencia de los menos favorecidos. El sufragio universal es sólo un símbolo de lo que con él se puede conseguir, permitiendo que los grupos sociales, libremente, desarrollen todas sus capacidades, tanto individuales como colectivas. Vos sabés como es la cosa Gabriel, no tengo necesidad de convencerte.  Esta gente es capaz de cualquier ultraje para seguir manteniendo el actual orden de privilegios. Más allá de lo desdoroso y vergonzante que resulta para nuestra soberanía el pacto Roca-Runciman no te olvides que se atrevieron atentar contra Lisandro en el mismo Senado resultando asesinado el bueno de Enzo. Si tres o cuatro funcionarios del orden oligarca, que vienen semanalmente desde Dorrego con sus amantes, te convencieron pagándote el triple por tus servicios y silencios, es cosa tuya.
-          Veo que te llegó el dato - afirmó resignado García –.
-          Bueno. Al menos no le diste entidad de chisme.
-          Es un hotel Juan. Yo no soy fisgón de mis pasajeros.
-          Está bien. Nada te reprocho al respecto. Únicamente te suplico pienses que tu realidad no es la de las grandes mayorías. Hay personas que suponen que el mundo se puede explicar a partir de sus propias vivencias. Disculpame, eso se llama soberbia. Estate tranquilo, los atorrantes y las putitas van a existir siempre y con cualquier partido que gobierne; en ese sentido vas a tener ingresos asegurados. De todos modos es probable que en el marco de una sociedad equitativa no tengas que recurrir al monopolio de semejante cartera de clientes debido a que tus servicios básicos, conforme el perfil de tu hospedaje, crecerían y variarían en la misma proporción que el resto de la comunidad, cosa que hasta te puede obligar a la contratación de personal estable. Atendeme sólo un instante más: El jornalero, el trabajador, con plata en el bolsillo, invertiría en función de sus lógicas necesidades e insatisfacciones. Esta inyección de capital, esta demanda de bienes, provocaría un movimiento mercantil que beneficiaría notablemente al comercio local. Las industrias, tanto regionales como la de los grandes centros urbanos recibirán el impacto inmediato a favor de aumentar su producción habiendo más oferta laboral; los intermediarios de la zona y los transportistas en general se verían en la necesidad de aumentar sus plantillas y extender sus rutas de atención; son sólo algunos ejemplos. Rompe a los ojos Gabriel que tanto tu hotel como el resto del comercio de la localidad aumentarían significativamente sus ingresos diarios y como consecuencia de ello sus rentas. Si a esto le añadís una agresiva política de obra pública conforme dicho crecimiento no tengo dudas que este pueblo llegaría a los dos mil quinientos habitantes en menos de quince años. En este sentido Keynes, luego de la megacrisis del veintinueve, sostuvo propuestas en esa dirección procurando incentivar con reservas estatales a una sociedad capitalista en bancarrota. La teoría del pleno empleo dentro del marco de un liberalismo político es lo que le permitió a Estados Unidos emerger y solucionar rápidamente su dilema interno, sobre todo la desocupación.
-          ¿Liberalismo político más intervencionismo económico?
-          Vos lo dijiste Gabriel. Los sistemas al servicio de las personas y no las personas al servicio de los sistemas.
-          De todos modos el conflicto sería inevitable. Máxime con aquellos que pretenderán el mantenimiento de sus privilegios.
-          De ahí nuestra lucha. La única herramienta para que el logro de esos objetivos obtengan permanencia en el tiempo y constituyan un bien definitivo es que el voto sea fehacientemente universal, secreto y obligatorio. Esos grupos no tendrían más remedio que aceptar las reglas del juego, de lo contrario entrarían en la ilegalidad.
-          Depositás demasiada confianza al pueblo Juan.
-          Los pueblos, mi querido Gabriel, son los únicos que pueden, a través de sus decisiones, cambiar la historia. Para bien o para mal. Confiar en iluminados o desestimarlos,  siempre dependerá de su voluntad. Cada dos años uno tiene la sana posibilidad de revertir o afirmar situaciones participando activamente de acto comicial.
-          No estoy convencido. El poder tiene instancias superiores para encausar la voluntad popular sin que el conjunto social se entere que así sucede. No siempre las masas escuchan los mensajes. En muchas ocasiones no sospechan sobre la intencionalidad del orador, no indagan sobre sus silencios, no leen sus entrelíneas. Hasta los más ilustrados suelen caer en las trampas que el mismo poder instala. ¿Cuántos intelectuales alemanes seducidos por las mieles de la autoridad y la jerarquía apoyaron y siguen apoyando al demente que los gobierna? Heidegger, por caso. No minimices el hecho que Hitler accedió al poder democráticamente, dentro del marco legal y sin fraude.
-          Es cierto - afirmó Juan -. Hitler accedió al poder legalmente, pero luego deshizo esa legalidad instalando una dictadura de la que deberá rendir futuras cuentas en el ámbito judicial.
-          ¿Y si nada llega al ámbito judicial; y si nada sobrevive de esa sociedad?
-          Será una penosa pero enorme lección para la humanidad. Un pueblo diseñando su propio exterminio.
-          Y un nuevo capítulo que se le abrirá a otro iluminado para que con el despojo, las ruinas y una serie de nuevas promesas procure corregir los errores del Führer. No Juancito. Vos sabés del afecto que te tengo, pero lo tuyo tiene el mismo destino que las cruzadas.
-          ¿Supongo tendrás otra receta entonces?
-          No las hay Juan. Vaya si eres un tipo leído. ¿Cuántos párrafos de la historia han señalado las maravillas de pueblos hoy inexistentes? Tiranías, guerras de conquistas. Tanto Grecia como Roma alternaron dictaduras populistas y aristocráticas con sistemas republicanos e imperiales, sin embargo nadie les quita el rol de haber cimentado la civilización occidental. A las sociedades les interesa el presente, poco les importa la posteridad. ¿Cuánto duró la utopía Comunera de París? decime vos...
-          Setenta y dos días.
-          Entonces no me jodas Juancito, que se nos enfría el mate. Te admito eso de vivir dignamente, pero de ahí a dejarte matar por el futuro es de párvulo. ¿Cuántos tipos de los que saludaste en la asamblea de esta noche los ves al final del sendero si la cosa se pone espesa? Y no pasa por limitaciones intelectuales ni por ausencias de hidalguías; existe algo que supera todo voluntarismo individual: el miedo a morir, el sano dolor que porta la inexistencia. Supongo que habrás leído “Del Sentimiento Trágico de la Vida” de Unamuno. La finitud le otorga a la vida no sólo la excelencia y el valor, le aporta también ese condimento trágico e inexorable.
-          Si la finitud es inexorable entonces ¿porqué no dotar a la vida con cierta cuota de poesía y heroísmo?
-          Eso lo puede elaborar tu inteligencia. Un tipo vulgar no asume su propia finitud. Por eso su muerte no figura como instancia posible. Es algo que siempre verá lejano y distante. Y cuando tenga la suficiente edad para entender de qué se trató la vida será demasiado tarde para lamentos. Si hay alguien confiable, leal y honesto intelectualmente en Coronel Dorrego sos vos Juan. Es una picardía que arriesgues tu vida. Nos hacés falta vivo, no muerto. Muerto serás un símbolo a llorar, uno de los tantos homenajes; igual que el Coronel. Lo real y concreto es que habrán ganado los de siempre y todos, sin excepción, terminarán rindiendo pleitesías a los vencedores.
-          Me estás asegurando destino de fiambre.
-          Tengo alguna prevención. Me han llegado datos que la cosa viene más pesada que de costumbre. Hay tres o cuatro tipos de la zona que están marcados. Sos uno de ellos. Mantén en cuenta que el ala dominante de los conservadores está muy cebada con lo que está sucediendo en Alemania. Lo ven como receta potable a nivel nacional y no van a permitir la aparición de ningún personaje que les escupa el asado. Noches atrás uno de mis asiduos visitantes se puso a hablar hasta por los codos; estaba chupado el funcionario. Su compañera de sábanas, harta de sus dislates, lo dejó plantado; el tipo terminó la noche durmiendo solo, en una de las piezas del fondo. El hombre afirmó, muy suelto de cuerpo y con toda impunidad que estas elecciones iban a ser un trámite, que ganarían por amplio margen, que estaba todo cocinado y que ya tenían aceitada toda la operatoria para el fraude. Además se ufanaba que habían sembrado Coronel Dorrego con matones del partido adiestrados por miembros de la Squadre D´azione, los camice nere del Duce, excelentes francotiradores y eximios en el arte del tormento y la tortura. Acá hay mucho revoltoso con ganas de ser héroe, se le escuchó decir, les daremos el gusto entonces. Te nombró a vos, puteada mediante, a Balda, a Pinnel, a Liébana y a los hermanos Guisasola. Y sentenció algo que realmente me preocupó.
-          ¿Qué es lo que dijo?
-          Que esta vuelta ni las urnas iba a ver - comentaba Gabriel a propósito de los dichos del funcionario -. Que Alvear negoció su no intervención en el conflicto del sur de la Provincia de Buenos Aires dejando todo en manos de las autoridades bahienses. Agregó además que allí poseen suficiente logística dentro de la familia Judicial para que nada de esto resulte azaroso.
-          ¿Quién es el tipo?
-          Es un alto funcionario municipal. No me hinches las pelotas con su identidad. Digo el pecado, nunca el pecador.
-          Se puso brava la tormenta - señaló Juan mientras descubría las cortinas de una de las ventanas de salón -. Tomo el último mate y me voy a dormir, estoy rendido. ¿Cuál habitación me toca?
-          Te armé la cinco. Es la única pieza que tiene una claraboya que da a los fondos del edificio; contra el paredón trasero hay preparada una moto ligera por si necesitás marcharte sin saludar. De utilizarla no te molestes en devolverla. Hay una treinta y ocho, limpia y cargada, en la mesita de luz. Licenciame de la fastidiosa tarea de tener que explicarte el origen de ambos obsequios. De haber alguna instancia inesperada no dudés ni un instante y rajá. Desde luego te pido olvidarte de la cuenta, la casa invita. De lo contrario te cuento que a partir de las ocho de la mañana tendré el desayuno a tu disposición. Cerrá la puerta con doble llave; yo voy a estar dormitando en la recepción simulando que hay movimiento de pasajeros. Jaime de Aparicio y el gallego Ángel Eulalia están en la dos y en la cuatro, en ese orden, montando guardia alternando horarios. Supongo que de aquí en adelante vas a tener que habituarte a tomar prevenciones adicionales.
-          ¿El gallego Ángel no es el tahúr?
-          Buen hombre, trabajador y amigo de sus amigos. No abusa de su habilidad. El padre luchó por los libertarios durante la época de la España monárquica y su hermano Constantino, del cual se desconoce su suerte, anduvo por los andurriales patagónicos de la mano de José Font cuando la represión del veinte. Es gente honesta y de probado compromiso republicano.
-          Gracias Gabriel. De todos modos me sigue deslumbrando tu poético cinismo; demasiado talento para malgastarlo solamente en los negocios.
-          Lo mismo te cabe. Demasiada lucidez para derrocharla tratando de rectificar lo que nadie, en esencia, desea modificar. Que duermas bien...
-          Hasta mañana…


28 de Agosto de 1937

La Convención Nacional de la Unión Cívica Radical, reunida en la ciudad de Bahía Blanca, había dictaminado por amplia mayoría de sus concurrentes la necesidad de comprometerse para defender los derechos y la dignidad humana. El titular del Comité Nacional y candidato a Presidente Marcelo T. de Alvear junto a su compañero de fórmula Doctor Enrique Mosca, dieron por terminada su alocución enfatizando “estos comicios hay que hacerlos respetar a cualquier precio”. Juan Bautista Maciel, en representación de Coronel Dorrego, fue acompañado por José Liébana y el joven Álvaro Ricardo Fuertes en nombre de la juventud. En un segundo plano Carlos Costa, Severo Vera y Emilio Navarro oficiaban de celosos cancerberos de la partida.
El Diputado Nacional Doctor Victoriano Estévez mantuvo durante la reunión un prudente silencio. Al finalizar la misma, se acercó a Maciel entregándole en mano una breve y concisa advertencia: “El Juez del Crimen de Bahía Blanca Doctor Alberto Solá Patrón ha dispuesto allanar los establecimientos agrícolas de los siguientes ciudadanos: Juan B. Maciel, Nicolás Liébana, Aage Haugaard, Antonio Mangieri y Pedro Balda. Asimismo ordenó requisar el domicilio del dirigente juvenil Álvaro Ricardo Fuertes. Dichos procedimientos se llevarán a cabo el 3 de Septiembre a pedido del Comisario y hacendado dorreguense Diógenes J. de Urquiza. Quien estará al frente de las actuaciones será el Inspector Zonal Antonio Conde. Espero que tome las prevenciones del caso”  atentamente V. E.
Inmediatamente Juan Maciel interrumpió la Asamblea logrando imponer su soberbio tono de voz, preguntando con qué fuerza contaba el partido para hacer valer esa decisión. Alvear redobló la apuesta afirmando: “Vea mi amigo, si yo no contara con algo seguro, no haría jugar a un hombre, y menos a un padre de familia, de gusto”. Respuesta que dejó satisfecho a Maciel sentenciando finalmente “Así va a ocurrir en Coronel Dorrego entonces “. El caudillo y el Diputado habían sabido entender el momento. Quedaba claro que en el encuentro público había presencia maliciosa; como consecuencia de ello era imposible aproximarse y labrar un diálogo directo. El Doctor Victoriano Estévez debía asumir su investidura, Maciel debía corresponder a su liderazgo.
Una vez que el grupo arribó a Coronel Dorrego, Juan Maciel les solicitó prolongar la velada con el objeto de enterarlos sobre la novedad que informara oportunamente el Diputado radical. Vera y Navarro se hicieron cargo de las citaciones correspondientes teniendo que obligarse en caso de que alguno necesite ser retirado por su domicilio. El Bar Londres fue el lugar escogido.
-          Es elemental que debemos limpiar de indicios las propiedades consignadas antes de los allanamientos - reclamó Liébana -  trasladando todo elemento sospechoso hacia otros destinos. Esto lo debemos implementar antes del amanecer para evitar sorpresas desagradables o adelantos inesperados.
-          Propongo - interrumpió Haugaard - La San Miguel de los Pinnel en Descalzi y La Victoria de los Guisasola. Sugiero que ustedes comiencen con la mudanza, yo me encargo de adelantarme y avisarle a la muchachada para que vayan preparando los galpones. Lo único que les solicito es que pasen por casa y retiren los doce tambores de combustible que tengo acopiados en el chiquero. Es lo único que poseo como elemento incriminatorio.
-          El Ford está en lo de Aniceto Aramendía en El Perdido - ratificó Severo Vera -. Antes de ayer lo saqué de la herrería de Solves y lo anduve probando, luego se lo llevé a los hermanos Leyton para hacer algunos retoques mecánicos. Anda fenómeno, no creo que tarde más de dos horas en llegar a la San Miguel. Aage, no se preocupe, de camino retiraré sus tambores. Voy a tratar convencer al Aniceto para que me acompañe en la mudanza del camión.
-          ¿Lo ve posible? - preguntó Maciel –.
-          Es tan correligionario como cagón - sentenció Vera -. Resulta muy gracioso ver las disputas con su compañera Andrea y su hija Angelina con respecto al grado de valentía que el viejo muestra para estos asuntos.
-          No lo apure entonces. Para mayor seguridad vaya con Navarro y no se olvide que cuenta con Jaime en Aparicio - ordenó Maciel -. Llévense mi auto y déjenlo en el hotel de García… Luego veo cómo me las arreglo. A propósito ¿El Chevrolet?
-          Hace varios días que está en mi campo - informó Pedro Balda -. Me lo trajo el mismo chapista luego de pintarlo.
-          Estupendo. Costa, le pido acompañe a Balda para trasladar el camión hasta La Victoria. Alvarito, vaya para su casa, espere tranquilo y haga como si nada.
-          ¿Las armas patrón? - recordó Navarro –.
-          Sobre los fusiles acopiados en mi campo - contestó Maciel - me ocuparé personalmente. Con respecto a los que se encuentran encubiertos en las propiedades a decomisar estimo prudente que cada uno busque el modo más adecuado para ocultarlas de los ojos de la justicia. Es imposible hacer un recorrido en tan breve lapso de tiempo para rembolsar la totalidad del armamento.
-          De acuerdo entonces. Cada uno a lo suyo  - apuró Mangieri -. Considero que a las seis de la mañana, a más tardar, habremos completado el operativo.
-          Antes de partir - irrumpió Maciel - me gustaría que entendamos algunos detalles que no podemos soslayar: En primer lugar notarán que los conservadores cuentan con buenos informantes. Muy a pesar de nuestros recaudos apuntaron directamente a cada uno de los establecimientos comprometidos sin omisión, debido a ello y en segundo lugar nos debemos exigir absoluta discreción con respecto al nuevo destino del material. Nuestra suerte depende de que tal cautela obtenga jerarquía de estrategia.

4 de Septiembre de 1937

Tanto Gregorio Juárez como Manuel Salgado Rueda recibieron tempranamente en instalaciones del comité partidario las primeras informaciones con respecto al curso de las investigaciones. Los caudillos conservadores mostraron de inmediato su fastidio ante la ausencia de señales con respecto a sus supuestas certezas. Hacían responsables de su desconcierto a los organismos judiciales y a la inoperancia policial. 
Gregorio “Tito” Juárez, hombre fuerte del conservadurismo dorreguense y notorio dirigente regional había nacido en Tandil el 4 de Enero de 1878. A través de su tarea como Inspector Municipal desde 1897 logró consideración pública en el gobierno del Intendente Eugenio Montes de Oca, formándose políticamente bajo la guarda del histórico dirigente Conservador y cuatro veces Intendente Raúl Sánchez. Aprendió de éste sobre la lucha política y lo rentable que significa poseer un rango sobrio y austero, más cercano al criollismo popular que a la estampa del estanciero ganadero. En 1903 fundó el diario La Verdad, del cual era Director. Hasta entonces había sido Concejal Municipal desde 1921 hasta 1930, electo Senador Provincial en 1928 y en 1932 y Convencional Provincial Constituyente en 1934. Criollo de armas tomar tenía fama de hombre capaz, haciendo gala de su pobreza sentía enorme orgullo por la relación amistosa que lo unía con su pueblo, por eso supo disputar palmo a palmo cuanta elección durante la década del veinte, en tiempos en donde el radicalismo imponía democráticas mayorías. En este último tiempo había logrado prestigio a través de la fundación de la Usina Popular, la habilitación de la sucursal del Banco Nación e interviene con su influencia en el trazado de la ruta nacional número tres en las inmediaciones de Coronel Dorrego. De aceitadas relaciones con la cúpula del Comité Nacional Conservador mantenía fluidos diálogos con Antonio Santamarina, Marco Aurelio Avellaneda, el gobernador Manuel Fresco y el caudillo bonaerense Alberto Barceló.
Entre sus más cercanos colaboradores a nivel local se encontraban: Gabriel Claverie, actual Intendente, Nello Venturelli, José Sanz Ruiz, Constantino Lombardelli, Juan Colantonio, Bruno Bayón, Manuel Salgado Rueda, José Moreno, Tomás Illescas, Felipe Amestoy, entre otros.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           
-          No tengo dudas que alguien advirtió a esos hijos de puta sobre los procedimientos - condenó Juárez -. Veinte días me costó armar la causa desde lo judicial, ya no queda margen para otro operativo similar. Tanto la fuente de información como los datos consignados eran demasiado confiables como para que todo saliera como el culo.
-          ¿Está seguro del informante?
-          Más que seguro Salgado. Es un cívico “galerita” local que detesta la prepotencia y los modales de Maciel. Y no es el único que piensa así.  Muchos radicales lo ven como un bárbaro que no comprende que Além se suicidó hace muchos años y que el mundo apunta hacia paradigmas en donde la ilustración y los más fuertes tienen la obligación de ejercer el poder. Si el nazismo y el fascismo dominan el mapa ¿porqué la Argentina va a perder la oportunidad de convertirse en la nación líder del hemisferio? Darwin, Nietzche y Heidegger son el camino científico y  filosófico: No hay hechos históricos, sólo interpretaciones; aquel que detente el poder impondrá, por voluntad política, su visión subjetiva de los acontecimientos. Alemania e Italia son el ejemplo, España va en la senda de la mano falangista.
-          Debemos admitir que el rival es de cuidado don Gregorio - aclaró Salgado Rueda -, gente jugada y convencida.
-          No me venga con tonteras Salgado; se deben estar riendo de nosotros. Si pudiera los barrería de un plumazo. Pensar que gracias a mi hasta se dieron el lujo de ver, escuchar y entablar amistad con Carlos Gardel y su grupo en el marco de aquella presentación en el Teatro Italiano en mayo del treinta y tres.
-          Desconocía que el evento había sido cosa suya don Gregorio.
-          El grupo venía en tren desde Bahía Blanca hacia Buenos Aires. Apenas arribaron al Hotel de las Cuatro Estaciones con el objeto de parada ocasional, su propietario, Juan Morano, me informó que Carlitos había llegado hacía instantes con sus guitarristas: Barbieri, Riverol, Vivas y Petorozzi. Ahí nomás lo visité y en honor al Partido Conservador, del cual era notorio simpatizante, aceptó presentar su espectáculo al día siguiente. Personalmente me encargué de los honorarios, tanto del cantor como los del resto del grupo. No se necesitó difundir publicitariamente el suceso… Apenas un simple “Carlitos Gardel en el Italiano” en La Verdad del 23 de Mayo sirvieron para que las localidades se agotaran de inmediato. Ese mismo día fue el evento. Durante la noche pude ver en las plateas a más de uno de estos radicales que hoy desean discutirnos. Maciel, Liébana y Pinnel estuvieron presentes, no tengo dudas, yo mismo los ubiqué de modo preferencial. Al tiempo me enteré que luego de aquella mágica jornada, Gardel y Maciel solían encontrarse a comer en lo de Peri junto a Pastor Celaya, Di Francesco y otros más. Algo parecido ocurrió cuando nos visitó Libertad Lamarque, Mercedes Simone, Julio De Caro, Azucena Maizani, Ciriaco Ortíz, Agustín Magaldi y hace poco tiempo atrás Juan Carlos Cobían.
-          Desagradecidos. Hasta les reglamentó la prostitución para que la barbarie encauce sus entusiasmos biológicos.
-          Si fuese solamente ingratitud no habría problema Salgado. Uno en política debe aprender a convivir con la insensibilidad y el descrédito de sus adversarios. Lo que no soporto es que le quieran vender al pueblo recetas que jamás aplicarían; que se autodefinan como los representantes y defensores del republicanismo y toda esa perorata absurda. Son una banda de foquistas, en su mayoría inmigrantes, sin proyecto de país, deseosos de utilizar al Estado para su propio beneficio. Para eso quieren el voto, para abaratarlo. Es bueno lo que hacen en la Biblioteca Popular, en los Clubes y en las Sociedades de Fomento. Siempre organizaron estupendas romerías, quermeses, bailes populares y eventos culturales de todo tipo, de hecho y no debemos dejar de reconocerlo, el actual auge del Cine local es obra Radical, pero gobernar es otra cosa. Si Coronel Dorrego existe como territorio pujante, emprendedor y digno de disfrutarse es gracias a nosotros, los Conservadores y aquella recordada Unión Provincial. Gracias a Raúl Sánchez, a Genaro y Doroteo Valenzuela, a Nazario Cuestas, a Eugenio Montes de Oca... Pido disculpas por la emoción...
-          El que nace pa´ maceta nunca sale corredor, dice el dicho don Gregorio. Esta gente jamás aceptará que existe un determinismo originario y natural. Yo no me preocuparía, tarde o temprano tendrán su merecido si continúan subvirtiendo el orden establecido. Como bien dijo nuestro futuro presidente Roberto Ortiz cuando el lanzamiento oficial de la Concordancia en Mendoza: “La opción es clara y terminante. Se está con la demagogia disolvente corruptora o con la democracia constructiva puesta al servicio del progreso nacional”.
-          Definición que me gusta: Orden Establecido. Fresco, Barceló, Vidal, Escobar y los Santamarina pusieron el distrito en nuestras manos, de modo que no podemos ni debemos fracasar. Le pido Salgado me lo notifique al sargento Giusso que necesito verlo para coordinar algunas acciones a efectuar durante la jornada electoral. También me lo ve a Zoizimo González Navarro y por favor le avisa que esta noche lo espero en el comité.  Yo me encargaré de notificar al resto de nuestros adherentes. Gracias…

19.00 Horas Comité Central del Partido Conservador - Coronel Dorrego -

-          La cosa es así caballeros - comenzó con su exposición Tito Juárez -. Estamos ante una situación límite. La intención del Juez bahiense Solá Patrón, a través de los allanamientos, fue prevenir cualquier situación violenta que pudieran llevar a cabo los partidarios de las fuerzas políticas que irrespetan el orden establecido. Como todos sabemos dichos operativos dieron resultado negativo; esto no exime sobre la existencia de determinados movimientos foquistas que conocemos se están operando en la más absoluta clandestinidad. La ausencia de pruebas contundentes conspiran contra la posibilidad legal de detener a los insurrectos que encabezan este supuesto amotinamiento. En consecuencia se hace imprescindible establecer una urgente estrategia defensiva para el día de mañana. En presencia del Señor Intendente Gabriel Claverie y del Jefe Policial Diógenes de Urquiza estimo prudente debatamos las futuras acciones a seguir para asegurarnos que grupo alguno se atreva a empañar la más importante fiesta cívica de nuestra democracia. Para ello y por fuera de los ya mencionados me tomé el atrevimiento de invitar, y paso a presentar oficialmente en vista de aquellos que no tenían la ocasión de conocerse, al Escribano Manuel Salgado Rueda, al Señor Genaro Costa, al Señor Juan Carlos Cabello y al Sargento Alberto Giusso. Todos caballeros de mi entera confianza, militantes fieles de la Concordancia, activos entusiastas del Partido Conservador y conocedores del compromiso ético que nuestra agrupación posee por la institucionalidad de la república. Debido a que ignoramos el potencial de los conspiradores - continuó Juárez - es menester tomar prevenciones de grado máximo. No olvidemos que estamos en el año del cincuentenario de nuestra ciudad; no podemos darnos el lujo de escribir una página negra en la historia dorreguense ni malversar la impronta de los futuros festejos. El Comité Nacional del Partido ya envió a mi solicitud una decena de avezados tiradores entrenados en Europa para tomar posicionamiento estratégico en determinados inmuebles y edificios oficiales cercanos al radio de la Municipalidad con el objeto de supervisar y custodiar el acto eleccionario. El palacio Municipal y la escuela serán puntos determinantes en la observancia del evento, el Comité Dorrego del Partido, esto es mi propia vivienda, servirá de apoyatura logística y de ser necesario sus ocupantes sostendrán activa participación.
-          Disculpe Don Gregorio - interrumpió el Sargento Giusso –.
-          Adelante Oficial, no tengan empacho en debatir dudas y proponer acciones. Para ello los convoqué. De nosotros depende el futuro del distrito.
-          ¿Estas fuerzas paralelas que usted mencionó a quién reportan?...  Lo pregunto por una cuestión de responsabilidad operativa. ¿Si alguno de ellos cayera víctima de los agresores qué pasos legales deberíamos seguir?
-          Estas personas reportan al Partido Conservador, Comité Nacional - aseguró Juárez -, lo hacen directamente con el Gobernador Fresco y con Alberto Barceló; como titular del mismo en Coronel Dorrego, soy yo quien se encargará de dicha representación.
-          Imaginando un plano de la zona - agregó Salgado Rueda - no sería descabellado colocar un recurso armado en el campanario de la Iglesia. Esto laboraría en dos aspectos: Primero tener una visión completa de sector y segundo proteger la integridad de nuestro Intendente. Esta gente no repararía en un magnicidio para lograr sus objetivos sediciosos.
-          Excelente apreciación Salgado - estimó Don Gregorio -. Haré lo posible. Colijo una negociación extensa y compleja; no me gustaría tener encontronazos con el clero y menos con el párroco Ramos Ojeda.
-          Yo no creo que el Párroco lo apruebe oficialmente - interrumpió Cabello -  más allá de nuestras altruistas intenciones.
-          Desde luego que no lo va a permitir - sentenció Genaro Costa -. Lo que no puede impedir es que los fieles ingresen a la parroquia en pos de penitencia. Luego, el comportamiento de cada fiel en el interior de la misma está fuera de su control, por caso si alguno desea visitar el campanario con el objeto de tener una vista integral de la plaza central.
-          ¿Usted dice qué es mejor no enterar al Cura sobre el tema? - Inquirió Juárez dirigiendo su mirada a Costa –.
-          Nos ahorraríamos un conflicto caballeros - admitió don Genaro –.
-          Entiendo y me parece razonable - admitió Salgado Rueda -. Pero debemos asegurarnos el acceso al promontorio.
-          Sobre eso no se preocupe Salgado - afirmó Juárez -, quien se encarga del mantenimiento de la parroquia, al igual que el mismo Párroco, es hombre del partido. Déjelo por mi cuenta.
-          De todas formas Ramos Ojeda tiene que ser advertido - citó Cabello –.
-          No debemos dejar de lado que durante los domingos de elecciones se triplica la cantidad de peregrinos que circulan por la ciudad - señaló Salgado Rueda -, abundan las fiestas y las reuniones familiares producto de la natural convocatoria que implica acercarse para emitir sufragio. No existen fondas, casas de hospedaje, ni hoteles que no cubran la totalidad de sus plazas; los encuentros de bochas, tabas y las grandes comilonas partidarias hacen de la jornada un ir y venir constante, ciertamente peligroso de mediar ante la posibilidad de acontecimientos violentos.
-          Le aseguro Salgado - aclaró Tito Juárez - que en esta oportunidad y ante los rumores de sedición habrá menor circulación, no lo dude mi amigo.
-          Otro tema que me parece relevante - agregó el Intendente Claverie - es mantener el control de los servicios de salud. Esto significa que estén abocados exclusivamente a la atención de los defensores del orden. Si existiesen eventos de sangre no deseados que dicho servicio se concentre en las fuerzas oficiales. El Estado municipal no tiene la obligación en priorizar la atención de los sediciosos.
-          De usted depende Señor - aclaró Cabello -. Se trata de personal bajo esfera municipal. El ámbito privado no lo podemos manejar.
-          En nuestro servicio médico local el sector privado y el estatal guardan tan estrecha relación que en ocasiones se confunden - aclaró don Tito -. Una sutil sugerencia de su Excelencia será bienvenida por la totalidad del sistema.
-          Muy bien. Así se hará entonces - ratificó el Intendente –.
-          Si estamos de acuerdo y no tenemos nada por decir propongo, en base a lo conversado, que cada defensor del orden establecido ocupe su lugar a partir de las siete de la mañana, una hora antes de comenzar el acto eleccionario. Cada uno de los aquí reunidos tiene una responsabilidad operativa insoslayable y relevante, de modo que los insto a ocuparse y preocuparse por cada detalle, movilizando a su gente y consultando todo aquello que surja como novedad. Para finalizar les quiero recordar palabras de nuestros candidatos al Ejecutivo Nacional, doctores Ortiz y Castillo, con motivo de un reservado vino de honor en las oficinas del primero en la Ciudad de Buenos Aires: “Estas elecciones caballeros, tenemos que ganarlas aunque sea a cañonazos, luego arreglaremos el país. No debemos cometer los mismos errores que en los comicios legislativos del pasado año. Haber perdido la mayoría en la cámara baja fue un contratiempo no previsto. Buenos Aires debe asegurar el triunfo de la Concordancia”.
-          Y pensar... hay algunos que consideran a nuestro candidato un gradualista,  prolijo y organizado – ironizó el Intendente Claverie –.
-          Si no disponen lo contrario – propuso Juárez- y dando por finalizado el cónclave los invito a pasar al salón comedor para disfrutar de un refrigerio que oportunamente dispuse para festejar anticipadamente y del cual se encargó más que eficientemente don Zoizimo González Navarro, un gran colaborador y un conservador de los de antes.

Los comicios del 5 de Septiembre de 1937 sólo renovaban autoridades ejecutivas a nivel nacional. La Concordancia Conservadora-Radical, cuya fórmula era Ortiz – Castillo, enfrentaba con serio riesgo de derrota de la Unión Cívica Radical representada por la fórmula Alvear – Mosca. El recelo no era infundado. El triunfo de los cívicos en los comicios legislativos de marzo de 1936 resultó un duro e inesperado golpe para el oficialismo, la consecuencia final y la modificación en la proporcionalidad de la cámara baja acotó  sensiblemente la plena libertad de acción con la que contaba el gobierno nacional hasta ese momento.
Desde que el Radicalismo decidiera en 1935 levantar su abstención y retomar su participación activa, luego de cuatro años de impotencia y frustraciones, el movimiento había crecido de manera exponencial más allá de sus históricas divisiones entre Personalistas y Galeritas o antipersonalistas. Por fuera del corrimiento de muchos adherentes hacia sectores sindicales de la izquierda dogmática, la renaciente fuerza política portaba suficiente apoyo popular como para enfrentar con buenas chances de triunfo a un oficialismo absolutamente desgastado y probadamente corrupto.
Luego de aquellas elecciones legislativas del treinta y seis varios distritos importantes con amplia representación parlamentaria ratificaron su tinte opositor o directamente  pasaron a manos radicales. Por caso Capital Federal, Santa Fe, Tucumán, Córdoba y Entre Ríos; el resto del país, víctima del fraude electoral, continuaba bajo signo conservador. Este escenario desfavorable provocó dos modificaciones en la ley electoral a instancias del Presidente Justo y el partido gobernante. Dichas normas irritaron el ánimo político caldeando aún más el destino de las futuras elecciones generales. El primer lugar se eliminó la representación de las minorías en los colegios electorales; medida que impactaba directamente en la cantidad de convencionales del radicalismo, y en segundo lugar se intervino a la Provincia de Santa Fe, hasta ese momento gobernada por la Democracia Progresista. A partir de allí el caudillo conservador Manucho Iriondo manejaría el distrito a fuerza de fraude, matones y policías bravas. Poco se necesitaba para encender la mecha.
En Buenos Aires la situación era muy compleja debido a la presión de algunos caudillos radicales regionales que exigían de su comité nacional acciones rápidas y concluyentes para terminar con el despojo. En Coronel Dorrego, Lincoln, Tres Arroyos y San Martín los atisbos de insurrección habían logrado, en la previa, una importante entidad política y un más que interesante apoyo popular. Las autoridades de la Unión Cívica Radical estaban definitivamente comprometidas con la sociedad de modo tal evitar aquello del treinta y uno cuando fue vetado y anulado el amplio triunfo obtenido por la fórmula Alvear – Güemes.
Por el lado de la Concordancia Manuel Fresco, Gobernador de la Provincia, había encomendado y derivado la responsabilidad de la operatoria que asegure el triunfo electoral de la fuerza al caudillo de la localidad de Avellaneda Alberto Barceló, quien sería un año después candidato a la jefatura provincial rivalizando en las preferencias con el dirigente radical Obdulio Siri. De su éxito en la empresa dependía la confirmación de dicha candidatura. Ese doble interés provocó dejar de lado todo eufemismo ético, intensificando cualquier competencia que sirviera tanto al logro de objetivos partidarios como al alcance de sus propios afanes personales. No tuvo empacho entonces en distribuir matones en aquellos distritos más combativos y con mayor índice de agitación. En el acto de proclamación de la fórmula presidencial, en el Luna Park porteño, quedó plasmada la idea y el compromiso de cada caudillo en función de defender su Parroquia a como dé lugar. Aquel mitin del seis de Julio se había iniciado con un minuto de silencio en homenaje a los caídos en la tragedia del Hindenburg del cual se cumplían dos meses. Se sostenía en el acto que dicho desastre había sido provocado por un sabotaje judeocomunista contra el símbolo del poderío Alemán. Luego, los discursos de Castillo y Ortiz en ese orden, regresaron a su origen la asamblea. El escritor Gustavo Carballo, responsable de los textos, le había diseñado al candidato presidencial una arenga plagada de metáforas progermánicas, tan contundentes como enfáticas, propiciando un clima con mayor tenor belicista que electoral. Esta puesta en escena escondía las desconfianzas existentes entre algunos dirigentes de la Concordancia. Las mismas se daban en base al rol de importancia que cada uno se otorgaba dentro del marco de la fuerza a propósito de la distribución de futuros cargos por derechos de militancia. Ortiz estaba muy disgustado por los carteles que Fresco había ordenado distribuir en toda la Provincia afirmando que el candidato presidencial era su hombre; otorgándole de ese modo a don Roberto una ambigua entidad testimonial. Además no eran pocos, entre ellos en mismo Justo, los que veían en Ortiz un apocado burócrata Radical que era necesario observar y entornar adecuadamente antes de su seguro arribo a la Casa Rosada. A escasos días del acto eleccionario y a pesar de su encendida proclama, Ortiz, no había podido quitarse ese sayo de gradualista y contemporizador que tanto disgustaba a los sectores más intransigentes de la agrupación.


*
-          Según afirma el dicho “cuando el diablo toma cuerpo se disfraza de abogado” patrón – bromeo Vera haciendo alusión al Juez que había ordenado los allanamientos –.
-          El Doctor Solá fue sólo herramienta de Juárez – afirmó Maciel –. Veo que don Gregorio mostró algunas de sus fichas; debe estar muy enojado el hombre por los nulos resultados del intento.
-          Cosa que lo hace doblemente peligroso si me permite la intromisión – agregó Navarro –.
-          ¿Sabemos algo de la reacción que produjo el chasco? – preguntó Costa-
-          Hace un rato, bien entrada la tarde, vi movimientos en la casa de Juárez – aseguró el pibe Fuertes –. Me crucé con varios tipos de cuidado, por caso el zurdo Carmodi de La Gloria, el oficial sumariante Perfumo y hasta el auto del mismo Claverie estaba estacionado en la puerta. Un par de sicarios conocidos montaban guardia pretoriana por lo que fue imposible colarme por los fondos y fisgonear. Además logré reconocer a Salgado Rueda, al Jefe de Policía Diógenes de Urquiza, al “Negro” Zoizimo y al Sargento Giusso. Más tarde arribaron Cabello, Balade, Cano, Burón Roca, Casimiro Martínez, Lavié y Fernández Long. No me pregunten para qué, pero también pude distinguir a uno de los Imperatrice, propietario de la tienda Blanco y Negro.
-          Una auténtica cumbre conservadora – afirmó Liébana –.
-          Deberíamos reintegrar la gentileza – ironizó Haugaard –.
-          Mi querido Aage – replicó Maciel – no podemos malgastar nuestro tiempo gozando de efímeras e irrelevantes victorias. Debemos seguir trabajando para continuar un paso adelante y tratar de evitar lo que ellos dan por descontado. A propósito ¿Qué cuenta “La Verdad” sobre el tema?
-          Poco y nada patrón – contestó rápidamente Vera –, tocan el asunto como una simple crónica policial, muy por arriba, sin hacer mención de los afectados. Parece chiste Maciel, movilizan a más de cien tipos y mentan la cosa como si nada. De todos modos el rumor urbano cuenta que Juárez está utilizando a todos sus esbirros para comprobar la existencia de un traidor entre sus filas. Se dice que ya pasaron por la Comisaría algunos funcionarios municipales y ciertos familiares de afiliados al partido probadamente renegados. En algún caso hay versiones sobre apremios y torturas.
-          Don Tito debe estar desquiciado – sostuvo Maciel –, no sería descabellado pensar en una reunión con él para asegurarnos la normalidad del proceso electoral.
-          Si bien no hay mula falsa donde hay buen jinete nunca olvide patrón que Juárez es sucio como culo de manco. Lo suyo – agregó Costa – y perdone la crudeza de mis dichos, encierra la buena intención que don Gregorio no valora ni merece. Si por él fuera nos encierra a todos en un vagón, lo manda quemar, esparciendo luego las cenizas. Usted sabe que no exagero.
-          Sería una buena manera de sacarle la careta – expresó Liébana –.
-          ¿Lo necesitamos? – cuestionó Mangieri – ¿Acaso no nos alcanza con conocerlo?
-          Una imprevista propuesta lo podría descolocar intelectualmente – sostuvo Maciel –, hasta cabría la posibilidad que descubra alguna de sus cartas. Esta gente no está acostumbrada a la negociación y al diálogo. ¿Usted qué opina Álvaro? Me interesa mucho su opinión.
-          Con todo respeto trataré de ponerme en el lugar de don Gregorio
-          Tendrá que disponer de un buen disfraz – bromeó Navarro –.
-          La pregunta que yo me haría en su lugar sería – continuó el joven - ¿Cuántas razones tengo para entrevistarme con Maciel si conozco positivamente su intencionalidad de subvertir el orden establecido? Eliminarlo de un plumazo, conocer algo de sus objetivos puntuales, intentar comprarlo, hacerlo detener hasta después del acto comicial.
-          No lo entiendo muchacho – inquirió Mangieri –, sea más claro por favor.
-          En mi opinión no vale la pena el riesgo debido a que el interlocutor es sordo, ciego y mudo en cuanto a republicanismo se refiere. Quién de aquí puede asegurar que dicha reunión no tendría entidad de emboscada teniendo en cuenta que uno de los actores es adicto a la trampa y al fraude. Qué se puede esperar de un tipo cuya estructura sociopolítica se basó, desde que tenemos memoria, en el embuste y el chantaje. Al pájaro se lo conoce por la cagada dice el dicho. No caballeros, estoy en desacuerdo absoluto, me niego a negociar con la Concordancia en tanto y en cuanto su máximo referente local sea este señor. De todas formas y como demócrata aceptaría sin protesto el veredicto de la mayoría presente – aseveró el novel abogado –.

Los argumentos del joven dirigente disiparon las diversas opiniones de la concurrencia. Refutar sus premisas básicas era todo un ejercicio intelectual que no siempre encontraba canales lógicos de discusión. Gregorio “Tito” Juárez era un personaje con demasiados antecedentes negativos como para entenderlo un estadista; era un cuadro político natural y formado en el marco de un sistema perverso y denigrante, era un aguerrido soldado, un caudillo que representaba fielmente sus intereses de clase: La opulencia como signo distintivo, la genética como argumento y jerarquía social, la voluntad del poder por sobre la verdad histórica y las necesidades de su pueblo.
De cara a lo inevitable Maciel comenzó a sospechar que las buenas intenciones deben poseer al menos un espejo esperanzador. Signos que nos indiquen que determinadas acciones individuales merecen riesgo y esfuerzo, Justas que se perciban entendibles por fuera del resultado y más allá del mismo; un compromiso con las convicciones sin omitir hacerse cargo, aún sabiendo que dichos indicios no cuentan con atención por parte de las cómodas y distantes mayorías que siempre se hallan muy preocupadas en mantener prudente equilibrio y racional objetividad. ¿Qué puede modificar un minúsculo grupo cuando decide dejar de lado el testimonio y comenzar a militar activamente por sus ideas? Demasiado complejo para ser ignorado. En el recinto el debate iba creciendo en tono e intensidad de modo proporcional al silencio que encerraba a Maciel. Se advirtió ausente y en estado de espera. Recordó su conversación con García en aquella lluviosa noche de El Perdido. El camino y los atajos. Las concesiones entre lo lícito y lo ilícito, y sus semejanzas cuando el límite nos desafía. ¿Y  por qué no pensar que él mismo podría aprovechar la reunión para sacar definitivamente de escena a Juárez? Con sus mismas armas, con su misma ética. ¿Por qué los allí presentes no lo consideraban posible? Se sintió disminuido, lo angustiaba esa visión cándida y adolescente que portaba por determinación ajena; una suerte de encubierta subestimación. Desde que iniciara su lucha fue la primera vez en que se sintió burlado, inconsistente, siniestramente absurdo. Pensaba que de existir empresas que merecen la pena y otras que no, también deberían existir lugares y comunidades en donde vale la pena el esfuerzo y otros que no. Mientras el sol siga siendo el poncho de los pobres sus convicciones estaban a resguardo. El destinatario del mensaje lo inquietaba.
Veía a sus correligionarios sometidos a los paréntesis y corchetes de un determinismo histórico para él inexistente. Justamente su idea era vencer ese determinismo que asumen las comunidades a modo de sentencia definitiva.
La reacción violenta, la lucha armada corre automáticamente los límites de la ética para elaborar una ética superior entendida solamente por el que se encuentra frente a las balas. Comprender por qué se abordan ciertas misiones constituye un peldaño superior al análisis sobre los métodos que se utilizan para llegar al objetivo. Veía a sus compañeros de lucha con los pantalones prolijamente planchados sin percatarse que en el asunto iba la vida en juego. Si había expresas prevenciones para enfrentar a Juárez en una simple reunión, escogía no pensar que haría esta gente en medio de un tiroteo. Y él estaba dispuesto a la reunión y al tiroteo. Volvió a recordar el escepticismo de García con respecto a la conciencia de los pueblos.
Esa misma tarde entendió que sólo aquellos que no tenían nada que perder estarían a su lado cuando de cara al límite fuese necesario resolver. Continuó en silencio hasta el fin de la velada siendo testigo de argumentos que sostenían resguardarlo, sembrando el comité Leandro N. Além de justificaciones ajenas.
La realidad marcaba que sin él, alguien debería ocupar su lugar, y ninguno de los presentes estaba dispuesto a hacerlo. El acertijo no era su posible defunción sino la obligación de persistir con el paradigma.
Finalmente se acordó por mayoría rechazar la idea de conferenciar con don Gregorio. Entrada la noche, uno por uno de los concurrentes se fueron retirando en compañía de Costa y Navarro, obligados a cumplir funciones de custodia; Maciel y Vera se quedaron en el comité, en soledad, con la misión de ponerlo en condiciones para futuros encuentros.

-          Cosas de la hipocresía Vera. Tan mortificados que estaban por mi integridad, nos dejaron solos en ejercicio de sus comodidades y cobardías a merced de los supuestos fantasmas de Juárez y la noche dorreguense - ironizó Maciel a poco de terminar de asegurar los cerrojos del portón -. Para mi placer, esta reunión se extendió en demasía.
-          Olvídese patrón, no me agrada verlo resignado, la muchachada está nerviosa y confundida. Si gusta de la pesca, mañana a las ocho lo paso a buscar, votamos y luego usted decide: el mar abierto o las cascadas del Quequén –
-          Si así fuera, no lo dude Vera, elegiría las cascadas del río.

5 de Septiembre de 1937

No habían pasado las nueve de la mañana cuando Juan Taján en compañía de Manuel Piñeiro ingresaron absolutamente enfurecidos y desencajados por la puerta principal del edificio en donde funcionaba el Comité de la Unión Cívica Radical Leandro N. Além de Coronel Dorrego. Ambos eran fiscales del partido y dirigentes de la zona de Calvo.

-          Estos tipos no tienen vergüenza - bramaba Taján -, se cagaron en las credenciales oficiales y a punta de fusil impidieron nuestro acceso. Lo mismo le sucedió a una decena de correligionarios en el campo La Victoria cuando intentaron cumplir con la ley.
-          La mortaja no tiene bolsillos señores - irrumpió Genaro Morales -. La avaricia y la impunidad conservadora se está manifestando en todo su esplendor. Es hora de actuar. Se hace necesaria una convocatoria general, ir a buscar a Maciel y enterarlo de lo acontecido para frenar este atropello antes de que sea demasiado tarde. Propongo que una partida se adelante y vaya hacia el club Social a la espera de órdenes, cargando fusiles y pertrechos a discreción. Hay que posicionarse en la azotea y cubrir toda ventila para tener una visión completa de la plaza.
-          No me parece oportuno - interrumpió Anastasio García -, debemos esperar al patrón para tomar decisiones.
-          Tendremos que aguardar hasta el mediodía entonces - replicó Taján –.
-          Me hago responsable ante Maciel - indicó Aage Haugaard -. El comité se está llenando de correligionarios enfurecidos que no pudieron ejercer su derecho; no podemos esperar hasta que llegue Juan. Ya mismo salgo para el Social. Voy a necesitar compañía; con tres me alcanza ¿Quién tiene ganas de cagarse a tiros con esos malandras?
-          Cuente con nosotros Aage - exclamó Wilfredo Roubió - señalando al grupo que integraba junto a Grialdo Leguizamón, Arturo González alias Pancho Villa y Gabriel Guatara.
-          Van a necesitar un tipo de manos veloces y conocedor del fusil para la carga - indicó Silvestre Miranda -. Si gusta me ofrezco para la tarea.
-          Gracias por su convite pero no hay como “Malito” (apodo que portaba Gabriel Guatara) para el asunto - retruco Aage -. Nadie mejor que él para esas tareas, se lo puedo asegurar. Prefiero que el grueso de la muchachada aguarde en el comité a la espera de lo que ordene Maciel. Nosotros vamos a otear los alrededores del Municipio de modo fijar el posicionamiento de los matones de la Concordancia.

Decenas de indignados ciudadanos se fueron aglutinando en las afueras del Comité. El resto de los Roubió llegaron poco después de que la partida marchara en dirección al club. Tanto Rodolfo, como Juan Carlos y Roberto, estaban encolerizados con Wilfredo por dejarlos afuera de la misión. Costa, Vera y Navarro trataron de calmarlos haciéndoles entender que los camiones con el resto de los fusiles estaban por arribar para completar la principal fuerza de choque. Que por fuera de la partida inicial, la futura columna sería determinante para la suerte de la operación. Un tanto más calmos se mezclaron con el resto comentando a viva voz los eventos conocidos hasta el momento.

-          En El Perdido fui testigo que algunos conservadores ya votaron cinco veces - afirmó Luís Fonseca -. Ese Ramoncito Vera tiene marcada una huella desde su casa hasta la Escuela. Sé que gente del partido ha vendido sus libretas, algunos por monedas, otros bajo amenaza de perder el empleo o algo más.
-          ¿Ese Vera tiene algo qué ver con usted Severo? - bromeó Navarro –.
-          Tendría que averiguarlo - respondió el imputado -, nadie se salva de un hediondo en la familia.
-          Lo que no entiendo - continuó Fonseca - es la razón por la cuál el sujeto recorre ese trayecto nueve o diez veces en cada acto eleccionario. Teniendo todo el mecanismo aceitado no hay razón para cuidar las formas. Inclusive me han comentado que no sólo va modificando su atuendo, en alguna ocasión se ha maquillado bigotes para aparentar distinta identidad.
-          Es que los conservadores son gente de prestigio mi amigo - ironizó Costa –.
-          La Policía desestima nuestras denuncias cagándose de risa - sentenció José Muguerza -, esto es peor que en el treinta y uno. No hay otra salida que encararlos como catango al sorete. Meter plomo a como de lugar interrumpiendo esta farsa antes que el transcurrir de las horas vayan otorgándole legitimidad a la jornada.

Mientras los debates continuaban en el casco urbano dorreguense, el grueso del piquete Radical estaba reunido en la Chacra La Nélida de Miguel Pinnel a treinta kilómetros de distancia prontos a partir rumbo a la ciudad en los dos camiones blindados, un Ford A y un Chevrolet, preparados para la oportunidad. Debido a las modificaciones el peso de los vehículos se había potenciado, a esto era necesario sumarle los dos galones de combustible adicional que portaba cada uno, más el peso de los fusiles, los pertrechos y la tropa; en consecuencia no menos de hora y media los separaba del ejido comunal. Maciel ya estaba al tanto de las primeras acciones conservadoras a favor del fraude. Varios ciudadanos se habían acercado hasta la chacra para informar lo que ocurría en los cuarteles cercanos. Razón suficiente para encarar el compromiso tal cual había manifestado en aquella convención de Bahía Blanca y ante el mismísimo Alvear. Bernabé Guzmán manejaba el vehículo que lo tenía como acompañante. Hombre serio y de pocas palabras Guzmán. Al igual que Maciel, hablaba lo justo y necesario siendo el estado del camino el centro de su atención. El resto de las huestes viajaban como podían. Algunos en la jaula, de pie, otros colgados de los estribos. Los blindados se bamboleaban al ritmo de la trocha y muy poco se podía hacer como chofer para acotar los sacudones. Desde la noche anterior estaba prohibida la bebida y no se podía fumar dentro de los camiones debido al combustible de reserva. La ansiedad de la cuadrilla multiplicaba su malhumor. Sin grapa y sin tabaco no había espacio para otra cosa que no sea tratar de zafar de la vacilación.

-          ¿Cuántos de nosotros estamos preparados para que nos zumbe una bala a centímetros de la cara? - preguntó Florencio Gómez mientras su cuerpo mantenía desdorosa verticalidad gracias al Máuser que le servía de apoyo –.
-          Ni vos, ni yo, ni el patrón lo sabemos - sentenció Guillermo Stuarts hijo -. Habrá quien encare como zorrino al tren y existirán aquellos que correrán como enano que perdió el circo. Ojalá nunca tengamos que comprobarlo. Esperemos que Juárez no nos obligue a demostrar lo que ignoramos, en ese sentido creo que estamos en desventaja. En su mayoría somos gente de trabajo, más cercanos a la pala y al machete que al fusil; enojados, pero poco acostumbrados a los actos heroicos. Tengo la extraña sensación que muy pocos de los que aquí estamos tenemos verdadera conciencia de los riesgos que se avecinan. No dudo que Maciel, Costa, Vera, Villalba, Navarro, Guzmán, los Roubió, Morales y algún otro tengan en claro las causas y las consecuencias de semejante operación. El resto navegamos entre el entusiasmo que impulsa la indignación y la ira que propone la ignorancia.
-          Le noto cierto pesimismo Guillermo - afirmó Florencio -. Lo veo ácido como mirada de suegra.
-          Hace poco leí del novelista Inglés Walpole que la vida es una tragedia para los que sienten y una comedia para los que piensan - sentenció Stuarts-. Otro escritor Británico, más precisamente Escocés, cuyo seudónimo era Saki, muerto muy joven en combate durante la guerra del dieciocho, afirmaba que la vida está llena de decepciones, suponiendo que el arte de ser feliz consistía en disfrazarlas de ilusiones. Creo que sobre estos camiones hay algo que tiene ver con ambos veredictos.

Pasado el mediodía el arribo de los camiones a la sede Radical fue recibido con sumo alborozo por la concurrencia. Se aguardaba con excitación e interés la palabra de Maciel. Todos sabían que era inevitable comenzar con las acciones de modo tal frenar la ignominia planificada por la Concordancia. Una auténtica muchedumbre desairada alternaba testimonios con señales dramáticas propias de estar en las puertas de las grandes decisiones.

-          Es momento de cumplir con el compromiso asumido y empeñado - voceo Juan Bautista Maciel silenciado con su impronta al bullicioso caos generalizado-  “El que tenga las bolas puestas que me siga carajo”

Haciendo caso omiso a las recomendaciones de familiares y del mismo Diputado Provincial Doctor Victoriano Estévez, el patrón comenzó a delinear la futura estrategia. Fue el justo momento en donde las aguas dividieron a los hombres de hondo valor republicano con aquellos de frágil juramento que veían inútil el sacrificio que exigía la empresa. Instante límite, de profundo dramatismo y discusión. Muchos emprendieron el camino de regreso a sus hogares imitando a quienes ya lo habían hecho evidenciando ausencia absoluta del valor individual para enfrentar la gesta.

-          Falsos como pésame de funebrero resultaron algunos - bramó Luís Goggi -.
-          No nos detengamos en ofensas - contestó Maciel -. Largos sermones mueven más los culos que los corazones, de modo que solamente les puedo decir sobre el asunto que todo hombre es trascendente, un grano solo no hace al granero pero ayuda al compañero. Necesito información de la partida que está en el Social. Debemos tener un panorama claro sobre lo que sucede en la zona del Municipio.
-          Si me lo permite patrón, me encargo del trabajo - se adelantó Navarro -.
-          De acuerdo - asintió Maciel -, vaya urgente y hable con Aage. Necesitamos datos sobre las posiciones que ocupan los hombres de Juárez, sobre todo de aquellas caras desconocidas de las que tanto se habla, y un resumen sobre el movimiento general de la manzana. Vaya advirtiéndole que la idea es tomar el municipio y retener la totalidad de las urnas a los efectos de anular los comicios para obligarlos a reiterar la jornada electoral con la presencia veedores oficiales.

*

Mientras esto sucedía don Gregorio Juárez ya se había anoticiado sobre los planes de los sublevados. Como bien sabía, la traición y la cobardía caminan juntas, de la mano, en consecuencia no le extrañó que un propio adherente Radical efectuara la primera jugada en beneficio de la Concordancia. Un tal Alfredo Miraglia se apersonó, a primeras horas de la tarde en dependencias policiales, para denunciar que el agricultor Diego Sinclair le había propuesto pasar por el comité Leandro N. Além con el objeto de retirar un Winchester y balas para salir a la ganar la calle de un momento a otro. El hombre se hallaba desarticulado emocionalmente, sudado y mugriento producto del viaje que hubo de soportar desde la zona de La Nélida. Asimismo aseguró sobre la existencia de una partida de adeptos a Maciel preparados para tales fines arribada desde los campos de los Pinnel, montada en dos camiones blindados artesanalmente, con no menos de cincuenta fusiles prestos para el entrevero. El dicente afirmó en su declaración que la denuncia la efectuaba para quedar libre de culpa y cargo descartando de ese modo tener relación alguna con el futuro conflicto.
El texto del declarante llegó inmediatamente de concluido a manos de Gregorio Juárez. El mismo Jefe de Policía Diógenes J. de Urquiza se la entregó personalmente en el despacho del Comité Conservador.

-          Hubo que cagarlo a bofetazos a este Miraglia para que se calle - afirmó el Comisario -. Pobre Maciel… Si cuenta con este tipo de gente esta yendo derecho al matadero.
-          Vamos a lo nuestro - ordenó Juárez -.  Además de los efectivos policiales quiero que estén apostados en la azotea de la Municipalidad: Burón Roca, Carmody y Fernández Long. Ustedes conocen a los cabecillas, de modo es necesario priorizarlos como blanco. Tres de los matones de Barceló deben ubicarse en los altos de la tienda de los Imperatrice. Al mismo tiempo quiero cuatro recursos más en la Iglesia distribuidos de la siguiente manera: El de mayor puntería en el atalaya que sirve de cobijo al campanario, los tres restantes en la explanada de entrada defendiendo los frentes del edificio municipal. El fuego cruzado los hará cagar en las patas a estos matungos. Quiero tres tiradores aquí, en el Comité. El resto, excepto dos, deben ser distribuidos en las cercanías de los centros de atención médica para controlar que ningún insurgente pueda ser asistido.
-          ¿Qué hacemos con la facción que está en el club Social? - Consultó el Intendente Claverie -.
-          Por la información que tenemos no deben ser más de cuatro o cinco revoltosos - afirmó Juárez -. Ese será tema exclusivo del Comisario Diógenes de Urquiza. Las fuerzas regulares deben atender y contestar toda provocación que parta del predio. Nuestros recursos especiales tienen la obligación de exponerse lo menos posible ante los ojos de potenciales curiosos. Zoizimo, antes de que vuelva a la calle, le informo que a usted lo quiero en la planta de la Municipalidad junto a los dos tiradores que nos quedan. Espero haber sido claro.
-          Si don Gregorio - asintió José María Pérez Bustos, alto dirigente conservador Bahiense que había llegado a Coronel Dorrego a primeras horas de la tarde -. Su plano lo muestra con claridad. De acuerdo al esquema defendemos la Municipalidad de modo cruzado, por medio de las fuerzas regulares acotamos la intrusión de los tiradores del club, con la distribución de nuestra gente tenemos vía libre para contestar toda intromisión callejera y además poseemos recursos que cubran toda posibilidad de reagrupación subversiva luego de un posible desbande. Es perfecto. Se van a tener que meter los cincuenta fusiles y los blindados en el culo.
-          Yo no sería tan soberbio mi querido amigo - moderó Cabello -. Tengo entendido que Aage Haugaard es quien está al frente de la partida del Social, hombre osado y terminante.
-          Entonces y para su tranquilidad vamos a reforzar el edificio de la Escuela – terminó admitiendo Juárez -. Diógenes, le ruego incluya algunos de sus subordinados en la planta del Colegio. Desde allí se tiene una buena perspectiva de la fachada del club. Hacer blanco no les será complicado, cuando menos para tenerlos a raya. No se preocupe Cabello, con los primeros tiros correrán más ligero que un purgado; si tenemos la suerte de embocar un par de caídos notables esto no durará más de media hora. Exceptuando ciertos infiltrados la mayoría de los radicales nacieron para cagones. Muerto Maciel, se acabó la rabia.
-           ¿Y luego don Gregorio? - inquirió el Intendente Claverie -.
-          Deberemos detener a cada sospechoso, haya intervenido activamente o no, descubriremos sus madrigueras y nada quedará sujeto al azar; luego serán las instituciones de la Nación las que tomarán riendas en el asunto. Nuestro poder judicial, con duras sanciones deberá desalentar cualquier atisbo de desorden constitucional para el futuro. Una de las batallas más importantes se librará en Coronel Dorrego. Nuestra derrota  sería el fracaso de una forma exitosa de hacer política, que ve en nuestra Argentina el potencial suficiente para liderar a toda la región. Importantes políticos y militares cercanos al eje nos miran con entusiasmo. No podemos ni debemos defraudarlos – concluyó Juárez -.
-          Malas noticias don Gregorio - interrumpió de atropello Zoizimo González viniendo desde el exterior del Comité - hirieron al Sargento Giusso en las cercanía de El Zorro. Se encuentra en el hospital con dos marcas de  Máuser en el lomo.
-          Nada más para agregar señores. Esta gente no merece piedad; han encontrado lo que buscaban tratando de alterar el orden establecido y atacando a un funcionario nacional de cualidades intachables como lo es nuestro muy estimado Sargento Alberto Giusso.

*
Los más se quedaron observando como se perdían los blindados entre las cuadrículas urbanas. De a poco el Comité Leandro N. Além fue despoblándose de vergüenzas ajenas; las grandes mayorías indignadas soportaron hasta el límite de su temple mientras la gravedad de la situación reconocía el análisis de los costos y los beneficios de la empresa. Maciel está loco afirmaban algunos, agregando que por su responsabilidad, en caso de ser derrotados, las persecuciones serían implacables por parte de las fuerzas oficiales. Pocos reparaban que la victoria dependía del grado de compromiso popular y que la cobardía jugaba a favor del mismo fraude que ellos decían combatir. Juan Bautista Maciel y una veintena de muchachos partieron a jugar su suerte cumpliendo el juramento asumido, no ya por los dichos en aquella Convención Radical, sino por obligación y dignidad ciudadana en defensa de la transparencia dentro del acuerdo social y democrático que cobijaba a la Nación. El derecho de participación no podía ni debía negociarse. Muchos de los que volvieron a sus hogares fueron silentes responsables de la epopeya de los caídos en combate, muertos y heridos, de los detenidos y torturados, de los perseguidos, de los que perdieron sus empleos, de los olvidados de siempre. No sólo fueron las balas conservadoras, fueron también las propias estructuras políticas formales y orgánicas, que ante el riesgo, optaron en proteger aquello que tenían por perder dejando para mejores aires eso de la integridad, la virtud y la nobleza.

*
-          Agáchese patrón que voy a salir a dar manija. Nos están cagando a balazos y este camión de mierda se viene a quedar justo acá - gritó Bernabé Guzmán enfurecido -. Baje la cabeza, hágame caso. Los muchachos de la jaula sabrán darme cobertura.
-          ... ¡No dejen de disparar carajo, que Guzmán está bajando! - ordenó Maciel -, mientras trataba de cubrirse y a la vez responder con su Winchester - . Vaya por abajo del camión, no se juegue al pedo hombre.
-          Esta es mi partida patrón - contesto Bernabé mientras abría la puerta -, el que no se tiene que jugar al pedo es usted. Cúbrase y déjese de dar órdenes de una buena vez.

Guzmán haciendo caso omiso a los zumbidos encaró sin complejos la delantera del blindado dándole manija hasta que el motor del ingrato volvió a reaccionar como si nada hubiera ocurrido. Deslizándose por debajo del camión volvió a su puesto de chofer mientras el cruce de balazos hacía imposible exhibirse valeroso. Aage y su gente, desde el club Social, hacían lo posible para mantener fuera de acción a los demás tiradores del régimen, cobijados en la Iglesia y en la Escuela, pero nada podían hacer contra los que estaban dentro de la Municipalidad. La ubicación de los edificios limitaba toda posibilidad de acción efectiva. Al mismo tiempo se vio a los Imperatrice escapar por los techos que daban a los fondos de la tienda, mientras Zoizimo González, dentro del edificio Municipal, caía víctima de un certero disparo en el cuello. Varios heridos en las jaulas de los blindados obligaron a converger en la esquina de Roca y la calle 22, quedando uno de ellos estacionado en la ochava mientras que el restante llevaba contusos rumbo al Sanatorio Estévez propiedad del Presidente del Comité Radical y Diputado Provincial. Este era el único centro médico no controlado por la Concordancia. Allí pudieron descender algunos de ellos para sus primeras curaciones, entre los que se encontraban Genaro Morales y Anastasio García, pasajeros de la jaula del blindado afectado por el desperfecto mecánico. Un par de rasguños no detectados en su momento obligaron a Bernabé Guzmán a descender del vehículo por expresa orden de Maciel. Un nuevo y generalizado tiroteo hizo fracasar toda posibilidad de reagrupamiento de las fuerzas sublevadas obligando dispersarse en la búsqueda de posiciones óptimas para la defensa de Aage y su gente.

-          Cubran al patrón que viene hacia acá. - gritó con desesperación Haugaard -. Apure la carga Malito que lo están cagando a silbidos. ¡Paren hijos de Puta, el hombre esta solo e indefenso!.... - llevando a cuestas sus duelos, sus traidores y pelotas, pensó –.

Es allí cuando Juan Bautista Maciel, Winchester en mano y ajeno de protección, decidió encarar como instancia suprema hacia el edificio del club Social, luego de advertirle a su compañero Carlos Villalba que procure cubrirse de la metralla vaticana, recibiendo casi al instante dos certeros impactos provenientes del experto tirador amparado en la torre de la Parroquia.
Su grito silencioso, póstumo y doloroso, sentenció el final de la aventura cívica.
La exposición de su cuerpo, huérfano e inerme en uno de los canteros de la plaza determinó el fin de la revuelta; la mayoría de los combatientes se dispersaron hacia los aledaños de la aldea perseguidos por las fuerzas policiales, el resto fueron detenidos in situ, inclusive los moradores del club Social que no dejaban de llorar frente a los despojos de su líder.  La batalla de Coronel Dorrego en pos de defender los derechos civiles y la libre determinación popular se llevó a cabo durante la muy británica hora del té y duró solamente treinta minutos. Además de Juan Bautista Maciel cayeron en combate sus más fieles y cercanos compañeros, los que lo amaban, los que respetaron sus silencios y fueron dolientes habitantes de sus más hondas tristezas: Carlos Costa, Severo Vera y Emilio Navarro.

Epílogo

A continuación se detalla el listado de ciudadanos que acompañaron a Juan B. Maciel en aquella tarde del 5 de Septiembre de 1937 ya sea en el interior de los blindados, en el club Social o sólo de a píe...

Carlos Costa
Severo Vera
Emilio Navarro
Genaro Morales
Anastasio García
Aage Haugaard
Wilfredo Roubió
Grialdo Leguizamón
Arturo González (alias Pancho Villa)
Manuel Guartara (alias Malito)
Rodolfo Roubió
Juan Carlos Roubió
Roberto Roubió
Felix Sergio Gómez
Silvestre Miranda
Florencio Gómez
Luis Fonseca
Bernabé Guzmán
José Liébana
Carlos Villalba
José Muguerza
Guillermo Stuarts (hijo)
Gervasio Fernández
Luis Goggi
Antonio Luis Costa
Y algunos pocos más que la crónica decidió olvidar...

La causa caratulada como Rebelión fijó competencia dentro del Juzgado Federal de Bahía Blanca a cargo del Doctor González Warcalde. Luego de sesenta detenciones efectuadas y entre denuncias de apremios, maltratos y torturas con la novel picana eléctrica, el 27 de octubre la Cámara Federal revocó el fallo del Juez calificando de Sedición los eventos consignados ordenando la inmediata liberación de los detenidos pendientes, entre partícipes necesarios y encubridores, ciudadanos que estaban alojados en los centros de Algarrobo, Bahía Blanca y Coronel Dorrego, modificando el tenor de las responsabilidades individuales. Así pues la Cámara Federal desestimó el alegato de la fiscalía que sostenía una clara intencionalidad de deponer al Gobierno Nacional. El cuerpo de abogados defensores estaba formado por:
Doctor Carlos E. Cisneros
Doctor Arturo H. Duprat
Doctor Eduardo González (hijo)
Doctor Roberto Isnardi
Doctor Germán E. Noetzly
Doctor Eduardo Murphi

En su alegato final justifican plenamente lo actuado por Juan Bautista Maciel y sus acompañantes dando causas y razones sobre lo sucedido teniendo en cuenta los siguientes términos: “Sólo llevaban una finalidad. Pedir. Procurar que las autoridades locales le garanticen al pueblo el derecho del sufragio conforme a las leyes vigentes. Sólo procuraban que, en su pueblo, se respetara el derecho político de sus ciudadanos. El fraude hecho sistema, Policías y civiles armados impidiendo el acceso del votante a los comicios, o en el interior del mismo, en el cuarto oscuro, obligando a votar bajo amenaza de muerte por la lista oficialista; secuestro de libretas, vuelco de padrones, expulsión de fiscales opositores, adulteración de actas, empleados atemorizados que realizaban el voto cantado en violación a la ley, y por último el cambio simple y llano de las urnas”.

29 de Diciembre de 1937

Ciento quince días después de la matanza del 5 de Septiembre y con masiva participación se celebraron los actos conmemorativos del cincuentenario de la creación del Partido de Coronel Dorrego. El Ministro de Obras Públicas Ingeniero José María Bustillo asistió en representación del Gobernador Fresco, los oficios religiosos estuvieron a cargo del Obispo Bahiense Monseñor Leandro B. Astelarra.
La comisión organizadora estuvo integrada de la siguiente manera:
Presidentes Honorarios: General Nicolás Accame, Comandante de la Sexta División del Ejército y Monseñor Leandro B. Astelarra, Obispo de Bahía Blanca.
Presidente: Doctor Raúl Sánchez Elías
Vicepresidente: Senador Gregorio Juárez
Vicepresidente Segundo: Miguel Pérez
Secretario General: Carlos Soneyra
Secretarios:  Dardo E. Cano
                     Doctor Armando C. Archenti
Tesorero:       Pedro Balade
Protesorero:  Doctor Francisco Pérez
Vocales:          Manuel Salgado Rueda
                       Doctor Juan Carlos Cabello
                       Presbítero Nicolás Ramos Ojeda
                       Diógenes J. de Urquiza
                       Ignacio G. Blanco (Presidente Asociación Española)
                        Vicente Colantonio (Presidente Asociación Italiana)
                        Kisa Abraham (Presidente Sociedad Sirio Libanés)
                        Alfredo Costa (Presidente Tiro federal)
                        Ceferino Pelaez (Presiente Cooperativa Agrícola)
                        Zacarías Uslenghi (Presidente Cooperativa de Oriente)
                        Antonio Linares (Presidente Centro Valenciano)
                        Adán J. R. Ter Linden (Delegado del Automóvil Club)

Además integraban la comisión con menores responsabilidades: Cristián Skou, Antonio del Río, Rogelio M. Enz, Lucas Viales y Juan Balade.
Tropas del Ejército y la Marina arribaron a Coronel Dorrego a primera hora del 29 de Diciembre. Por la Base Naval lo hizo el Capitán de Navío Mario Casari mientras que por el Estado Mayor del Ejército lo hizo el Coronel Ricardo Miró. Los actos se iniciaron con una misa de campaña oficiada por el Obispo Bahiense quien además bendijo el mástil donado por los ex alumnos de la Escuela número uno. Una vez finalizado el rito la comitiva se trasladó en caravana hacia Monte Hermoso, localidad balnearia incorporada al Partido de Coronel Dorrego en 1935 mediante un acuerdo de anexión de tierras que Juárez gestionó con las autoridades bahienses, procediendo allí a la colocación de la piedra basal del futuro Balneario de Coronel Dorrego. Monseñor Astelarra se encargó de bendecir las aguas.
A posteriori, en las amplias instalaciones de la Intendencia Municipal, el Senador Gregorio Juárez organizó un banquete en honor a los ilustres visitantes, siendo el orador principal a la hora de los postres. Se descubrió una placa en honor al General Julio Argentino Roca, momento en el cual el Presidente de la Comisión Raúl Sánchez Elías hizo uso de la palabra. Hubo exhibiciones gimnásticas, exposiciones de trabajos manuales, cócteles varios, servicio de refrigerio en la Intendencia, finalizando la jornada con un concurrido baile popular en la plaza.
Durante la mañana del día treinta se colocó la piedra fundamental en terrenos destinados a viviendas obreras. La lectura de las actas estuvo a cargo del Senador Gregorio Juárez, el párroco local Nicolás Ramos Ojeda bendijo el predio, en tanto el Intendente Claverie y su señora esposa Adela Cambiaso fueron los padrinos de la ceremonia. Posteriormente se habilitó el Salón de la Escuela de Bellas Artes y en la plaza principal la comunidad danesa donó una fuente alegórica. Nello Venturini agradeció en nombre de las autoridades municipales. Con un almuerzo popular en el Teatro Español y la posterior caravana de visitantes hacia la estación del Ferrocarril culminaron los actos protocolares diurnos. Los festejos propiamente dichos finalizaron por la noche con un gran baile popular en la plaza incluyendo el ornato de fuegos artificiales. Dichas jornadas fueron debidamente documentadas por parte de periodistas de todo el país, invitados para la ocasión. En ninguna de sus crónicas se hace mención sobre homenajes o recordatorios efectuados a los caídos durante aquellos aciagos días.
Cincuenta años después, para los festejos del centenario del Partido de Coronel Dorrego, el 5 de Septiembre no figuró dentro de las fechas a evocar en el marco conmemorativo según consta en el programa oficial difundido por el periódico La Voz del Pueblo de Tres Arroyos en su Álbum alusivo. Gobernaba por entonces a nivel Municipal el Doctor Osvaldo Aníbal Crego, mientras que el Presidente de la Nación era el Doctor Raúl Ricardo Alfonsín, ambos, caudillos e históricos dirigentes de la Unión Cívica Radical.

La idea que lo guió será en la muerte su manto
caro fue el precio del tanto, que aún perdido se ganó.
Por la patria se agitó su trágica tarde cruel
Vera, Navarro, tras él, Costa y Dorrego de adagio
sufragio al libre sufragio, con Juan Bautista Maciel.

Mario Valdez
Tres Arroyos - 1987

                                                                                                 


Fuentes Bibliográficas Consultadas


  • Ortiz. Reportaje a la Argentina Opulenta. Félix Luna. Editorial Sudamericana. 1999.

  • Álbum del Centenario del Partido de Coronel Dorrego. La Voz del Pueblo. Tres Arroyos. 1987.

  • Cien Años de Política en Coronel Dorrego. Nítido Santagada. Coronel Dorrego. Agosto 1987. Imprenta Encestando. Bahía Blanca.

  • Refranes, Dichos y Otras Yerbas. Kela Merino. Ediciones 11 de Mayo. Coronel Dorrego. 2008.

  • Crónicas y Testimonios de Nuestro Pasado Cultural 1887-1937 Berta Zubiri de Sillero. Banco de Dorrego. 1987.

  • Patria y Tradición en el Coronel Dorrego de los 30. Fabián Enzo Barda. Imprenta y Editorial Impacto. 2002. Coronel Dorrego.

  • Documentación. Profesor Rodrigo Terrón

  • Memorias y Testimonios de Alberto Eulalia. El Perdido. 2010 

  • Familia de Carlos Villalba - Familia Isasa






13 comentarios:

  1. Ohh que lindo!!! Genaro Costa era mi bisabuelo!!!

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    1. Mariana:

      Me alegra que le haya gustado el recuerdo. La novela se basa en el vivo testimonio de un Guisasolense de 90 años cuya memoria prodigiosa me ha permitido hilvanar cada momento de vividos en aquel entonces...

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  2. Y Gabriel Claverie era mi abuelo.

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  3. Que Gran Politico, los huevos bien puestos, las elecciones se ganan en las urnas, los golpes de estado tienen un final cantado. El mas grande GABRIEL CLAVERIE.

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  4. Te agrego un nombre a los hombres que iban con Maciel: Carlos Villalba; era mi abuelo. Hoy tengo 52 años; mis padres siempre me contaron esta historia desde que era niña y siempre me hizo sentir muy orgullosa. mi mamá era una de sus hijas

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    1. Monita... Ante todo gracias por tu atención. Te pido que si podés me enviés la historia de tu abuelo durante aquellos días. En dónde estuvo, si estuvo preso, si iba en los blindados etc. Mi intención es ncluirla en el texto. Sucede que tengo la idea de publicar en papel el año entrante y sería una picardía que un testimonio directo no sea incluido. Te lo dejo picando para que lo pienses. Un Beso y nuevamente gracias. Gustavo Marcelo Sala

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  5. Hola! Mi mamá se llama Lady Ethel Villalba; yo le conté lo que me contestaste.
    Ella me cuenta que mi abuelo estaba muy cerca de Maciel, durante el tiroteo; cuando Maciel estaba para el lado del Club, mi abuelo estaba mas cerca de la iglesia.
    A él fue a uno de los que Maciel le dijo: -Villalba ponete tras del árbol, porque estan tirando de la iglesia. Fue justo ante de que lo maten; cuando cruzaba para el club social.
    A mi abuelo se lo llevaron preso y lo golpearon. Mi mamá estaba jugando afuera a una cuadra, mas o menos, de la plaza y se subió a un auto, por los balazos que pegaban hasta en el frente de la casa.

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  6. Espero que te sirva. si se acuerda mas detalles te vuelvo a escribir.

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  7. Manteneme al tanto cuando lo publiques quiero comprarlo

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    1. Gracias por el relato. Te cuento que como podrás apreciar ya está incluido tu abuelo en la historia. Primero en el desenlace acompañando la muerte de Maciel y luego en la nómina de detenidos. Además en la referencias bibliográficas destaco la participación de tu familia en la obra. Saludos

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  8. Gracias a vos; es un honor ayudarte para que se sepa esa historia

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  9. unos de los que estaban afuera del comité radical cuando hablo Maciel un rato antes que lo mataran fue mi abuelo y mi papa ,que tiene ahora 91 años y se acuerda de los hechos, estuvo cuando repartieron las armas del camión chevrolet , esta mi abuelo en una foto con un vecino de apellido balbuena en una foto junto al cadáver de Maciel , los arboles que estaban perforados con las trayectorias de las balas fueron llenados de clavos para que no quede evidencia que tiraron de la iglesia .

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    1. Anibal..

      Me encantaría incluir el relato de tu abuelo y de tu padre en la historia. Sus nombres completos, las instancias por las cuales tuvieron que pasar. Tengo imágenes de la época, y sobre todo del 5 de septiembre de 1937, las mismas serán incluidas en el libro, texto que si Dios quiere y la economía me acompaña pienso publicar en una editorial de Bs As. En este momento está concursando en un certamen en el rubro Ensayo Historiográfico. Si me podés dar mayores precisiones sería fantástico. Como podrás comprobar esta historia tiene el fundamento de los testimonios de los pocos testigos vivientes y de muchos descendientes. La observo como un tarea colectiva, fuera de la hipocresía política reinante. Se habla de un épica que no le pertenecie a nadie, solo a ellos, sus protagonistas.. Abrazo y estoy a tu disposición.. Muchas gracias por tu atención. GUSTAVO MARCELO SALA

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